Reservado, solitario y con la mirada fría: así definen al asesino confeso de Manuela Chavero


El hombre de 28 años señalará a los investigadores el lugar en el que enterró el cuerpo, cerca de un abrevadero
María Cintado, amiga y vecina de Manuela: "Yo sospechaba de él y se lo dije a los agentes de la UCO"
El asesino confeso de Manuela Chavero está dispuesto a señalar a los investigadores del Grupo de Homicidios el lugar en el que enterró el cuerpo de la mujer, hace cuatro años. Cerca de su cortijo 'La Terrona', en la zona del Culebrín, donde suele montar a caballo. Hay unos abrevaderos. El hombre de 28 años, conoce a la perfección el terreno.
Eugenio Delgado, es agricultor y ganadero. Amante de los equinos y de los perros. En sus redes sociales pueden verse fotografías con cachorros y potros recién nacidos. También en comidas y barbacoas con sus amigos, aunque en los últimos años había dejado de ser tan activo.
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En Monesterio todos le conocen como "el de los cerdos". El joven ha reconocido estar detrás de la muerte de la mujer, de 42 años y madre de dos hijos. "Fue un accidente, me puse nervioso y enterré el cadáver", ha dicho. Aquella madrugada Manuela estaba sola en su casa, chateando con su teléfono móvil y nunca más se supo de ella. Podría haber estado un tiempo observándola.

De momento se muestra colaborador con los agentes de la UCO, que ahora tienen como principal objetivo localizar los restos de la víctima y así resolver este crimen. Las fuertes lluvias están retrasando el inicio de la búsqueda pero los agentes ya están preparados para rastrear el terreno con perros del servicio cinológico, especializados en restos biológicos. Después tendrán que excavar en el suelo y dejar todo retratado y por escrito, lo que les llevará varias horas.
Reservado e introvertido
Mientras, en Monesterio (Badajoz), a nadie le sorprende que el asesino haya sido uno de sus vecinos:"En el pueblo todos sabíamos que tenía que ser alguien conocido, alguien de aquí. Manoli no podía haberse ido así de repente", asevera Ignacio Velázquez, un hombre mayor, con gafas y una mascarilla, que era amigo del padre del detenido.
Manuela desapareció súbitamente de de madrugada. La puerta de su casa estaba abierta, no había sido forzada y las luces estaban encendidas. En la casa encontraron su teléfono y su cartera. No había signos aparentes de violencia. El asesino confeso vivía a 40 pasos de la víctima. Sólo les separaba una casa blanca.
Agentes del Equipo Central de Inspecciones Oculares (ECIO) del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil también van a inspeccionar el domicilio del acusado de homicidio, donde creen que acabó con la vida de la mujer, a la que pudo introducir por la fuerza. Después transladó el cadáver en su vehículo, que ha sido intervenido y se encuentra en el cuartel de Zafra, donde también permanece su propietario, que este viernes, por segunda noche consecutiva dormirá en los calabozos. El coche va a ser analizado en busca de pruebas. El presunto asesino había cambiado la tapicería.

Los más mayores conocían a su familia. "Desde pequeño había tenido problemas en el colegio, con los estudios. Mi hijo iba a clase con él. Es un chico muy reservado e introvertido. Los padres se separaron cuando era pequeño. La madre se fue con una hermana a vivir a otro pueblo y él se quedó con su padre, que murió hace pocos años y después una nueva pareja con la que había rehecho su vida", cuenta otro vecino.
Eugenio tuvo una adolescencia difícily malas experiencias con sus novias. Buscaba pareja en una red social y en páginas de contacto. Tenía antecedentes penales por hurtos y había sido denunciado por sus vecinos en algunas ocasiones.
María Cintado también vivía cerca de ellos y era amiga de la víctima. "Yo sospechaba de él y se lo dije a los agentes de la UCO. Aún así pensaba que un chico de 24 años no podía hacer esa barbaridad y luego seguir haciendo su vida tan normal, como si nada. Pero tiene una mirada agresiva, seria, que a mí me da miedo y yo me cambiaba de acera si me cruzaba con él", dice la mujer. Ella fue la última que habló con Manuela.