El mono de Grosjean que resistió 28 segundos de fuego se examina en un laboratorio de Alicante

El Instituto Tecnológico del Textil (AITEX) en Alcoy (Alicante) es uno de los pocos organismos acreditados por la Federación de Automovilismo para homologar los trajes de F1
Los trajes están compuestos de unas fibras sintéticas llamadas aramidas que se utiliza también en trajes aeroespaciales y ropa militar
Los trajes para los pilotos de Fórmula 1 se someten a rigurosas pruebas para comprobar su resistencia al calor y su durabilidad entre otros parámetros
Más que una segunda piel, los trajes que portan los pilotos de F1 son una coraza casi indestructible, diseñada para protegerlos del fuego y de graves lesiones cuando se produce un accidente durante la carrera.
Las propiedades ignífugas de estos monos salvaron la vida del piloto francés, Roman Grosjean, después de que su monoplaza se convirtiera en una bola de fuego tras sufrir un terrorífico accidente en el Gran Premio de Bahréin, celebrado el pasado domingo.
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Durante 28 interminables segundos, Grosjean, permaneció en el interior del coche, envuelto por el fuego. El casco, los guantes, los botines y sobre todo el traje, permitieron que saliera prácticamente ileso.
Uno de los pocos organismos acreditados por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) para homologar estos monos es el Instituto Tecnológico Textil (Aitex) ubicado en Alcoy (Alicante).
NIUS ha podido acceder a este centro de referencia en el sector textil, para conocer de qué están fabricados estos trajes y cómo se testan para ofrecer la mayor protección a los pilotos.
Tecnología militar y aeroespacial
Los trajes de los pilotos de F1 están fabricados con aramidas, unas fibras sintéticas que se utilizan hace años para fines militares y en el campo aeroespacial. Estas fibras se caracterizan por su gran durabilidad y una importante resistencia al calor, a las abrasiones y a los golpes.
Pero antes de que estos trajes sean utilizados por los pilotos, pasan una serie de rigurosas pruebas que determinan su resistencia al calor entre otros parámetros.
Para comprobarlo, equipan con estos trajes a los “burning mannequins” (maniquís ardientes) y los someten durante cinco segundos a una fuente de calor similar a la que tuvo que resistir el piloto francés Grosjean. “Le aplicamos una energía de 84 kilovatios por metro cuadrado y se produce una bola de fuego alrededor del maniquí para estudiar el límite de resistencia de los tejidos del traje”, explica Raquel Muñoz, Jefa de Innovación de Aitex.
A través de unos sensores incorporados en el maniquí, se registra el grado de resistencia en los diferentes puntos del traje y las consecuencias que habría tenido para el piloto. “Podemos comprobar las quemaduras que habría sufrido y si son de grado 1, 2 o 3”, señala Muñoz.
Con toda esta información, los investigadores pueden seguir trabajando para mejorar cada vez más la capacidad ignífuga de estas vestimentas.
En el caso de Grosjean, el traje soportó esa enorme fuente de calor durante medio minuto y solo sufrió pequeñas quemaduras en las manos y en los tobillos. “Además del traje los pilotos utilizan cremas, ropa interior, botines y guantes ignífugos para protegerles del fuego”, explica la investigadora. Precisamente en este instituto también realizan las pruebas para homologar los guantes que llevan en carrera. “En el caso de los guantes, además de la resistencia al calor, es muy importante que permitan a los pilotos manejarse con destreza para que conduzcan el coche con total seguridad”, señala Raquel Muñoz.