La gran ballena azul elige aguas gallegas para alimentarse y lo hace cada vez antes

Llegan buscando comida: sus movimientos migratorios desde las Azores a Galicia se deben a la riqueza del plancton en aguas atlánticas
Avistan una ballena azul de 22 metros cerca de las Islas Cíes
Lo normal es que lleguen a finales de verano o principios de otoño
15 horas de observación y más de 100 millas náuticas recorridas -unos 185,2 kilómetros- dieron por fin sus frutos y, ante el equipo de investigadores del Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI) de O Grove (Pontevedra), emergió de las profundidades un ejemplar adulto de unos 22 metros de una ballena azul -el animal más grande del mundo-, acompañado de un rorcual común, curiosamente el segundo animal más grande del mundo.
A lo largo de todo el año se realizan en aguas gallegas tareas de investigación. Los encargados de hacerlo son científicos del BDRI, "un centro de investigación del medio marino, dedicado al estudio y conservación de delfines, ballenas y aves marinas, así como a la formación académica de jóvenes investigadores", comenta su director y biólogo Bruno Díaz, uno de los espectadores de lujo.

Años de investigación que empiezan a dar sus frutos
El seguimiento de la ballena azul centra sus trabajos por ser una especie en peligro de extinción, "una especie rara y difícil de ver en aguas europeas", apunta Díaz. "Vienen a alimentarse a Galicia. Estos ejemplares avistados cerca de las Islas Cíes confirman ya su llegada a aguas gallegas, en donde se quedarán varios meses", prosigue.

Según un estudio publicado recientemente, los vientos del Nordeste mueven el agua de la superficie hacia el mar abierto, un agua rica en nutrientes que sube muy rica en plancton y microorganismos, pequeños crustáceos de los que se alimentan estas especies marinas. "Las ballenas se mueven hacia donde hay alimento, este avistamiento confirma los movimientos migratorios cada vez más pronto. Habitualmente sabemos que llegan desde finales del verano al otoño, pero no tan pronto como este año, es la primera que se avista en el mes de julio".
Una ballena azul acompañada de un rorcual común
"Normalmente -continúa Díaz- se desplazan en parejas, por lo que también es curioso ver cómo se desplazan juntas dos especies diferentes, una ballena azul y un rorcual común. Esto coloca las aguas gallegas entre las zonas más interesantes para el estudio de grandes ballenas y cetáceos. Galicia es la única zona de visita constante en Europa."

El equipo de investigación lleva cuatro años analizando también los efectos del cambio climático en estas especies y cómo puede afectarles. Conocer aspectos como sus movimientos migratorios son determinantes para mimar una especie en peligro y tienen claro que, "aunque en Galicia siempre ha habido ballenas, lo más habitual es avistar rorcuales comunes. Sus visitas están ligadas a su alimento, que depende de factores climatológicos."
El equipo liderado por el biólogo Bruno Díaz está esperanzado en la recuperación de esta especie, gracias también en buena medida, al parón en la captura de la especie ballenera.