“He cambiado el metro por la bici para ir al trabajo”, la revolución silenciosa de la nueva movilidad urbana

La disminución del tráfico en las ciudades ha provocado que muchos usuarios pierdan el miedo a circular en bici
Otra de las causas es el temor a contagiarse de la COVID-19 en caso de usar el transporte público
Sara ha aprovechado la crisis del coronavirus para empezar a ir al trabajo en bicicleta
Ocho de la tarde. Sara Quílez sale de su casa, en Vallecas, camino del trabajo. Lo hace en bicicleta, mientras recorre las calles casi desiertas de Madrid. Avanza, prácticamente sin tráfico, compartiendo espacio con algunos taxistas y repartidores. Disfruta sintiendo el aire en la cara durante la soledad del trayecto. Y se sorprende al descubrir el olor que desprende el Jardín Botánico tras superar la Estación de Atocha, algo que nunca antes había podido apreciar. Después de 11 kilómetros y 40 minutos, esta educadora social llega a su destino en el barrio de Chamberí. Por la mañana hará el camino de vuelta. Es su nueva rutina para moverse por la ciudad. Sara ha cambiado el metro por la bicicleta como medio de transporte para ir al trabajo. Lo ha hecho tras el estallido de la crisis del coronavirus.
“La curiosidad por la bici me venía picando desde hace tiempo, aunque por una cosa o por otra nunca me decidía. Yo al trabajo iba siempre en metro o en autobús. Y cuando el Gobierno decretó el estado de alarma lo vi como una oportunidad. Ir en bici al centro de Madrid sin contaminar y sin tragarme el humo de los coche”, explica Sara. “Además, la ausencia de tráfico me ha venido bien para familiarizarme con los recorridos del centro y sentirme segura”.

Que no haya habido coches ha hecho posible que yo dijera, pues sí, se puede ir al trabajo en bici
Vencer el miedo ha sido clave en la elección de la bicicleta para esta mujer de 42 años. “Que no hubiese coches ha hecho posible que yo dijera, pues sí, se puede ir al trabajo en bici. Y ahora, estoy convencidísima de seguir haciéndolo cuando vuelva la normalidad y me siento muy feliz por haber tomado esta decisión. Además, dejar de ir en metro reduce bastante el riesgo de contagio”.
Como ella, muchos han decidido en los dos últimos meses dejar a un lado el transporte público y pasarse a la bicicleta a la hora de acudir a sus puestos de trabajo. Carlos Pastor, portavoz de la asociación BiciNorte, apunta los motivos. “Por un lado hay mucha gente que por miedo a contagiarse en el metro se ha pasado a la bici. Y por otro, en cuanto se reduce el tráfico y hay menos coches, la percepción de seguridad para los ciclistas aumenta. Por eso estamos viendo estos días a tanta gente usando la bici”.
Con menos coches, más bicicletas
Los trayectos de Sara a su trabajo por las calles vacías de Madrid “han sido un regalo” para ella. Pero más allá de tener el Paseo de la Castellana “entero para ti”, lo más importante ha sido la reducción del tráfico en la ciudad y cómo ha influido en la elección de otros medios de transporte. Por ejemplo, el 25 de marzo, según datos del Ayuntamiento, descendió un 72% la movilidad en la almendra central con respecto a un día tipo.

“Mientras no ha habido desplazamientos en coche, la gente se ha animado mucho a ir en bicicleta”, asegura Pedro Díaz, portavoz de la asociación Pedalibre. “La situación que ha provocado el coronavirus es una oportunidad. Cuando le preguntas a alguien por qué no usa la bici, la mayoría responde que porque no se siente seguro. Ahora sí están seguros y eso hay que mantenerlo. Y la mejor forma de incentivar el uso de la movilidad sostenible es incidir en los aspectos que retraen al usuario. Por eso necesitamos infraestructuras específicas para las bicicletas, como carriles segregados y protegidos del resto del tráfico”, explica Díaz.
“La mejor forma para que la bicicleta se consolide, una vez que volvamos a la normalidad, es que las administraciones le quiten espacio a los coches y se reduzca la velocidad”, asegura Pastor, de la asociación BiciNorte. “Si se limita el tráfico en el centro de las ciudades a un máximo de 30 kilómetros por hora, esto se va a consolidar. Pero limitarlo de verdad. Con multas para aquellos que lo incumplan. También es necesario que aumenten los espacios en los que los coches no puedan circular. Hay que limitar los privilegios que tienen ahora mismo”.
El miedo al contagio del metro frente a las bicis
La otra gran razón del despegue de las bicis durante la crisis sanitaria es el miedo al contagio que despierta el transporte público. “Ahora, con el coronavirus, la normativa establece un máximo de dos personas por metro cuadrado en el metro”, explica Díaz, de la asociación Pedalibre. “Está claro que con esta limitación y el miedo al contagio, muchos dejarán de viajar en él, pero no los podemos meter a todos en el coche. Hay que fomentar el uso de las bicicletas”.

“Las últimas veces que fui al trabajo en metro lo hice de pie. No me senté en ningún momento y mantuve mucha precaución y toda mi prudencia. Yo no soy nada aprensiva, pero es que se reduce muchísimo el riesgo de contagio del coronavirus si evitas el metro”, afirma Sara Quílez. Las primeras semanas que fue al trabajo en bici, lo hizo con la de su hermana. Este lunes, cuando Madrid ha pasado a Fase 1, se ha comprado una nueva.
Consejos para los que empiezan
José Luis Gallego echa de menos ir al trabajo en bici. Lo hacía antes del coronavirus. Ocho kilómetros y medio por trayecto. Desde Valdeacederas hasta Ciudad Lineal. Ahora está teletrabajando. Él pertenece a la asociación Madrid Ciclista y lanza una serie de recomendaciones para todos aquellos que desde el inicio de la pandemia han elegido la bicicleta como medio de transporte para moverse por la ciudad.
- Ser visibes y previsibles
- Señalizar las maniobras
- Estar siempre en posición centrada en el carril
- Comportarse como un vehículo más.
- No preocuparse por ir despacio. La bici es un vehículo lento y no pasa nada.
“El miedo a los coches es legítimo, pero debemos perderlo. Y la propia comunidad ciclista debería dejar de fomentarlo. Lo que sí hay que tener es prudencia”, afirma Gallego. “Tenemos que ayudar a los quieren usar la bici para ir al trabajo a que aprendan a circular”. Su asociación ha puesto en marcha los BiciFindes. “Durante el sábado o el domingo los ciclistas que tenemos experiencia acompañamos a estas personas que están empezando y hacemos con ellos el trayecto hasta sus empresas. Les recomendamos las mejores zonas, las más seguras o las que mejor se ajustan a sus características“.

La bici olvidada en el trastero
Muchos de los nuevos usuarios han recuperado las bicis que tenían olvidadas desde hace años. “La gente se ha acordado de que las tenían guardadas en el trastero y ahora las están sacando todos”, explica Luis Vega, responsable de Naturawheel. Su empresa ha puesto en marcha un servicio de reparación a domicilio. “Acudimos a la vivienda del interesado y si es una puesta a punto básica o una reparación sencilla, lo hacemos allí mismo. Si no, la traemos al taller, la arreglamos y se lo llevamos de nuevo a su casa al propietario”.

Este servicio se ha duplicado desde que comenzó la crisis sanitaria. “Sí, se ha disparado. La gente tiene reparo a coger el metro o el bus y tiende a usar un medio de transporte unipersonal. No sólo bicis, también patinetes o bicis eléctricas. Lo que no sabemos es si esto va a durar en el tiempo o si es algo puntual”.
La gran duda
Y esa es la gran pregunta. El aumento del uso de la bicicleta, ¿se mantendrá con la llegada de la ‘nueva normalidad’?
“Ciudades como Valladolid o Zaragoza lo están haciendo muy bien”, cuenta Pastor, de BiciNorte. “Están cortando calles y limitando su uso para los coches. Y lo están haciendo de forma permanente. Ellos sí están haciéndolo bien. Pero en ciudades como Madrid, no tenemos mucha confianza”.
Desde la asociación Pedalibre también consideran “insuficiente” el anuncio del Ayuntamiento de la capital de abrir para peatones 19 kilómetros de calzada, correspondientes a 29 tramos de calles durante los fines de semana. “Hay que apostar en serio”, asegura Pedro Díaz. También critica que el Gobierno central “no haya habilitado partidas presupuestarias para promover el uso de la bicicleta. En Francia por ejemplo, han puesto dinero encima de la mesa para la construcción de infraestructuras. Diseños provisionales que se convertirán en definitivos. También se ha destinado dinero a incentivar la compra de bicicletas para aquellos que lo hagan ahora. Se está haciendo en toda Europa. Mires donde mires es muy palpable. Se están ampliando aceras y haciendo nuevas infraestructuras. Y aquí deberíamos de hacer algo parecido y ahora es el momento”, destaca Díaz.
¿Ha llegado la hora de la revolución silenciosa que muchos defensores de la bici anuncian? la forma en la que salgamos de la crisis sanitaria, tendrá la respuesta.