La historia de Concha y su hijo Pablo, con síndrome de Down, juntos de nuevo a pesar del COVID-19

Concepción Ochoa ingresó de urgencias por una neumonía el viernes pasado en el Hospital Gregorio Marañón
Su hijo Pedro Pablo Martín ingresó en el Hospital de La Princesa donde recomendaron su traslado
Lorena, la enfermera que cuida de esta madre y su hijo: "Desde ese día Pedro Pablo es más feliz"
Concepción Ochoa cuenta su historia postrada en la cama de un hospital. Es el Gregorio Marañón de Madrid, a donde llegó de urgencias el viernes pasado. Llevaba días con fiebre y dolor en el pecho. Su médico de cabecera pidió que le hicieran una placa en un pulmón y tras detectar que tenía una neumonía como consecuencia del coronavirus, decidieron ingresarla.
Pero ella tenía otra preocupación: sus dos hijos se habían quedado en casa solos, en el distrito de Moratalaz. Elías es el mayor y Pablo el pequeño. Padece síndrome de Down y también había empezado a presentar síntomas. "¡El virus, el virus, el maldito virus!", dice el chico desde la cama de al lado. Han sido los primeros pacientes con coronavirus con los que se ha hecho la excepción de reagruparles.
Pablo fue trasladado al Hospital de La Princesa dos días después de que ingresaran a su madre en el Gregorio Marañón. "Tenía picos de fiebre y como tiene menos defensas le llevaron allí porque tienen una unidad especializada para síndrome de Down, que los trata muy bien. Pero recomendaron que le trasladasen aquí para que estuviera cerca de mí, yo le pudiera atender y él estuviera más tranquilo", explica la mujer.
Los trabajadores del área de coordinación sanitaria comenzaron a realizar los trámites para que Pedro Pablo fuera trasladado en una ambulancia del Summa 112 y así pudiera recuperarse junto a su madre. Ahora están juntos, en la misma habitación, en el área de oncología. Lorena es la enfermera que cuida de madre e hijo. Ha notado la evolución: "Desde que él ha venido se encuentra mucho mejor, más tranquilo, más animado y atendido en todo momento. Muchísimas gracias porque desde ese día Pedro Pablo es más feliz", dice agradecida. Bajo su mascarilla puede intuirse una sonrisa.
Concha también quiere expresar su alegría: "Quiero agradecer a todo el personal su labor, su cariño y su entrega. Todos los días les aplaudíamos desde casa y ahora también les aplaudo virtualmente. Pido que sigan apoyando a los enfermos y realizando esa labor tan inmensa que están haciendo. Lo hacen con todo el cariño del mundo, que es lo que más importa en estos momentos y con una comprensión fuera de serie", apunta y para terminar lanza un mensaje de optimismo mirando a su hijo: "Verme a su lado le tranquiliza y yo sé hasta dónde él pueda llegar. Estamos muy contentos los dos. Espero que salgamos pronto y podamos volver a casita."