Ser abuelo en tiempos de coronavirus: conocen a su nieta a través de la ventanilla del coche


La madre, que es enfermera, llevó a la pequeña hasta el portal de sus padres para que la vieran
El coronavirus lo trastoca todo y más cuando se unen los dos extremos más vulnerables: unos abuelos y una recién nacida. Pero la madre de la pequeña, una enfermera de Barcelona , no quiso que sus padres se quedaran sin conocer a su nieta, eso sí con toda la seguridad posible.
Sara, que así se llama la madre, decidió camino de casa, dar una sorpresa a los abuelos a la salida del hospital. "Quise que al menos pudierais conocerla dos minutos, me conformaba con bajarais a vuestra portería y mostraros a vuestra nieta detrás de esas mascarillas y a través de una ventana sin poder tocarla" cuenta en Instagram.
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Ojos que besan y abrazan
Y así lo hizo. Pertrechados con mascarillas y guantes, los abuelos bajaron raudos a conocer a la pequeña India. Apenas dos minutos. A través de la ventanilla trasera del coche. Sin tocarla, sin besarla, sin olerla. Pero lo que podría haber sido un momento gris y triste se transformó en una preciosa escena.
"Nunca en la vida pensé que algo tan frío pudiera llegar a ser tan sumamente íntimo y cercano, he aprendido que los besos y los abrazos también pueden darse a través de la mirada" cuenta Sara, cuyos padres no pueden dismular la emoción a través de las mascarillas.
"Los besos y los abrazos también pueden darse a través de la mirada" (Sara, madre de la pequeña)
La joven no había contado a sus padres que estaba de parto, para que no se preocuparan."Quería evitarte el mal trago" asegura en su mensaje.
Se lamenta de que la abuela no ha podido tener "la foto de esa primera vez con su nieta en brazos" y lo peor es que sigue sin saber "cómo de suave es su piel, ni a que huele, créeme mamá, esta niña es de terciopelo".
Pero Sara es optimista, confía en que "ese abrazo llegará, llegará ese beso, esa caricia" y la situación que vivimos nos servirá "para valorarlo mucho más".
Los abuelos de India tendrán que esperar, solo un poquito más, para poder tocar a su nieta de terciopelo.