Atrapados en Australia: el periplo de 16.000 km para volver a casa con las fronteras de medio mundo cerradas

Vuelos a precios desorbitados, cancelaciones en el país de escala o visados caducados, algunos de los obstáculos de centenares de españoles en Oceanía
Los que deciden pasar el confinamiento allí se arriesgan a perder su trabajo en uno de los países más caros
Con 3.600 casos y 14 muertes, el impacto del COVID-19 en Australia es mucho menor que en España
Quien coge un vuelo de 21 horas con escala incluida para ir a Australia lo hace para vivir la experiencia de su vida. Salir de la comodidad de casa para estudiar inglés, descubrir la otra punta del mundo y conocerse a sí mismo. Julia García llegó a Sydney desde Barcelona en septiembre de 2019 y, aunque debería regresar en dos meses, está intentando volver a casa “de todas las maneras”: “No quiero pasar el confinamiento aquí”.
La Organización Mundial de la Salud clasificó el COVID-19 en la lista de pandemias el 11 de marzo y Estados de todo el globo empezaron a cerrar sus fronteras y a limitar su actividad, con la mirada puesta en China, Italia y España. El objetivo, evitar que esta enfermedad respiratoria golpee a sus ciudades como a estos países y Australia es un ejemplo de ello. Ha restringido la llegada de extranjeros, ha prohibido los viajes entre sus Estados y ha limitado el uso del espacio público, obligando a sus habitantes a mantener una distancia de seguridad de un metro y medio entre ellos para evitar aglomeraciones y contagios.
A pesar de que el Gobierno australiano no ha decretado el confinamiento obligatorio de su población, sí que limita su actividad, cosa que ha comportado el cierre de locales como bares, cafeterías y restaurantes, como en el que Julia trabajaba. Esta estudiante debe hacer frente a un alquiler de 4.660 dólares mensuales (un pago repartido con sus cuatro compañeros) y sobrevivir en un país con uno de los niveles de vida más caros del mundo: todo sin trabajar. Eso o conseguir uno de los pocos vuelos que salen de Sydney para volar al exterior. A ella le han cancelado varios, pero confía tener más suerte con el que acaba de comprar, programado para el 5 de abril. También que no se quede "por el camino", en el aeropuerto de escala, como muchos compañeros que conoce.
Julia: “Espero llegar al menos a Europa: a partir de ahí, se hace menos complicado llegar a casa”
Precisamente, algunas ciudades de escala como Bangkok, incluso, obligan a los viajeros a haberse sometido a un test de diagnóstico de coronavirus los últimos tres días y a llevar consigo un certificado que acredite no estar infectado, además de contar con un seguro que cubra gastos de la enfermedad hasta 100.000 euros. Ella hará parada en Singapur. “Espero al menos llegar a Europa, donde ya se hace menos complicado llegar a casa”, comenta Julia.
Ante esta situación, centenares de españoles que se encuentran con visado temporal en Australia han creado grupos de WhatsApp para coordinarse y sumar esfuerzos. Uno de ellos es Raúl Gallardo, que llegó a Gold Coast hace cuatro meses también para estudiar inglés y hasta finales de junio no debía volver a casa. Ahora, ha acudido a la Embajada de España, en la que ha recibido una respuesta que no le ha satisfecho: “Nos dicen que volvamos cuanto antes, pero que no nos repatriarán mientras haya vuelos comerciales... el problema es que los vuelos son tan caros que no los podemos pagar, además de que te arriesgas a que te lo cancelen y no te reembolsen el dinero”.
Según Raúl y Julia, algunas de las compañías que siguen operando, como Qatar Airways y British Airways, llegan a vender sus vuelos a 10.000 dólares, aunque explican que todos intentan conseguir los precios más bajos, que rondan los 3.000.
Raúl: “La Embajada nos dice que paguemos el primer vuelo que podamos, pero no podemos permitirnos esos precios”
Mientras tanto, otra amenaza inquieta a muchos de ellos. A medida que pasan las semanas y no consiguen volver, la fecha de caducidad del visado se acerca, por lo que, llegado ese momento, “podrías tener graves problemas legales”, en palabras de Julia. Es la situación en la que están a punto de encontrarse algunos de sus amigos en Australia, por lo que deberán pagar un nuevo visado si el Ejecutivo australiano no decide prorrogarlos a los extranjeros afectados por sus medidas.
En Sydney también vive Paula Sánchez y lo hace desde hace dos meses. Ella tiene más suerte que Julia y Raúl: trabaja en una tienda de ropa, una actividad económica que no se ha visto obligada a cerrar, por lo que económicamente podrá pasar estos meses de incertidumbre lejos de casa. Cada día habla con sus padres para explicarles cómo está, aunque eso no significa que ellos estén tranquilos: “Siempre les explico que no ha pasado nada alarmante, pero para ellos es difícil: estoy a 21 horas en avión de casa y no pueden hacer nada, estoy sola y lo pasan mal”. Aún así, Paula se siente más segura en Sydney que en España, donde la cifra de contagios y muertes aumenta día tras día y el Gobierno ha endurecido el confinamiento obligatorio.
Tanto ella como su compañero Álvaro Dotras se preguntan qué pasará si sus trabajos se ven obligados a cerrar y pierden sus sueldos las próximas semanas. De todas maneras, esperan “saber adaptarse a las situaciones que lleguen y sobrevivir: esto es nuevo para todos”.
Paula: “Mis padres lo pasan mal porque estoy aquí sola, pero me siento más segura en Sydney que en España”
“Incertidumbre” es la palabra que más repiten estos cuatro españoles. Un malestar al que la Embajada de España no da solución, por el momento. Julia asegura que allí le dijeron que “antes repatriarán a personas atrapadas en países subdesarrollados que a las que se encuentran en otros como Australia". "Aunque hayamos perdido nuestro trabajo y no tengamos dinero”, concluye.
El Ministerio de Asuntos Exteriores asegura ser consciente del “progresivo endurecimiento de las medidas que adoptan los países” del Pacífico y que “demoran la salida de aquellos españoles que intentan regresar”. También insiste en que está avanzando “en la búsqueda de soluciones para cada caso” y facilita algunas formas para solicitar la ampliación del visado en caso de que caduque mientras tanto.
❗️Seguimos trabajando en contacto con las aerolíneas comerciales que operan desde 🇦🇺 reuniendo los datos de aquell@s que tenéis problemas con ✈️ de regreso a 🇪🇸
— Embassy of Spain in Australia (@EmbajadaEspAust) March 29, 2020
➡️Si has cumplimentado el formulario online colgado en nuestro perfil, te contactaremos proponiéndote una solución ✅✈️ https://t.co/de7GEy85mk
Por el momento, el Gobierno ya ha puesto solución a retornos desde Italia, Irlanda y otros países de Centroamérica e Iberoamérica. Aún no de Oceanía, por lo que los centenares de españoles que ya presenciaron los incendios de Australia de finales de 2019 y principios de año, ahora afrontan el reto que les supone la pandemia de coronavirus, y lo hacen a 16.000 km. de sus casas. Todos coinciden en la gran experiencia que han vivido en la otra punta del mundo y más de uno promete volver aunque, según indica Álvaro, “este no ha sido el mejor año para venir a Australia”.
Australia registra 3.635 casos confirmados de coronavirus y 14 muertes, según cifras de la Organización Mundial de la Salud a 28 de marzo de 2020.