La policía desaloja a varios activistas de Greenpeace por bloquear el acceso a Madrid Central

Activistas de Greenpeace han cortado la calle Alcalá para exigir que las restricciones de tráfico en el centro continúen activas.
Desde hoy y hasta el 30 de septiembre habrá avisos pero no multas por entrar en Madrid Central
Los coches han vuelto al Barrio de las Letras tras casi 15 años de restricciones
Unos 17 activistas de la ONG Greenpeace han cortado a primera hora de la mañana el acceso a Madrid Central desde la Calle Alcalá, justo al lado de Cibeles, donde está la sede del Ayuntamiento. Varios de los activistas permanecieron encadenados en mitad de la calle más de una hora. La Policía Municipal ha procedido a desalojarlos, arrastrándolos hasta la acera. Todos han sido identificados y multados.
Martínez Almeida: "Madrid Central ha sido un fracaso según datos objetivos"
Era su protesta por la entrada en vigor de la polémica moratoria de multas en Madrid Central. A partir de hoy, 1 de julio, y hasta el 30 de septiembre podrán entrar en Madrid Central todos los coches, por muy contaminantes que sean. Hasta ahora el acceso de vehículos privados estaba limitado.
Medida transitoria
El nuevo Ayuntamiento ha dicho que esta es una medida transitoria mientras se revisan los sistemas de control de acceso. Dicen que ponían “de manera errónea” ocho de cada 10 multas. Además insiste en levantar el veto a Madrid Central. "Madrid Central ha sido un fracaso", ha asegurado Martínez Almeida. El sucesor de Manuela Carmena en la alcaldía ha sostenido que los "datos objetivos" demuestran que los niveles de contaminación en el primer trimestre de 2019, con las restricciones en vigor, han sido mayores que la media de los ocho años anteriores.
Lo peor ha sido la calle Hortaleza, estaba completamente parada
Pero un informe Ecologistas en Acción elaborado a partir los mismo datos destacaba el pasado mes de mayo que los niveles de NO2 (Dióxido de Nitrógeno) en el perímetro habían descendido un 48% con respecto al año anterior y el documento concluía, además, que no se apreciaba el efecto frontera en las zonas limítrofes donde, por lo general, la contaminación también bajaba.
Protestas y atascos
El primer día de la moratoria ha empezado con protestas y atascos. Muchísimo tráfico en la almendra central. En barrios como el de Letras, Cortes y Embajadores llevan sin casi coches desde 2005. Hoy era el primer día desde hace 15 años, que se ha abierto la veda a todos los vehículos. Recordemos que las zonas de Área de Prioridad Residencial de Lavapiés, Huertas, Ópera y Embajadores, se establecieron en 2004 y 2006 durante el mandato de Alberto Ruiz-Gallardón y otras en 2015 mientras era alcaldesa Ana Botella. La última en incorporarse fue la zona de Gran Vía la zona el pasado 30 de noviembre con Manuela Carmena como alcaldesa.
Hablemos de Almeida pero en estos coches va gente, gente que tras tanta pedagogía no ha dudado en pillar el coche para entrar en el centro el primer día sin multas en Madrid Central. Hablemos de ellos y no les exculpemos, please (esto es la entrada a Plaza España ahora mismo) pic.twitter.com/yKReQnMnyF
— Belén Remacha (@belenremacha) 1 de julio de 2019
Vecinos enfadados
“Bueno yo puedo pasar porque vivo aquí pero ya he visto a varios coches que se lo han saltado a la torera”, dice un vecino de la calle Huertas de Madrid al entrar en su garaje. Realmente no se han “saltado” nada, la moratoria impuesta por el Ayuntamiento de Madrid lo permite. “Yo me he arriesgado y de momento genial. Venir en coche a la calle Huertas es una pasada”, dice el conductor de un Peugeot 205.
Llevo toda la mañana sorteando coches con el carrito de mi hijo
Hay opiniones para todos los gustos aunque la mayoría de vecinos están en desacuerdo con esta moratoria. “Me parece que vamos para atrás como los cangrejos, yo iba por el medio de calle y sin mirar atrás, hoy ya me he llevado algún susto de la cantidad de coches que he visto, asegura Arturo vecino del Barrio de la Letras. “Llevo toda la mañana sorteando coches con el carrito de mi hijo, es indignante, espero que se solucione”, dice otro vecino.
Pilar, propietaria de una tienda de antigüedades asegura que tiene el corazón partido. “A mí me viene mejor que la gente venga en coche a mi tienda así se llevan más cosas, pero como ciudadana esto es horrible por la contaminación”.
“Todos las ciudades europeas tienden a la peatonalización de la zona centro y Madrid va al revés. No entiendo nada”, asegura muy enfadada otra vecina del barrio. Los taxistas también han notado que hoy hay más coches. “¿Qué si se ha notado?, llevo 15 minutos parado en esta calle (es la calle del Prado una de las peatonales del Barrio de las Letras). Esto es la locura”, asegura un taxista.

“Normalmente llego aquí a las 11:00 y hago el último reparto, hoy son y media y me quedan tres por hacer. Lo peor ha sido la calle Hortaleza, estaba completamente parada”, asegura Pedro Luis, un transportista que solo puede acceder a la calle Huertas hasta las 11:00 de la mañana.
Piquetes informativos
Voluntarios de la Plataforma en Defensa de Madrid Central han estado toda la mañana en varios piquetes informativos concienciando y recordando que Madrid Central sigue en vigor con o sin multas, y han animado a los ciudadanos a seguir utilizando el transporte público y evitar ir al centro en coche. “La mayoría de los coches han cogido la información pero ninguno ha dado la vuelta”, asegura Carmen una de las voluntarias. “Espero que Madrid tenga cabeza”, dice.

Europa vigilante
El pasado 18 de junio el comisario de Energía y Clima de la Comisión Europea, el popular Arias Cañete advirtió de que podría haber sanciones a España si la paralización de Madrid Central se traducía en un aumento de los índices de contaminación. Desde el Ministerio de Transición Energética también se ha criticado la medida tomada por Martínez Almeida. La ministra en funciones Teresa Ribera ha tildado de “absurdo” el debate sobre la eliminación de Madrid Central y en la misma línea se ha pronunciado el director general de Tráfico, Pere Navarro, que ha criticado la posibilidad de que se suprima la medida porque se haría “el ridículo y nadie en Europa lo entendería", ha sentenciado.