La gran desventaja de los test rápidos del coronavirus: dejan escapar al 30 % de los contagiados

Los test rápidos tienen una fiabilidad entre el 60 y el 70 %, mucho menos que las PCR
Algunos hospitales madrileños aseguran que seguirán utilizando las pruebas tradicionales porque "los test rápidos no son fiables"
Los han empezado a recibir en las últimas horas. Los hospitales y centros de salud de toda España ya comienzan a tener en su poder los test rápidos para detectar la infección por coronavirus. Son 640.000 los que ha comprado el gobierno español, que ha encargado otros seis millones más.
Pero la llegada masiva de estas pruebas “no será la panacea” según los profesionales sanitarios. Hasta cuatro hospitales madrileños, consultados por NIUS, aseguran que “aunque tengamos los test rápidos seguiremos haciendo las PCR porque los otros son menos fiables”. Son complejos hospitalarios que tienen laboratorio propio y que, por tanto, cuentan con más posibilidades de continuar usando las pruebas tradicionales para detectar el coronavirus. Las PCR (las siglas en inglés de Reacción en Cadena de la Polimerasa) son más costosas, más lentas y más laboriosas de hacer, pero también mucho más fiables que los test rápidos.
Y esa es la razón por la que varios profesionales sanitarios madrileños aseguran que en sus hospitales seguirán realizando las pruebas de detección originales. “No vamos a mandar a casa a gente negativa que en realidad es positiva para que sigan contagiando a otros”.
La fiabilidad de las PCR y la de los test rápidos es muy diferente. Mientras que la sensibilidad de los primeros se sitúa en torno al 95 %, la de los segundos se mueve entre el 60 y el 70 %., aunque algunas fuentes aseguran que podría ser bastante más bajo. Las nuevas pruebas son menos fiables pero mucho más rápidas (15 minutos frente a un mínimo de cuatro horas), más baratas y no necesitan laboratorio.
“Lo que hay que valorar es si a pesar de la menor fiabilidad, son o no una buena opción”, asegura Miguel Álvarez, responsable de Diagnóstico Molecular de la farmacéutica Roche Diagnostic. “Tenemos que asumir que de 10 contagiados se nos pueden escapar tres o cuatro con estos test rápidos, pero es un mal menor porque la otra opción es que sigamos sin hacer pruebas masivas y así se nos están escapando todos”.
Son complementarias, no excluyentes
Para Álvarez los test rápidos y las PCR “son complementarias, no son excluyentes y tal y como está la situación en España, cualquier técnica que nos permita detectar a más contagiados será bien recibida. Todos los sanitarios prefieren las PCR pero sólo con ellas no podremos tener una visión real del grado de contagio de nuestro país”.
Salvador Peiró, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, asegura que “los PCR son mucho más fiables, pero los test rápidos pueden ser una buena opción en poblaciones con una prevalencia de infectados alta, como pasa ahora en la Comunidad de Madrid”.
Hasta ahora España ha estado utilizando las PCR como única prueba para detectar el coronavirus pero los laboratorios que las realizan están desbordados. De ahí que vayan a compartir espacio con los nuevos test.
¿Cómo se realizan los test rápidos?
Se obtiene una muestra nasofaríngea (secreciones de la parte superior de la garganta) del paciente y se coloca sobre una tira que detecta si esa persona ha desarrollado anticuerpos contra el coronavirus. Por tanto, determina si el paciente está o ha estado infectado. Funciona de forma muy similar a las pruebas de embarazo. Las tienen que hacer el personal sanitario pero son muy sencillas de realizar. En unos 10 minutos se consiguen los resultados.
¿A quién se le hará estas pruebas?
Hay que hacérselas a personas que tengan síntomas. Además, el gobierno ha anunciado que la prioridad será el personal sanitario y los ancianos de las residencias de mayores. Pero debido a su poca complejidad, se le podría hacer a cualquiera persona sospechosa de estar contagiada. Incluso en su propia casa.
¿Qué esperan las autoridades conseguir con estos test?
El gobierno pretende mejorar el cribado en la población y limitar las pruebas de PCR sólo a aquellos pacientes que, con sintomatología, den un resultado negativo mediante los test rápidos. Eso permitiría liberar profesionales y recursos en el Sistema Nacional de Salud.