Dixie, el incendio que arrasa pueblos enteros en California y nadie puede apagar


Decenas de helicópteros y más de 6.000 efectivos luchan contra el fuego que ha arrasado ya 200.000 hectáreas
Las llamas han devorado por completo el histórico pueblo de la fiebre del oro de Greenville
La causa del incendio sigue bajo investigación, la empresa ha dicho que pudo haber comenzado cuando un árbol cayó sobre una de las líneas eléctricas
El incendio forestal 'Dixie' se ha convertido ya en el segundo más grande en la historia de California, en Estados Unidos, tras haber arrasado hasta ahora unas 2000.000 hectáreas, y haber destruido más de 400 casas y negocios, mientras decenas de helicópteros y más de 6.000 efectivos hacen lo imposible para intentar tomar el control de la situación.
Desde el 14 de julio han ardido cerca de 200.000 hectáreas, una superficie superior a la provincia de Guipúzcoa, y por el momento solo se ha controlado el 21% de su extensión. Solo el incendio del año pasado en agosto de 2020, que consumió más de un millón de acres, fue más grande.
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El incendio ha destruido por completo la histórica ciudad de la fiebre del oro de Greenville. Las llamas la han devorado por completo y ha arrasado más de 400 estructuras, prácticamente todo el centro de este antiguo pueblo minero a unas 160 millas al norte de Sacramento. También ha arrasado los condados de Plumas, Butte, Lassen y Tehama, que han tenido que evacuar a miles de residentes de estas pequeñas comunidades. El fuego aún amenaza la seguridad de unas 14.000 viviendas, comercios e industrias.
Hasta el momento, no se han atribuido muertes al incendio forestal. De momento hay cinco personas desaparecidas, según la Oficina del Sheriff del condado de Plumas.
Desde el 14 de julio
La tragedia estalló el pasado 13 de julio cerca de una estación de servicio de la empresa Pacific Gas and Electric Co (PG&E), en Feather River Canyon. La investigación llevada a cabo por la compañía sostiene que podría haber sido causado por la caída de un abeto sobre el tendido eléctrico y tampoco descarta su responsabilidad en el fuego bautizado como 'Fly' que se produjo nueve días después y que finalmente se fusionó con 'Dixie', así como un incendio forestal separado en Magalia, sofocado el 14 de julio tras consumir diez hectáreas.
A pesar de las mejores condiciones climáticas, las dotaciones de Bomberos se mantienen en alerta ante la posibilidad de que la situación empeore, debido no solo a la climatología históricamente seca de la región, sino también a la posibilidad de que se vuelvan a producir los acontecimientos del miércoles, cuando el fuego rebasó las líneas de contención y destruyó la pequeña comunidad Greenville.
Las autoridades luchan a contrarreloj para intentar controlar la situación mientras las condiciones climatológicas le sean favorables, aunque adelantan que la situación comenzará a cambiar a principios de semana, con altas temperaturas por encima de lo normal.
"Va a hacer calor, va a hacer sol y el viento va a soplar... Así es la vida en el norte de California", ha dicho el portavoz del Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California, Rick Carhart. "Así que mientras tengamos este clima favorable, lo aprovecharemos y haremos todo lo posible para adelantarnos al juego lo más que podamos antes de que el clima se vuelva contra nosotros".
Durante el fin de semana, cuatro bomberos han resultado heridos después de que les cayera la rama de un árbol este sábado, uno de los cuales continúa hospitalizado, aunque su situación es estable. Por otro lado, cinco personas permanecen desaparecidas.