Los ecologistas denuncian que el alcalde de Madrid tergiversa a su favor las mediciones de Madrid Central

El alcalde del PP utiliza plazos equívocos para valorar el impacto de la medida
La decisión del nuevo gobierno popular de la capital de no multar por acceder en coche a la zona de Madrid Central (una extensión de 4,7 kilómetros cuadrados restringidos al tráfico privado) ha provocado un debate entre partidos políticos, ecologistas y ciudadanos sobre la efectividad de la medida estrella de la anterior alcaldesa, Manuela Carmena.
La guerra de los datos
El nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, está empeñado en demostrar el fracaso de la medida. Ha publicado un tweet en el que afirma que, desde que entró en vigor Madrid central, no sólo no se han reducido, sino que han aumentado las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2), el contaminante procedente de los tubos de escape por el que Europa nos ha dado un toque de atención (con amenaza de multa).
No voy a aceptar ni una sola lección de la izquierda en la lucha por la calidad del aire. En los 4 años de Carmena y en los 9 meses de Madrid Central, la contaminación ha aumentado en 19 de las 24 estaciones de medición de la ciudad de Madrid. Aquí están los datos. pic.twitter.com/FjOwooM3dU
— José Luis Martínez-Almeida (@AlmeidaPP_) 3 de julio de 2019
Pero los datos hay que ponerlos en contexto
En su tweet, Martínez Almeida afirma que es el balance de los nueve meses desde que entró en vigor la medida. Para Ecologistas en Acción, una de las principales organizaciones defensoras de Madrid Central, este plazo de tiempo es incorrecto. Su portavoz, Juan Bárcena, recuerda que la medida entró en vigor el 30 de noviembre, es decir, no hace nueve meses, sino siete. Pero no sólo eso: Bárcena cree que la medición de su impacto sólo puede hacerse desde que entraron en vigor las multas, el 16 de marzo.
De hecho, según un informe que acaban de publicar (basado en datos oficiales), el segundo trimestre de 2019 ha sido el de más baja contaminación desde que se tiene registro en la estación de la Plaza del Carmen (la única situada dentro de Madrid Central)

¿Y los efectos sobre el resto de la ciudad?
En su tweet, Almeida afirma que la contaminación ha aumentado en 19 de las 24 estaciones de medición de la ciudad de Madrid. Eso es cierto, pero a medias. Es verdad que en los tres primeros meses del año, inusualmente secos, los niveles de NO2 aumentaron en toda la ciudad. Pero a partir de abril, con una situación meteorológica similar, pero ya con las multas en efecto, la contaminación disminuyó en Madrid Central y sus alrededores.

Atención: Según Ecologistas en Acción, los datos muestran que el efecto de Madrid Central va más allá del centro urbano, también en el entorno más cercano a la zona restringida, y revela que los datos son peores en las estaciones más alejadas (como Barajas o Las Tablas).

"Estamos como antes de Madrid Central".
Así de contundente se muestra el portavoz de Ecologistas en Acción. Según Juan Bárcena, "la media mensual en abril fue de 22 microgramos por metro cúbico de NO2 en la estación de la Plaza del Carmen, en mayo fue de 23, pero ya en junio repuntó a 26, por culpa de lo que llamamos `efecto Almeida´, que se empezó a notar en la última semana". Según sus datos, en estos dos primeros días de julio (ya sin multas), la contaminación se ha disparado. "A pesar de que hay menos movilidad (ya no hay colegios y hay más gente fuera por vacaciones), el 1 julio se registraron 39 microgramos y el 2 julio ya 37 microgramos. El nivel medio diario que no debería superarse es 40 microgramos". La estación de Plaza del Carmen nunca superó esa media en este último trimestre (el registro marcó 35 microgramos)
No son sólo las multas
Ecologistas en Acción insiste en el poder disuasorio de las sanciones, pero afirma que se está instalando una nueva cultura de movilidad urbana. "No todo es achacable a Madrid Central -dice su portavoz-, pero sí el debate que ha propiciado porque se ha puesto en la primera línea la movilidad. Antes, la reducción del tráfico y el aumento del uso del trasporte público sólo dependía de la capacidad económica de los usuarios. En los últimos dos años se ha producido una situación nueva no ligada a la situación económica".