"Estoy desquiciada y solo llevamos dos días". Es una de las miles de quejas que se repiten en los chats de padres que echan humo desde que se decretó el cierre de los colegios e institutos en la Comunidad de Madrid para evitar el coronavirus. Su hijo tiene solo cuatro años, está matriculado en un colegio público en el centro de Madrid, y cada día, a primera hora de la mañana, ya le están mandando una lista entera de tareas.
"Tres canciones para escuchar, repasar las letras trabajadas subrayándolas en tres poemas, localizar las vocales por las que empieza cada dibujo, una serie de matemáticas, nombrar animales que empiezan por la e... Y encima recomendaciones para que se entretengan como recortar o hacer bolitas", se queja Elena, madre de otro alumno de infantil. "Es imposible teletrabajar y ayudarles con las teareas. Al final me van a suspender en el trabajo y en el colegio", se lamenta.
"Mi sensación es que no llego a todo", asegura Pilar, madre de una niña de primaria y dos mellizos en infantil. "Está situación es excepcional para todos, pero la peor parte nos la estamos llevando los padres. Nos vemos obligados a sacar adelante nuestra jornada laboral y con tantísimo volumen de deberes, también la jornada de los profesores: tareas y explicación de temas a tres niños, cada uno con sus necesidades, sus dudas y su falta de autonomía debido a que estamos haciendo deberes de lecciones no impartidas. En conclusión: los niños salvarán el curso, los profesores recibirán a los niños con materia avanzada. ¿Y, nosotros, los padres?", se pregunta.
Isabel, madre de dos niños de seis y nueve años, está en las mismas. Lleva dos días teletrabajando y cuidando a sus dos hijos a la vez. "Esto es la triple tarea: la del trabajo, la del hogar, la de los niños, y limpiar... ya no sé ni cuándo", asegura. Y añade: "Esto va a ser muy duro y se va a hacer muy cuesta arriba. No puedo estar pendiente todo el rato de si hacen los deberes o no porque yo estoy aquí para teletrabajar. Bastante que paro para ponerles el desayuno, la comida o ayudarles cuando me necesitan", reconoce.
Cada mañana Juan, en cuarto de primaria, recibe por mail un saludo muy cariñoso de sus profesoras. "Buenos días, espero que estéis bien. Hoy vamos a repasar los verbos. Os pongo por aquí unos ejercicios y en un rato os mando un vídeo corrigiéndolos". Y así se sucede la jornada, lo más parecido a asistir a clase, pero en vez de en el colegio, en casa. El horario, con sus asignaturas correspondientes, se trata de cumplir a rajatabla.
"La verdad es que algunos profesores se lo están currando un montón", señala María, madre de Juan. "Debe ser muy difícil dar clases sin niños en el aula, pero para los padres es un trabajo enorme. Son pequeños para organizarse solos y hay que estar ahí echándoles una mano, porque sino es imposible. Yo he tenido que pedir trabajar por la tarde para ayudarles por la mañana con las tareas", añade.
Ana, madre de dos hijas en segundo de la ESO y tercero de primaria reconoce que está agobiadísima. "Me paso la mañana corriendo de una habitación a otra, entre Física y Química y 'mamá explícame el condicional". A las 10 de la mañana su colegio concertado cuelga online todas las tareas que hay que hacer para ese día de todas las asignaturas. Según las van terminando, se las tienen que mandar a los profesores para que las chequeen. "Las niñas están nerviosísimas. Primero, porque es una manera nueva de trabajar y segundo, porque están encerradas en casa y quieren salir para quedar con sus amigas. Les tengo que repetir tres o cuatro veces al día por qué están encerradas... parece que lo entienden, pero al rato me vuelven a preguntar si pueden quedar con Jimena para ir a ver River Day (una serie para adolescentes)", cuenta Ana.
Casi todos las madres preguntadas para este reportaje coinciden en algo: es una situación muy difícil para todos, para los padres, pero también para los profesores y para los niños. "Al final la postura que yo he tomado es que haremos lo que podamos. Cuando pueda, intentaré ayudarles, pero sin agobiarme yo ni agobiándoles a ellos", asegura Teresa, madre de Iván y Eduardo, en primero y tercero de primaria.
"Les mandan una batería de deberes y a pesar de que dicen que es para que lo hagan de manera autónoma, es muy complicado, porque siempre te preguntan dudas y veo que ellos solos no pueden hacerlo", señala. "Tanto si tienes que teletrabajar o ir a la oficina es muy difícil que te puedas poner con ellos, pero por otro lado comprendo que ante esta situación excepcional no pueden dejar a los niños sin hacer nada, porque no sabemos si esto va a durar 15 días o un mes. Y aunque durase 15 días, cuando vuelvan si no han hecho nada, es como perder el curso", añade Teresa.