Alumnos, ante la Selectividad: "Entre la mascarilla y el calor de julio, va a ser un agobio"


Esta edición, que se estrenó la semana pasada en Navarra, es la más atípica de los últimos años: los alumnos llevan mascarilla y el examen es más flexible a la hora de responder las preguntas
A solo unos días de enfrentarse al examen de Selectividad, raro es el día que María Ángeles, madrileña de 18 años, no sueña con la prueba. "Hoy me he despertado a las tres de la mañana pensando en un tema de Literatura", asegura agobiada. A Alba, también madrileña, con 18 años recién cumplidos, ya no le quedan fuerzas: "Me quiero quitar este peso de encima, me ha estirado todo lo que podía. Siento que no puedo dar más de mí". A Eva, de 17 años, lo que le preocupa es no entrar en Medicina: "Estoy nerviosa, pero me siento preparada, creo que puedo conseguirlo. Estos días se va notando el cansancio, llevo un par que no puedo más". Alba quiere estudiar Arquitectura y María Ángeles, Ingeniería Biomédica. En la nota de acceso a la Universidad, la media de bachillerato cuenta un 60% y el examen de Selectividad, un 40%.
Más tranquilo está Ruben, madrileño de 17 años, que asegura que se lo sabe bien y que está solo "un poco nervioso". Durante el confinamiento, lo que más le ha costado ha sido levantarse a las 9 para tener que estudiar. "Llevo mejor levantarme pronto para ir al colegio, no para quedarme en casa", reconoce. Desde que terminaron las clases 'online' en el colegio en junio y después algunas de refuerzo, ya presenciales, estudia cada día 10 horas. Rubén quiere cursar Relaciones Internacionales.
Ha sido muy duro llegar hasta aquí. A la certeza de que se enfrenta al examen más importante de su vida se une el estrés de que en marzo se suspendieron las clases presenciales y el resto del curso lo han tenido que seguir 'online', repasando por su cuenta y organizándose la tarea ellos mismos.
Lo más complicado, reconocen, ha sido no tener al profesor al lado sino a través de una pantalla. "Me ha costado no tenerles cerca, el apoyo que te dan, porque no es lo mismo tener un contacto 'online' con ellos, no sientes esa cercanía", reconoce Eva. "No podían resolvernos las dudas al momento. Ahora estoy tan agotada que se me cierran los ojos, me he quedado 'ciega', he perdido vista de lejos, estoy deseando que esto acabe", apostilla María Ángeles.
Llegar hasta aquí ha sido para todos una carrera de resistencia. "Llevamos mucho tiempo preparando el examen, pero no me quiero relajar, voy a por todas", asegura Alba. "Estoy tranquila porque creo que lo llevo bien, pero estoy nerviosa por el acontecimiento en sí, por lo que me juego y porque estoy muy cansada", reconoce.
Cuando en marzo les comunicaron que se cerraban los colegios por culpa de la pandemia de la covid-19 fue un jarro de agua fría. "Yo casi me pongo a llorar", asegura María Ángeles. "Más que por los estudios, por el verano que tenía planeado para que fuera el mejor de mi vida, que ya no va a ser. En cualquier caso, pensaba que volveríamos antes de lo que al final ha sido", señala.
La prueba, que normalmente se hace a principios de junio, se ha retrasado en todas las comunidades. Los primeros en pasarla han sido los navarros, la semana anterior. Esta semana, la hacen los asturianos y extremeños, los canarios y los de Castilla y León. La semana que viene comenzarán a hacerla el 6 de julio los de Castilla La Mancha, Madrid, País Vasco y Murcia. A partir del 7 de julio, será el turno de Andalucía, Aragón, Cataluña, Comunidad Valencia, Galicia, Islas Baleares, y a partir del 8 de julio, Cantabria y La Rioja. En total, se espera que 217.000 los alumnos se examinen de selectividad en la convocatoria ordinaria de estos días.
Es, sin duda, la convocatoria más especial de los últimos años. Los alumnos tienen que llevar una mascarilla durante la prueba. "Lo que más miedo le da es que esos días haga mucho calor y que con la mascarilla pueda llegar a agobiarme", reconoce Rubén. "Entre el calor que va a hacer y la mascarilla nos va a afectar para mal. Estoy preocupada, pero quiero hacer mi rutina y hacerlo perfecto, como lo tengo previsto", señala Eva.
Unos y otros, da igual de que comunidad sean, se enfrentan a unos exámenes más flexibles y sencillos, con dos opciones para elegir en cada pregunta. La idea de suavizar las condiciones de la EBAU se debe a que Educación entiende la complicada situación en la que han tenido que preparársela los alumnos, manteniéndose confinados en sus casas y, en muchos casos, con dificultades para seguir las clases por vía telemática.
Alba sabe que el examen no será difícil, pero eso no le consuela. "Estoy pensando que la dificultad va a ser como siempre. Porque si va a ser fácil para mí, lo va a ser para todos por lo que al final te quedas igual", dice. Para Eva, en cambio, "es un alivio poder elegir, sobre todo, por los temas que no hemos dado en clase, que los llevamos más flojitos".
En cualquier caso, los profesores les han recomendado que no tiren nunca la toalla. "Nos han dicho que no paremos de escribir en ningún momento, que aunque no nos salga exactamente igual a lo que pone en los apuntes, lo que hemos estudiado, lo hemos aprendido y podemos escribir algo. Mi profesor de Lengua nos dice que tenemos que darlo todo, que hay que rellenar el examen, no dejar nada en blanco, que saquemos las fuerzas de donde podamos porque es solo un momento", señala Alba.
Además, les han enseñado a elegir la mejor opción. "Dicen que nos leamos 40 veces el examen y que rechazamos algún tipo de preguntas más difíciles de hacerlas bien de, por ejemplo, Químicas y Matemáticas", señala María Ángeles. A Rubén sus profesores le han aconsejado que esté calmado, que descanse y que evite los atracones los dos últimos días. "En el examen nos han dicho que es mejor que primero hagamos una visión general de todos los ejercicios, y que empecemos por los que más cómodos nos resultan". Y lo más importante, "que si sale mal, no pasa nada". Aunque parezca mentira, la vida sigue.