Carta de un profesor para dar ejemplo: "A las 9 ya están con su mascarilla. Ni una queja, no se la quitan jamás"

Los más pequeños se pasan horas con la mascarilla y siguen las normas a rajatabla: "Son un verdadero ejemplo"sión de la norma", dice un profesor
Es un momento en el que las autoridades políticas no están dando la talla. Madrid y Gobierno se están peleando en público y hay cinco millones de madrileños a la espera de decisiones. Además, los universitarios se están saltando las medidas de seguridad -como ha ocurrido en Valencia y en Granada, donde varias fiestas multitudinarias en colegios mayores han provocado decenas de contagiados.
En medio de tantas decepciones, los más pequeños dan ejemplo. Lo dicen los datos y los profesores: los colegios no están siendo lugares de riesgo con contagios masivos. El porcentaje de centros afectados o cerrados por casos relacionados con coronavirus sigue sin alcanzar el 1%. Los niños han cumplido las medidas mejor que muchos adultos.
Los profesores, que viven día a día con los niños más de ocho horas, lo corroboran. Uno de ellos ha contado en una carta como se enfrentan a la nueva normalidad. "Abrimos el portón antes de las 9 y ya están allí. Todos con carita de sueño, ilusión y con su mascarilla puesta. Cada vez las traen más chulas y así se lo celebramos", así empieza la carta de Fernando Ruiz Álvarez, profesor de tercero de primaria en Lora del Río, Sevilla.
"Había mucha gente que decía que era inviable, y no daban un duro por la situación pero al final después de un mes estamos trabajando muy bien y aprendiendo de ellos cada día", explica el profesor.
La carta continúa. "Se ponen en fila mientras les tomamos la temperatura, algunos se ponen bizcos mirando la pistola en su frente y nos sonreímos con ellos llenos de ternura; otros vienen desde la puerta sujetándose el flequillo para que sea posible la medición".
"Después pasan a otra fila donde guardan la distancia y les echamos gel hidroalcohólico. Ahí dan comienzo cinco horas de bozal ininterrumpidas...¡y no se quejan! No se las quitan jamás, algunos me vienen: Fernando, me duele en las orejas. Los miro y efectivamente las tienen aprisionadas y aplastadas, les enseño las mías, rojas y camino de ser de soplillo y nos reímos...y a otra cosa, mariposa. Algunos las llevan tan pequeñas que se les sale la nariz, sin mirarlos digo: "Tapa, tapa" y compruebo como el pequeño se da por aludido y se sube la mascarilla".
"Sólo se la quitan 10 minutos en toda la jornada para desayunar y recriminan a quien se les acerca en ese momento más de lo permitido. Inmediatamente, se la vuelven a colocar y van con ella al recreo. A pleno sol, cada uno en su corralito, con su maestro/a en igualdad de condiciones. Los ves correr, sudar, caer y levantarse y ninguno se quita la mascarilla.
"Ni una queja, ni una transgresión de la norma. No son santos, no regalan nada, nuestro trabajo nos está costando. Pero están dando un ejemplo que al menos, por ellos y por sus abuelos, debería servirnos a todos", concluye.
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