Cómo afrontar el miedo al COVID en las aulas: "Los niños más asustados son los que han vivido el virus de cerca"


Los niños han vuelto a un cole muy distinto al que dejaron en marzo, con protocolos de seguridad a los que deben adaptarse
A eso se suma las experiencias traumáticas que algunos de ellos han vivido en sus hogares a causa de la pandemia
La especialista en educación Pilu Hernández propone pautas para que los niños se sientan seguros en los colegios
Pasaron muchas semanas, demasiadas, confinados. No es de extrañar que el mayor deseo de niños y niñas fuera volver a clase. Tras seis meses lo han logrado, pero "el colegio al que han vuelto es muy diferente al que dejaron en marzo", lamenta la maestra Pilu Hernández, del Pupitre de Pilu. Mascarillas, gel hidroalcohólico, grupos burbuja... son términos y situaciones nuevas a las que deben acostumbrarse. "Y luego están las cuarentenas intermitentes, esos encierros de 10 días cada vez que algún compañero de clase da positivo en la PCR", añade la docente. "Son muchos cambios que provocan inestabilidad en sus rutinas".
Y miedo, también, en muchos casos. "Sobre todo si han vivido de cerca los efectos del coronavirus, con algún familiar enfermo, alguna defunción, o incluso cuando han sentido sus consecuencias económicas, ERTEs, despidos... son aspectos que afectan a las familias y por tanto a los niños. Los adultos contagiamos nuestros miedos a los más pequeños", explica la docente.
"Es fundamental que los peques afronten los sentimientos que les produce vivir en medio de una pandemia", subraya Pilu Hernández. "A los maestros no se nos forma en gestión de las emociones, pero podemos seguir unas pautas para enfrentar el miedo en las aulas ante situaciones difíciles de abordar", añade.
"Miedo tienen, sobre todo, los niños que han vivido de cerca los efectos del coronavirus, con algún familiar enfermo, alguna defunción..."
"Para ellos, el cole no es solo un lugar educativo, donde aprenden nuevos conocimientos, sino que principalmente es un lugar de encuentro con sus iguales, un espacio de ocio donde se relacionan con sus amigos y amigas, y es importante conseguir que se sientan seguros en clase", argumenta.
Cuatro son los pautas que propone la profesora:
- El sentimiento que tiene que primar en las aulas es la calma y la resiliencia (la capacidad que tenemos para superar circunstancias traumáticas). "Tenemos que asumir que el virus ha venido para quedarse y debemos aprender a vivir con él. Hablarles a los niños sin tapujos y conseguir que expresen sus sentimientos de dolor, angustia, miedo...".
- No podemos olvidar que muchos de los pequeños también han perdido seres queridos en esta pandemia, y debemos darles herramientas para superarlo y enfrentar el miedo que produce esta pérdida. ¿Cómo se hace eso? "Pues hay dos planos, uno físico, que se consigue haciéndoles ver que si cumplen las medidas de seguridad evitan el riesgo (eso les hace sentirse más a salvo), y otro emocional, que es más complicado. Ahí entra en juego la comunicación. Debemos conseguir que se abran, que expresen cómo se sienten, bien sea oralmente, con dibujos, redacciones, pero hay que lograr entrar en su corazón porque muchos tienden a encerrarse en sí mismos".
- Debemos trabajar la diferencia entre privacidad y aflicción, "ya que habrá niñas y niños que les quiten su privacidad de ir al colegio, y eso les hará sentir mal, pero tenemos que explicarles que eso lo podrán recuperar. El verdadero conflicto llega cuando hay que trabajar la aflicción, ese sentimiento de pena, dolor y/o tristeza que los pequeños pueden llegar a tener en estos momentos".
- Tenemos que ser realistas y honestos. "Debemos preparar a los niños mentalmente en lo que están viviendo y en lo que pueda venir. No podemos asegurarles que todo va a salir bien, porque no lo sabemos. Existen familias que están sufriendo directamente esta pandemia, no sólo sanitariamente hablando, sino también están en ERTEs o han sido despedidos de sus trabajos, por lo que a sus hijos no podemos decirles que todo va a ir bien. Debemos enseñarles a vivir con ello, darles estrategias para afrontar lo que están pasando. Claramente no es la misma situación la de un niño que ha perdido a su padre, que la de otro que le hayan echado del trabajo, pero ambas situaciones deben afrontarse".
"A los niños no se les puede mentir, hay que hablarles sin tapujos de lo que está sucediendo y darles las herramientas para afrontarlo
"Hay que hacer mucho trabajo con la familia y en las aulas. Los niños deben ser conscientes de lo que puede pasar", dice antes de reconocer que "algo estamos haciendo mal, porque si no no se entienden los botellones de esos jóvenes de 14 o 15 años para arriba, todos sin mascarilla, sin respetar medidas de seguridad. A esos adolescentes les da igual la pandemia y lo que lleven a sus casas y a sus abuelos", recalca. Tampoco se les puede mentir, insiste Pilu Hernández. "No se les puede decir que de esto salimos más fuertes porque hay familias que te dirán "Perdona, he perdido a mi padre y a mi madre, yo ya he salido perdiendo", apostilla.
"Es cierto que los niños que no han vivido de cerca la COVID-19 no tienen miedo, no están asustados, porque la mayoría tampoco lo han visto en las noticias y muchos padres han ocultado a sus hijos el grado de gravedad de la pandemia", dice la docente. "Pero esto es una guerra encubierta con un toque de queda que nos afecta a todos, y los niños tienen que estar preparados, conocer lo que sucede y saber cómo enfrentarlo les hace más fuertes", sugiere Hernández.
Debemos crear aulas donde el miedo no sea el protagonista, sino que los protagonistas sean los alumnos
"Informar no significa asustar", aclara. "Se les puede transmitir que estamos viviendo esto, que se escribirá en los libros de historia, pero que no se puede vivir con miedo", indica. "Cuando nos montamos en un coche no vamos asustados pensando que igual tenemos un accidente de tráfico, pues hay que hacerles ver que esto es igual. El 100% de seguridad de que no les vaya a afectar nunca lo van a tener. Pero hay que se prácticos y transmitirlo de esa manera, porque con ansiedad y angustia no se puede vivir feliz y los niños tienen que ser felices", sentencia.
"Debemos crear aulas donde el miedo no sea el protagonista, sino que los protagonistas sean los alumnos, y que la educación no se ponga en último lugar, ya que es un derecho fundamental de los más pequeños", concluye.
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