A menor nivel de renta, mayor posibilidad de estudiar en un centro con jornada continua


En Madrid, el 63% de los colegios de zonas socioecnómicas bajas tienen jornada continua frente al 3% de las de nivel alto
La jornada continua apenas se utiliza en el resto de países, una modalidad que se ha extendido en España a partir de la pandemia
La primera comunidad en aplicarla fue Canarias en los años 80
La jornada continua se concentra en hogares de menor renta así como de zonas rurales, según el estudio Jornada escolar continua: cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo, elaborado por el Centro de Políticas Económicas de la Escuela de Negocios Esade (EsadeEcPol). El dato resulta paradógico si antendemos a lo que aseguran los autores del informe de que, precisamente, el alumnado más desfavorecido es el que más necesitaría la jornada partida, es decir, poder estar más tiempo en el centro escolar.
"A mayor nivel de renta del hogar, mayor es la probabilidad de una jornada partida", señala el estudio. Con la jornada continua, los alumnos permanecen menos tiempo en la escuela y más en el hogar. "Esto para una buena parte de la población escolar no tiene mayores consecuencias, pero para otra, sí, ya que fuera de la escuela están expuestos a situaciones de cierto riesgo social, violencia, o de que no sean atendidos de la mejor manera por las familias", asegura Marta Ferrero, una de las autoras del estudio, en una entrevista en NIUS."Los que necesitan estar más arropados son precisamente los niños expuestos a más desventajas, y la jornada partida para ellos es más deseable", añade.
El ejemplo de Madrid es claro. Si bien el 37% de los centros tenía jornada continua en 2016, este porcentaje se situaba en el 63%, entre aquellos con estudiantes de nivel socioeconómico bajo; en el 52%, entre los de nivel socieconómico medio-bajo; en el 32%, en los de nivel medio; en el 7%, en los de medio alto, y en el 3%, en los de nivel alto.
"Una jornada escolar continua es una fuente de desigualdades educativas y sociales entre el alumnado. La pandemia ha mostrado cómo la presencialidad es un elemento clave de la política educativa: cuando la escuela se reduce o se suprime, se amplifican las desigualdades entre alumnos de distinto origen social", señalan los autores del estudio. Y añaden: "La jornada continua está asociada a una rotunda menor participación en actividades extraescolares dentro del colegio en comparación con los de jornada partida. Todo esto puede estar amplificándose aún más en un contexto de fuerte aumento de la inversión de las familias en actividades extraescolares, que se han triplicado durante la última década y media".
Una rareza española
La jornada continua apenas se utiliza en el resto de países, una modalidad que se ha extendido, en cambio, en España a partir de la pandemia. Y eso a pesar de que en España las horas lectivas anuales de primaria (792) son muy parecidas a las de la media de la OCDE (807), en cambio, "los horarios en muchos centros escolares se parecen más a los de los sistemas escolares con pocas horas lectivas, ya que se comprime la jornada en la mañana, con pocos descansos, posponiendo así el almuerzo", aseguran los autores del estudio.
En los centros educativos de educación infantil y primaria (alumnos de tres a 12 años) con jornada continua, las clases suelen impartirse entre las 9.00 y las 14.00 horas, tiempo a partir del que pueden comer, "una hora considerada tardía por los expertos para este grupo de edad", explican. La jornada partida, en cambio, suele discurrir entre las 9.00 y las 12.30 -hora en la que los alumnos comen-, retoman las clases entre las 14.30-15.00 y finalizan a las 16.00-16.30.
En la ESO, el número de horas lectivas (1.053) es muy superior a la media de la OCDE (923), por lo que la jornada continua en los institutos se comprime todavía más, de 8.00-8.30 a 14.30-15 horas.
Origen de la jornada continua
La jornada continua nació en Canarias a finales de los años 80 y se fue extendiendo rápidamente a otros territorios. Fue entonces cuando se suprimió la escuela de mañana y escuela de tarde. En Canarias, docentes y directores de centros públicos lucharon por mantener los horarios del turno de mañana, los que conllevó la implantación de la jornada continua en muchas escuelas. Más adelante, adoptarían este horario también colegios de Andalucía, Extremadura, Castilla la-Mancha o la Comunidad de Madrid.
La jornada continua es la mayoritaria en los centros públicos de infantil y primaria de la mayoría de las comunidades. Ocurre así en el 100% de los centros públicos de Baleares, Canarias, Extremadura y Murcia; en casi el 80% de los de Andalucía, Asturias y Castilla la Mancha; en torno al 60% de los de Galicia, Castilla y León y La Rioja, y entre el 20%-25% de los de Aragón, Comunidad de Madrid, Cantabria y la Comunidad Valenciana. Solamente Navarra, Euskadi y Cataluña mantenían un modelo de jornada escolar a tiempo completo, según el estudio de Gabaldón y Obiol (2017) con datos de 2010, recogidos en el informe.