Rubén Carpenter, ganador absoluto de la Olimpiada de Matemáticas: "Me gustan los retos difíciles"


El joven de 15 años estudia Bachillerato Internacional en un centro privado gracias a una beca
Con cinco años le subieron un curso escolar por altas capacidades
El próximo junio participará en la Olimpiada internacional junto al equipo español, integrado por cinco alumnos más
Rubén Carpenter (15 años, Barcelona) tiene una cabeza privilegiada. A los cinco años le subieron un curso escolar por altas capacidades. A los 10 quedó en un puesto destacable en las pruebas Canguro, promovidas por la Sociedad Catalana de Matemáticas, que se hacen en toda Cataluña. A los 12 le aceptaron en ESTALMAT, un proyecto para la detección y estímulo del talento precoz de esta disciplina, para acudir todos los sábados a la Universidad Politécnica de Cataluña junto con otros 24 alumnos más seleccionados.
Este curso, la Fundación Cellex, que cada año otorga 24 ayudas a estudiantes que superan una serie de pruebas, le ha concedido una beca para estudiar en un centro privado Bachillerato Internacional.
Su última hazaña ha sido quedar ganador absoluto en la última Olimpiada nacional de Matemáticas, organizada por la Real Sociedad Matemática Española, a la que se han presentado 5.000 alumnos de secundaria. Aunque la competición está diseñada para estudiantes de Bachillerato, Rubén ya ganó un oro el curso pasado, cuando estaba en cuarto de la ESO.
Seis problemas en dos días
La Olimpiada de Matemáticas se realiza durante dos días en los que hay que resolver tres problemas el primero, y otros tres, el segundo. "Lo más interesante es que es muy diferente a los exámenes de Bachillerato. Aquí lo que se te pide es que pienses de manera creativa y te enfrentes a problemas muy distintos de los que estás acostumbrado", asegura Rubén. "Vas allí y no sabes a lo que te vas a enfrentar, pero a mí encantan los retos difíciles y resolver los problemas".
Rubén reconoce que salió con "buena sensación". "El primer día, de las tres horas y media de examen, me sobró hora y media. Y del segundo, también me sobró, aunque algo debí repasar mal porque no lo hice perfecto", asegura riéndose.
La prueba se la preparó a conciencia. Cada martes y viernes se organizan clases de preparación para este campeonato en la Universidad Politécnica de Cataluña a la que asisten exolímpicos matemáticos y proponen problemas. "Ahí fue cuando realmente me di cuenta que me gustaban estas pruebas. Se crea una comunidad muy bonita con gente que ha pasado por lo que tú estás pasando ahora", señala.
La próxima fecha en el calendario será el próximo junio, cuando viaje a Oslo (Noruega) para competir en la Olimpiada internacional junto al equipo español, integrado por cinco alumnos más. Allí tendrá que enfrentarse a los mejores de cada país, donde suelen despuntar los chinos, rusos y estadounidenses. "Vamos a tener que resolver problemas muy difíciles, así que voy con la idea de hacerlo lo mejor posible, pero no sé qué esperar", dice. "En cualquier caso, el año que viene, cuando esté en segundo de Bachillerato, también podré presentarme. En la de este año me gustaría conseguir una medalla de plata, y la del oro, el año que viene", bromea.
De madre alemana y padre inglés
Hasta este curso, Rubén ha estudiado en un colegio y en un instituto público. De madre alemana y padre inglés, en casa habla estos dos idiomas. A pesar de sus logros académicos, Rubén se considera un adolescente muy normal. Le gusta correr y nadar y pensar que cuando se propone algo, lo suele conseguir, “aunque sea correr una milla más rápido”.
Del resto del currículo, le interesan también las asignaturas de humanidades, en especial la Filosofía. "Me gusta leer los argumentos de los filósofos e intentar rebatirlos o al menos entenderlos", dice.
Pero su pasión son las matemáticas. "Lo que más me gusta es que haya muchos caminos para resolver un problema. Hay maneras más bonitas de hacerlo que otras. Por ejemplo, en el problema 2 de esta Olimpiada yo saqué una solución muy fea, cuando había una solución de cinco líneas muy bonita, pero para llegar a ella tienes que ser muy creativo", explica.
Si algo tiene claro es que estudiará algo que tenga que ver con esta disciplina. Le gustaría entrar en el Centro de Formación Interdisciplinaria Superior, un centro de excelencia de la Universidad Politécnica de Cataluña y matricularse, por ejemplo, en el doble grado de Matemáticas y Física, donde piden de media más de un 13 sobre 14.
Aunque tiene la sensación de que la vida adulta le queda lejos, "tengo metido en la cabeza que me gustaría hacer algo que ayudase al mundo. Mirar atrás y estar orgulloso de lo que he hecho", dice.