El 'parón biológico' por el frío brusco tras meses cálidos hunde la producción del campo español y deja escasez en Europa


En Reino Unido han comenzado a racionar la venta de frutas y verduras procedentes el campo español, por la escasez de suministro
Andrés Góngora, COAG: “Estamos muy preocupados, mucho, muchísimo. El cambio climático, en el sector agrario, está siendo un quebradero de cabeza”
José Miguel Viñas, meteorólogo: “Puede que algún cultivo deje de ser viable (en esta región), en una o dos décadas”
“El tiempo está loco perdido”, nos dice Andrés, cuando le preguntamos por cómo ha ido la cosecha este año. Andrés Góngora es el responsable del Sector Hortofrutícola de COAG. Y tiene invernaderos en Almería. Sabe bien de lo que habla porque él mismo se está viendo muy afectado por las consecuencias, cada vez más patentes, del cambio climático en el campo.
“En este último mes, hemos tenido una reducción de la producción de un 20% en relación con el invierno pasado, que fue más normal. Pero si la comparación la hacemos entre este enero y este diciembre, la reducción de la producción puede haber sido del 50%”. Ha caído en picado, asegura Góngora.
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Y lo que nos cuenta se está viendo ya también en los mercados. En Reino Unido, por ejemplo, han comenzado a racionar la venta de frutas y verduras procedentes el campo español, por la escasez de suministro. Cuatro grandes cadenas, Asda, Morrison, Tesco y Aldi, están poniendo límites a la compra de productos como tomates, pimientos, pepinos, lechugas, brócoli, coliflor… Cada cliente puede comprar un máximo de tres unidades. Y esa escasez de suministro tiene un culpable: el clima.
Hemos tenido un otoño excesivamente cálido y un invierno tardío. "El inicio del invierno fue anómalamente cálido, y después, ha habido más condiciones de invierno, pero ha tardado mucho en helar”, resume el meteorólogo de Meteored José Miguel Viñas, que es experto en cambio climático. Y el problema es que lo que está pasando este año no es una excepción. “Lo que estamos viendo es que ahora no hay un sólo año que más o menos se ajuste a la normalidad climática. Y es muy difícil que la agricultura tradicional se adapte a este ritmo de cambios”.
“Estamos muy preocupados, mucho, muchísimo", nos confiesa Góngora. "El cambio climático, que va a afectar a toda la sociedad, en el sector agrario está siendo un quebradero de cabeza”, asegura el representante de una de las principales asociaciones del sector agrícola.
De una "avalancha de la producción en otoño" al parón brusco hace un mes
Este agricultor almeriense nos explica el porqué de esa escasez de producción que estamos viendo ahora en los mercados, que viene de una campaña que en absoluto ha sido normal. “Durante el otoño, los cultivos hortícolas, tanto al aire libre como en invernadero, crecieron muy rápido. Por el calor. Porque tuvimos temperaturas muy altas de día y noches muy suaves, hasta con 16 y 17 grados en pleno diciembre”. Este otoño, efectivamente, fue más cálido y seco de lo habitual. “Tuvimos mucho sol y falta de lluvia”.
Explica Góngora que “ahí hubo una avalancha de producción bastante fuerte, sobre todo los meses de octubre a diciembre”. Porque “tuvimos un clima totalmente primaveral”. Y con ese calor, “los cultivos se aceleran, los ciclos se acortan, la maduración es más rápida, las plantas crecen muy rápido”. Hasta que, de forma brusca, llegó el invierno.
“Luego llegó el frío de golpe, y la lluvia. Y con los días cortos y el frío de las noches, las plantas paran de crecer y los frutos ralentizan su maduración. Esto ha sido en el último mes, a partir del 15 de enero. Y claro, las plantas habían producido mucho en los meses previos, pero al llegar el frío se produce un parón”.
“Todo esto constata lo que está empezando a ocurrir”, dice Viñas. “Porque heladas tardías o inviernos más secos los ha habido siempre, y los agricultores saben que tienen que convivir con esa variabilidad en las estaciones. Pero ahora se añaden una serie de factores que hacen cada vez más complicada la actividad agraria”.
Porque el parón del que habla Góngora afecta a “prácticamente todos los cultivos”, asegura el portavoz de COAG. Góngora cita varios: alcachofa, brócoli, lechuga, tomates, pimientos, pepinos, judías… casi todas las verduras, tanto las cultivadas al aire libre como en invernadero. “En este último mes, ha habido una reducción de la producción muy fuerte”.
Caen las exportaciones de frutas y verduras
De ahí la escasez que se nota en los mercados. Pero lo de ahora no es algo puntual. Si ampliamos la vista atrás, los datos de exportaciones hortofrutícolas que nos deja este último año no son nada buenos. Según datos del Ministerio de Industria que hemos conocido este miércoles, en 2022 han caído un 10%. Y desde la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (FEPEX) apuntan la misma causa que explica Góngora: la climatología.
“La exportación española de frutas y hortalizas frescas en 2022 totalizó 12 millones de toneladas, lo que supone un 10,4% menos que en 2021”, advierten desde FEPEX. Y explican que “el fuerte descenso del volumen exportado de frutas y hortalizas frescas” que confirman estos datos “se debe, en gran medida, a la climatología adversa”.
“Las heladas de la primavera supusieron una fuerte reducción de la fruta de hueso, especialmente en Aragón y Cataluña”, explican. Y citan también como causa “las incesantes lluvias en abril y mayo en regiones eminentemente hortofrutícolas como Murcia”. O “las olas de calor del verano y un arranque de invierno muy cálido, que ha afectado a las producciones hortofrutícolas andaluzas”.
Heladas a destiempo, frío tardío...
Viñas lo confirma. “Este invierno ha sido raro, porque hasta la tercera semana de enero no ha habido frío, las temperaturas que ha habido han sido totalmente anómalas”. Y el meteorólogo constata lo que nos cuenta Góngora. “Este frío tardío, con el exceso de producción y el adelanto de los frutos, en los cítricos por ejemplo (naranja, mandarina, limón), se ha cargado una parte importante de producción. Porque las heladas han entrado en febrero, pero al no haber entrado antes, ni en diciembre ni enero, como las plantas iban adelantadas, cuando los agricultores iban a recoger justo les ha llegado el hielo. Y han perdido muchísimo”.
Explica el meteorólogo, además, que las anomalías no han terminado. “Con estas producciones adelantadas, por los meses en que no ha habido frío, las plantas ya han gastado su energía. Si ahora llega el frío y tarda en arrancar la primavera, tampoco es bueno. Todo lo que sea un desajuste afecta mucho a los cultivos”.
Góngora trata de ser optimista, a pesar de todo. “Ahora parece que viene el frío otra vez, sí, pero ya nos coge en un momento de la campaña en que hay más horas de sol, los días son más largos. Al invernadero le da tiempo a recuperar temperatura con más facilidad, el riesgo de heladas ya es menor…”. Y al menos, dice, las heladas que ha habido hasta ahora “no han sido generalizadas” ni muy fuertes. Sólo “en zonas puntuales, muy localizadas". Góngora asegura que aun podía haber sido peor. "Al menos, los cultivos están sanos y bien”.
Cambios cada vez más bruscos
El problema es que el fenómeno que hay detrás de todo esto, el cambio climático, no es en absoluto algo puntual. “Es la tendencia que se está observando. Y se dan este tipo de situaciones. En un otoño cálido, de repente hay un episodio de un par de semanas de signo totalmente contrario, y claro, una planta o un cultivo no se adapta tan rápido a cambios tan bruscos”, explica Viñas.
Los agricultores son los primeros que sufren estos cambios. Y a la vez, son testigos de excepción de lo que está ocurriendo. “Se viene notando desde hace años, pero en estos últimos cinco o seis años, las sequías e inundaciones han sido más severas, y los cambios más bruscos. Lo que se percibe del cambio climático en el campo es que los cambios son en 24 horas. Pasas de una situación a otra en tiempo récord”, asegura Góngora.
“Y además, estamos viendo fenómenos atmosféricos que tampoco conocíamos, como lo de la calima, por ejemplo. Este año, Almería parecía Londres…”, recuerda. “Antes era algo muy suave y esporádico. Ahora es casi habitual, y afecta mucho a los cultivos”.
En este panorama, tanto el meteorólogo como el agricultor hablan de algo que consideran clave y urgente: adaptarse.
Ayudas para adaptarse al cambio climático
“Las variedades que trabajamos no están adaptadas. Hay que trabajar mucho en adaptar las explotaciones al cambio climático”, advierte Góngora. “En el caso de los invernaderos nos podemos defender un poco más, porque podemos controlar un poco mejor el clima, pero los cultivos al aire libre, y sobre todo los de secano, lo están pasando muy muy mal”, explica este agricultor. Y tiene claro que la situación no va a mejorar. “El cambio climático va a afectar a la agricultura y a los consumidores. Nos tenemos que acostumbrar a esto”.
Y pone un ejemplo. “Este año, hay la mitad del aceite de oliva que el año pasado, y esto una consecuencia directa del cambio climático. La sequía tan severa que ha habido, en determinadas zonas, ha hecho que los cultivos no salgan adelante”.
Por eso, los agricultores piden “ayudas públicas para modernizar las explotaciones y adaptarlas” a estos cambios en el clima. Góngora asegura, por ejemplo, que “el regadío va a ser imprescindible para poder sacar los cultivos adelante”. Pero “el problema del regadío es la gestión del agua”, advierte Viñas. Cómo repartirla es cada vez más complicado, porque cada vez es un recurso más escaso. “Para mí, la principal preocupación es la escasez de agua", confiesa el meteorólogo.
Cultivos que dejarán de ser viables
“No es que esté todo perdido, pero sí requiere una reflexión profunda sobre cómo tiene que gestionarse el agua, de dónde se saca, cómo debe ser la agricultura... Y si, al final, la producción no es posible con el agua que va a haber en 20 o 30 años, pues tendrá que ajustarse a la baja”, advierte Viñas. “Puede que algún cultivo deje de ser viable, antes o después”. Y habla de “una o dos décadas”.
“Llegará un momento en que habrá cultivos que ya no sean compatibles con las temperaturas que haya en esta región. Por ejemplo, los frutales. Estas heladas a destiempo son matadoras para ellos, y pueden hacer incompatible tener los frutales en estas zonas”. Y recuerda que hablamos de una tendencia, no de hechos puntuales.
“Si problema se va repitiendo casi todos los años, habrá un momento en que no le salgan las cuentas al agricultor. No puede estar perdiendo una parte importante de la producción todos los años. Llegará a un punto en que se tendrán que plantear un cambio de cultivos”, zanja Viñas.