El calvario de los que esperan el test: “Muchos duermen en bancos. Dejamos los sillones para octogenarios"

En los últimos dos días, los sanitarios confirman que han notado una rebaja en el número de pacientes
Son las tres de la mañana en el hospital Infanta Leonor de Madrid, la zona cero del coronavirus, el primero de la Comunidad de Madrid que se dedicó por completo a luchar contra la enfermedad. En su sala de urgencias esperan personas mayores, hombres de mediana edad, jóvenes en un ratio que en los momentos álgidos ha pasdo de los 20 enfermos por sanitario. Algunos duermen en los bancos. Por cortesía, los sanitarios intentan dejar las camillas libres a las personas de avanzada edad y si no quedan, tienen que esperar en sillones, aislados ya de su familia y esperando al resultado del test que les dirá si finalmente están contagiados por la pandemia que ha dejado ya más de 6.000 muertes en España o padecen simplemente otra enfermedad con síntomas compatibles.
Es la realidad de los que esperan. Los que aguardan el resultado de una prueba PCR que determinará de una forma inequívoca el motivo de su enfermedad. El problema es que mientras los test rápidos no llegan a España, un paciente puede tardar entre cuatro y doce horas en saber si realmente tiene la Covid-19. La escena la describen para Nius facultativos de ese hospital. Personal sanitario que pasa sus horas en urgencias atendiendo a las personas que aguardan disciplinadas un resultado y que explican esperanzados que los últimos dos días han notado una rebaja de pacientes. “El hospital tiene una capacidad para 700 camas y en urgencias paran la noche unos 200 pacientes con radiografías compatibles con el Covid y pendientes de la PCR del virus”.
Los sanitarios se siente completamente desbordados. Afrontando su trabajo con bolsas de basura como principal piel protectora frente a la enfermedad. “En urgencias llegan, los separamos de sus familiares, les tomamos las constantes vitales, les sacan sangre, realizamos electrocardiogramas, la prueba del coronavirus, radiografías, tratamiento, oxígeno, les damos agua, la comida cuando llega y todo esto con un plástico que nos han dado y la mascarilla usada de una semana o más”. En el hospital, hay ya 301 sanitarios contagiados a causa del virus. 5.500 en toda España.

“Aun así seguimos con una sonrisa. Buscamos iniciativas para que nuestros mayores se rían y que puedan ver a sus familiares con nuestros propios móviles. Les hemos comprado agua y zumo, que es lo único que se nos ocurre, cargadores de móvil…”, explican fuentes del hospital, que agradecen la colaboración que la sociedad civil está teniendo con ellos. No tanto algunas palabras del Gobierno. “Nos parece que Fernando Simón hace un buen trabajo, pero lo que dice de que cuando hay personal afectado se realizan los test al resto cercano es incierto”, se duelen algunos de los facultativos sobre el terreno.
Los test rápidos se han convertido en uno de los elementos más demandados por los médicos de todo el país para atender a sus pacientes. Y sobre todo, para conocer el calado de la pandemia, con personas asintomáticas pero capaces de propagar a los demás el coronavirus. En un hospital medio de Madrid se hacen al día cerca de 500 pruebas PCR para detectar la enfermedad. Y todas esas muestras deben ser procesadas por el servicio de laboratorio del centro sanitario, que suele contar con una plantilla que ronda las seis personas.