La dexametasona aplicada a pacientes graves redujo la mortalidad un 40%, según un estudio del Puerta de Hierro


El hospital madrileño ha obtenido resultados muy esperanzadores en un estudio realizado con 400 pacientes con coronavirus tratados con corticoesteroides como la dexametasona
Los resultados conseguidos son muy parecidos a los logrados por los investigadores de Oxford con datos de 175 hospitales británicos
La coordinadora del estudio, Ana Fernández Cruz, destaca que son los pacientes con una inflamación grave los que pueden beneficiarse de este fármaco
Fue al inicio de la pandemia, cuando el coronavirus llegó como un tsunami a los hospitales de toda España. Los médicos, casi a ciegas, buscaban y probaban distintos fármacos para intentar salvar la vida de los pacientes. A veces, a la desesperada. Sin saber bien ni las dosis ni el momento de administrarlas. Y es en ese contexto cuando en varias Unidades de Cuidados Intensivos de distintos hospitales se comienzan a administrar, por primera vez a los enfermos críticos, glucorticoides, entre ellos la dexametasona y la metilprednisolona.
El Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), también lo hizo. Y ahora, tres meses después, ya tiene los resultados del estudio retrospectivo que ha realizado con 400 pacientes. Y los datos son muy esperanzadores. Lo confirma Ana Fernández Cruz, adjunta de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y coordinadora del estudio. “Hemos analizado nuestra experiencia comparando los pacientes a los que les habíamos dado glucocorticoides como la dexametasona, con aquellos a los que no. Lo que hemos visto es que a los que habíamos administrado este fármaco se morían menos. Disminuía un 41 % la mortalidad del global de los enfermos tratados”.
"Nuestro estudio es diferente al ensayo británico pero los dos llegamos a conclusiones parecidas
Unos resultados que han sido respaldados tras la publicación del ensayo clínico Recovery, con datos de 175 hospitales británicos. “Lo nuestro es un estudio observacional, nos limitamos a medir las variables y a recopilar los datos de un momento concreto de la investigación. El ensayo clínico Recovery es diferente. Pero los dos llegamos a conclusiones muy parecidas”, asegura Fernández Cruz.

Y esas conclusiones son que la dexametasona y la metilprednisolona pueden ser fármacos muy eficaces para los enfermos graves de coronavirus que necesitan ventilación mecánica. “Al principio comenzamos a usarlos con aquellos pacientes que tenían los pulmones muy alterados. Los que estaban ingresados en UCI y que tenían síndrome de distrés respiratorio del adulto. Eran los que estaban muy mal, los críticos. Y poco a poco empezamos a tener la sensación de que iba funcionando bien y que esos pacientes iban mejorando. Así que también decidimos usarlo con otros pacientes con una insuficiencia respiratoria menos grave. Pero claro, en medicina una cosa son las sensaciones y otra los datos. Así que decidimos hacer un análisis con cifras para ver si realmente estaban o no funcionando”, explica la doctora. Y ese fue el origen el estudio observacional del Hospital Puerta de Hierro.
Parecía un contrasentido, pero no lo era
“La dexametasona y otros glucocorticoides se suelen usar para tratar otras patologías, pero en las víricas era raro. De hecho la Organización Mundial de la Salud lo desaconsejó al principio, excepto en casos muy indicados”, asegura Fernández Cruz. “Los antiinflamatorios como la dexametasona, te bajan las defensas y pueden provocar un aumento de la infección. Por eso podría parecer un contrasentido usarla para tratar la COVID-19, pero no lo es. Porque lo que está matando a los pacientes es sobre todo la inflamación, no la infección. Y este tratamiento no ataca al virus, sino a esa inflamación que estaba causando las muertes”.
Para la doctora Fernández hay dos claves en el uso de estos glucocorticoides y “que todavía hay que estudiar” minuciosamente para que los enfermos de coronavirus se beneficien aún más de estos fármacos. “Lo primero, es ver cuándo es el momento idóneo para administrárselo a los pacientes. La sensación es que si se lo das al principio de la infección puede ser perjudicial. Nosotros hemos comenzado el tratamiento con estos fármacos a los 10 días de tener síntomas el paciente. Porque ese el punto clave. Ahí la persona empieza a mejorar o sufre una hiperinflamación. Y es en ese momento cuando hemos dado la dexametasona y la metrilprednisolona a los pacientes cuya situación se complica”. Y la segunda clave para Fernández Cruz es “la dosis exacta que dar”. Porque los glucocorticoides tienen muchos efectos secundarios. “En el estudio británico las dosis son relativamente bajas y eso es una buena noticia. Porque administrar cantidades altas puede favorecer otras infecciones, provocar hemorragias digestivas o la aparición de psicosis”.

Por eso, la coordinadora del estudio remarca que los resultados son esperanzadores pero hay que tener prudencia. “Esto no es una cura del coronavirus, es un fármaco que ayuda a mejorar a un grupo determinado de pacientes cuya situación es grave por una hiperinflamación pulmonar que han sufrido”. Ellos serán los grandes beneficiados.