Suele ser muy habitual verlas en las costas cantábricas en invierno
Pueden ser muy agresivas; cuidado con acercarse sin precaución
Parece que tenía ganas de conocer la bella San Sebastián y, aprovechando que no había amanecido aún, una pequeña foca gris se ha paseado con toda tranquilidad por el muelle de Donostia. Una imagen más habitual de lo que puede parecer. “Siempre ocurre igual. Entre cinco días antes o después del 21 de diciembre es cuando podemos verlas en la costa cantábrica”, aclara a NIUS Pablo Cermeño, biólogo marino del Zoo de Barcelona.
La razón de estas visitas invernales es que en esta época del año las focas, de entre 2 y 3 meses, “se dispersan de sus colonias en Inglaterra o Irlanda ya sea porque van en busca de alimento o han sido arrastradas por una corriente debido a un temporal”, explica este experto.
“El problema es que lleguen enfermas; si están sanas, una vez obtenido el alimento vuelven al mar”, prosigue Cermeño. Nuestra foca estaba en un perfecto estado de salud. Lo han comprobado los agentes donostiarras de la guardia municipal que han acudido a su rescate. Así que una vez satisfecha, el animal ha proseguido su camino.
Estos bellos animales suelen despertar mucha ternura porque poseen una imagen muy dulce. Cuidado, no son lo que parece. “Suelen ser muy agresivos si se sienten amenazados. Tienen una dentadura parecida a la del lobo y su mordedura puede ser muy grave”, advierte el biólogo.