¿Qué es mejor, un jefe o una jefa?


Solo el 20% de los puestos directivos de la empresa privada están ocupados por mujeres
"Si decimos que no queremos más jefes o más jefas es porque alguno o alguna te ha hecho la vida imposible y al final estás dejando a la mitad del mundo aparte solo por una mala experiencia", asegura la experta en liderazgo Nuria Chinchilla
"Depende también del empleado que esté a su cargo y el mismo jefe, sea hombre o mujer, puede caer mejor o peor a unos u otros”, sostiene la abogada laboralista Elena Molina
¿Qué es mejor (o peor), tener una un jefe o una jefa? Es una pregunta recurrente, un debate habitual guiado por la experiencia de cada uno; pero con respuesta para la que habría que recurrir a la mítica frase de un gran cínico como Donald Rumsfeld: "Todas las generalizaciones son falsas incluyendo ésta".
Dar por sentado que todas las mujeres y hombres ejercen su liderazgo de igual manera es un error y, aunque existan estereotipos, a medida que la mujer ha ido ascendiendo en la carrera profesional muchas veces no son ciertos.
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“Hay tantos tipos de mujeres jefas como mujeres, pero sí es verdad que en el pasado ha habido una regularidad sociológica que era encontrarte con mujeres que, si llegaban (a los puestos más altos), era porque habían mimetizado a los varones en su parte más negativa, su peor versión: más duras, más tacos, más rígidas…”, asegura Nuria Chinchilla, profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School. “Ahora mismo ya estamos en otra onda y hay mujeres líderes con una visión mucho más amplia a la hora de ver la realidad empresarial y humana que tienen delante”, añade.
Sin estudios cuantitativos fiables
Tampoco hay un consenso en las cifras. Distintas investigaciones aseguran distintas cosas: mientras que algunos apuntan que la mayoría elegiría un jefe hombre otros aseguran que preferiría una mujer. Todo depende de qué tipo de jefe o jefa se ha encontrado cada uno en su puesto de trabajo. “No vale decir que las mujeres son así o asá, cada uno tiene un potencial de ser el mejor, pero también el peor. Según qué jefe o jefa te ha tocado, se empieza a generalizar. Si decimos que no queremos más jefes o más jefas es porque alguno o alguna te ha hecho la vida imposible y al final estás dejando a la mitad del mundo aparte solo por una mala experiencia. Es verdad que las jefas son más difíciles de engañar y los hombres más simples en todos los sentidos, por eso habrá gente que prefiera un jefe más que una jefa, que es más complicada y más difícil de torear o manipular”, señala Chinchilla.
Acoso laboral
Actualmente, solo el 20% de los puestos directivos están ocupados por mujeres en la empresa privada. Un porcentaje que es mayor en los consejos de administración de las compañías que cotizan en el IBEX donde un tercio son mujeres.
La preeminencia de los varones en los puestos de dirección hace que salgan peor parados si atendemos a los datos de acoso laboral. “Normalmente, la mayoría de los casos por acoso laboral suelen ejercerla los hombres –un 60%-70%, según las estadísticas de hace un año- y, principalmente, las víctimas de acoso laboral son las mujeres, aunque también se acosa a hombres, a pesar de que sea de manera más residual”, explica la abogada laboralista del despacho Molina y Asociados Abogados, Elena Molina. “El hecho de que sea hombre o mujer no determina por sí mismo que te lleves mejor o peor o que tengas una determinada actitud o no. Depende también del empleado que esté a su cargo y el mismo jefe, sea hombre o mujer, puede caer mejor o peor a unos u otros”, añade.
Es difícil encontrar patrones. Un estudio de Randstad y Grupo Actual apunta que las mujeres jefas se comprometen más con sus responsabilidades laborales, tienen un mayor grado de sacrifico, son más organizadas, más cercanas a sus equipos a nivel personal y prefieren un entorno laboral más estructurado. Ellos, en cambio, tienen un pensamiento más teórico, enfoques más globales, son menos emocionales, más creativos y más rápidos a la hora de tomar decisiones.
“Las mujeres son más capaces en poner en marcha la colaboración, de ver las necesidades y desarrollar al equipo, más asertivas y, por lo tanto, más empáticas porque ven más lo que tienen delante. Las mujeres son más aptas en sostener a las personas porque por naturaleza ven más allá en general. Al final es el liderazgo del siglo XXI”, señala Chinchilla.