Hungría “gusta mucho” a Vox: los modelos de las polémicas medidas sobre el aborto

El vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, apuesta por incorporar una versión de le ley del latido impuesta también por el ultraconservador Viktor Orbán
Varios estados de Estados Unidos prohíben interrumpir el embarzado a partir de la sexta semana, una vez se empieza a escuchar el latido del embrión
¿Sirve de algo escuchar el latido del feto y la ecografía 4D para evitar un aborto?
El modelo “provida” propuesto por Vox tiene como ejemplo a Hungría. Una referencia que “gusta mucho” al vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García Gallardo. Pero ¿en qué consisten las políticas aplicadas por el presidente ultraderechista húngaro, Viktor Orbán? ¿Hay más países en los que sea obligatorio escuchar los latidos del feto antes de abortar? ¿Se han demostrado estas medidas efectivas para aumentar la natalidad?
El denominado “protocolo del latido fetal” se aplica en Hungría desde el pasado mes de septiembre de forma que, toda mujer que quiera interrumpir su embarazo deberá presentar un documento que certifique que ha escuchado los signos vitales del feto, es decir, los latidos del embrión. Los médicos están obligados a prestar ese servicio y las mujeres deben hacerlo para poder abortar. Una medida que Gallardo pretendía que fuera “imperativa” solo para los médicos, pero que en el caso húngaro es obligatoria tanto para médicos como para embarazadas.
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Según las organizaciones de derechos humanos supone “todo un paso atrás”. Un retroceso que Hungría viene haciendo desde hace más de una década, desde la llegada del ultraconservador Viktor Orbán al poder, en 2010. Desde entonces, se han ido aplicando campañas y medidas más duras contra el aborto y a favor de la natalidad, aunque las cifras no acompañan. De hecho, la tasa de natalidad en Hungría muestra desde hace cinco años una clara tendencia descendente.
En Hungría, menos abortos y menos población
Es cierto que en 2011 se registraron 38.443 interrupciones del embarazo y en 2021, 23.900. Se notificaron 15.000 abortos menos que hace una década, pero ¿significa eso que hay menos mujeres húngaras que interrumpen su embarazo o que han dejado de hacerlo de forma oficial? Cuestiones con difícil respuesta, aunque, en este tiempo, la población en Hungría ha pasado de casi 10 millones de personas a 9,6 millones.
No es Hungría el único país de la Unión Europea donde se han puesto cada vez más trabas al derecho de la mujer a interrumpir el embarazo. En Polonia, desde 2021, el aborto está prohibido salvo caso de violación o riesgo mortal para la madre. Una prohibición con consecuencias casi inmediatas: la muerte de una embarazada a finales de 2021 porque los médicos tuvieron miedo de interrumpir la gestación por miedo a represalias. La mujer murió de sepsis, una infección en la sangre. Estaba de 22 semanas.
Desde entonces, en Polonia el número de abortos han caído en picado, de 1.000 a 100, pero al igual que ha ocurrido en Hungría, la caída de las interrupciones del embarazo no ha supuesto un aumento de la tasa de nacimientos que muestra también una tendencia descendente. De hecho, la tercera causa esgrimida por las mujeres polacas para no quedarse embarazadas es la dificultad de abortar si hay malformaciones. Las dos primeras tienen que ver con cuestiones económicas y de seguridad laboral.
Estados Unidos, el país de la "ley del latido"
Otro de los países que contemplan el latido fetal en la ley del aborto es Estados Unidos. Antes de que el Tribunal Supremo revocara el derecho constitucional al aborto, vigente desde hacía 50 años, varios estados ya habían incorporado la conocida como "ley del latido". Una regulación que prohíbe la interrupción del embarazo una vez que se escuchan los signos vitales del embrión, algo que suele ocurrir a partir de la sexta semana de gestación.
Estados como Texas, Ohio, Misisipi o Georgia incorporaron esta normativa que impide la interrupción del embarazo después de la seis semanas. En el estado de Kentucky se empezó a aplicar en 2017, año en el que se notificaron 3.200 abortos al año. Ahora hay 4.400 interrupciones. Más abortos y menos nacimientos. En 2017 se registraron 54.000 nacimientos y ahora, 52.000. Cifras que vuelven a cuestionar la eficacia de estas medidas "provida" para promover o preservar la natalidad.