"Te voy a matar a ti y luego a la niña. No, mejor la mato a ella primero y después a ti"


Ana, nombre ficticio, relata cómo su exmarido la maltrataba y la amenazaba con matarla a ella y a su hija
En España 41 mujeres han sido asesinadas por su pareja o expareja en lo que va de año
"Tras la paliza desaparecía tres días y eso me hacía coger fuerzas para seguir", explica esta superviviente
"Siempre tuve miedo. Lo justificaba todo, las palizas, los insultos... Hacía lo que él decía para que no se llevara a mi hija", cuenta Ana, nombre ficticio, y víctima de la violencia machista. Esta superviviente tiene 37 años, es española y directiva de una gran empresa. Y ahora está pendiente del juicio contra su presunto maltratador. En una entrevista concedida a NIUS, esta mujer destaca que lo mejor que hizo fue denunciar y pedir ayuda. "Sin duda merece la pena salir del infierno, por muy oscuro que sea... Se puede salir y se sale".
Ella, por suerte, no ha engrosado el listado del horror. Las cifras, estremecen. En España, en lo que llevamos de 2020 (el año del confinamiento), 41 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Una menor de 20 años, cuatro menores de 30 y diez menores de 40. Un total de 64.000 mujeres tienen protección, 400 están en riesgo alto y 13 en riesgo extremo de morir a manos de su expareja. En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Ana nos cuenta cómo ha sido el drama que ha vivido.
Al nacer la niña comenzaron las palizas
Ella se enamoró de un hombre 15 años mayor que ella. Todo parecía que iba bien hasta que nació la pequeña. Entonces todo lo que ella había considerado "normal" se trasformó en un machismo insoportable. "No me dejaba salir a la calle sola, me prohibía ponerme determinada ropa, no podía irme con mis amigas. Y al nacer la niña, empezaron las palizas", cuenta con lágrimas en los ojos.
Pero ella lo justificaba. Tenía dos trabajos, no sabía dónde ir y aguantaba día tras día. "Me obligó a comprar una casa a nombre de los dos y así no pude escapar. Dejó de trabajar y empezó a ir al bar. Llegaba borracho y enfurecido. Me lanzaba contra la pared y me ponía la mano en el cuello intentado ahogarme... Lo único bueno es que a veces desaparecía dos o tres días y eso me daba fuerza para seguir aguantando".
Los insultos, los golpes y los empujones seguían pero Ana en ese momento no tenía ni dinero ni fuerzas para dar el paso. Se refugió en los antidrepresivos y el infierno se hizo más oscuro. Hasta 2010. Tras una enorme paliza él se fue de casa atravesando la puerta del garaje con el coche. Los vecinos llamaron a la policía y entonces fue la primera vez, tras seis años, que Ana denunciaba.
Primer parte médico, y primera denuncia por malos tratos. Un juicio que acabó con una orden de alejamiento de 24 meses, aunque él podía seguir visitando a la niña un día a la semana. "Es increíble, quebrantaba la orden todas la semanas al ver a la niña, pero eso no se contemplaba".
La amenazó con matarla a ella y a su hija
En el trabajo iba prosperando y la enviaron tres meses fuera. Ella decidió dejar a su hija con sus padres pero el maltratador decidió colarse en su casa mientras ella no estaba. Cuando Ana regresó, harta de no poder vivir sin miedo cogió a la niña y se marchó a otra casa. Cuando él no las encontró la llamó por teléfono y la dijo: "Te voy a matar a ti y luego a la niña; no, mejor la mato a ella primero y luego a ti". A Ana se le cayó el mundo encima. Y la Ley seguía permitiendo un día de visita.
Vivía mirando hacia atrás, sabiendo que algún día podía pasar. "La niña no quería ir con su padre pero él siguió viéndola y eso fue lo peor". Ana empezó a notar cambios en la conducta de la pequeña. Pensó que era por el nuevo instituto pero no, había mucho más. El padre la amenazaba cuando la veía, la decía que las iba a matar a las dos, si su madre no le hacía caso y la niña empezó con una depresión con tan solo 11 años. Ansiedad, pánico.
"Mi hija sueña que estoy tirada, muerta en la cocina"
A raíz de eso hay una orden de protección familiar en vigor y una específica para la hija de Ana que todavía no ha llegado. Pero el maltratador hace más de un año que no ve a la niña. "A veces mi hija sueña que estoy tirada muerta en la cocina, queda mucho por hacer pero hay que pararles los pies. Estamos pendientes de un juicio. Yo solo espero poder vivir tranquila y para eso solo necesitamos que entre en prisión. Yo lo he superado, ahora tengo que ayudar a mi hija. Una niña de 14 años no puede soñar día sí, día también que su padre va a matar a su madre. Ella intentó suicidarse hace dos años, me envió un mensaje de despedida. El daño psicológico es muy duro y el covid lo ha retrasado todo. Ella no está bien del todo".
"Se necesita que la la Ley sea más dura, todo va muy lento y eso desgasta mucho. Por ejemplo, él está en libertad condicional hasta que llegue el juicio y la orden de alejamiento caduca el 27 de febrero de 2021. Mi hija tacha los días con verdadero pánico. Tenemos varios juicios pendientes porque él de vez en cuando se salta la orden. Inmediatamente llamo a la policía, le detienen pasa una noche en el calabozo,hay un juicio rápido y a seguir en libertad, hasta la siguiente. No entiendo porque no se solapan los delitos. Hasta el juicio el está en libertad condicional pero, qué pasa con mi libertad y la de mi hija", dice Ana.
"Tenemos que denunciar más, que la mujeres que sufrimos esta lacra debemos estar juntas, que pidan ayuda a todo el que puedan y por las redes sociales, yo estaría encantada de ayudarles", concluye Ana con la esperanza de que todo va a salir bien.