Los jóvenes, incapaces de llegar a sus destinos sin consultar la ruta en el móvil

La gran mayoría de jóvenes reconoce depender de la tecnología para todo tipo de tareas cotidianas. Desde llegar a una cena, hasta recordar una cita con el médico
¿Dónde está el número 423 de la Gran Vía? ¿Se puede llegar a la Diagonal caminando por esta calle? Hasta hace pocos años cualquier vecino de Barcelona sabía responder a estas preguntas, pero si salimos hoy a la calle y preguntamos a los más jóvenes, la respuesta siempre es la misma: “Espera, lo miro en el móvil”.
El teléfono se ha convertido en una herramienta tan imprescindible que llega a suponer un problema para muchos si no pueden consultarlo. Hasta el punto de que la mayoría de jóvenes reconoce que no sabría moverse por su ciudad sin consultar la ruta en el teléfono.
Los post millenial no sólo dependen del móvil para sus trayectos, también para su agenda. Muchos no pueden recordar si han quedado con sus amigos, si tienen cita con el médico o si tienen que entregar un trabajo en la universidad, sin mirar el móvil. Todo su día a día ya no se vuelca en su memoria, sino en la de su teléfono.
No es un problema de memoria, es un problema de cálculo
Para Pedro Rojas, Profesor de Marketing Digital de la Universidad Pompeu Fabra, esta situación demuestra que las nuevas generaciones viven, paradójicamente, más aisladas. Ya no necesitan comunicarse con nadie para resolver sus tareas cotidianas. Todo se puede hacer desde la palma de la mano.
Eso, afirma Rojas, no supone un problema de memoria, sino de cálculo. Ya no tenemos que calcular el tiempo que tardaremos en llegar a un lugar, ni cuánto nos va a costar la compra. El móvil lo hace por nosotros.
Utilizar el teléfono móvil para todas las situaciones cotidianas no nos hace menos inteligentes, pero sí nos convierte en dependientes de una tecnología que nos ata a un dispositivo y nos aleja de las relaciones personales.