Adiós a las pachangas por culpa del coronavirus: "Nos están obligando a aprender a jugar al pádel, que es de cuatro"

En Sevilla, Jaén, Córdoba y Granada se han aprobado medidas más restrictivas que afectan a los deportes de más de seis personas
Los “futbolistas” están muy descontentos con esta nueva circunstancia que les lleva a parar su actividad deportiva
Los responsables de las instalaciones deportivas dedicadas al fútbol aseguran que es la ruina para ellos
Tras las medidas dictaminadas por la Junta de Andalucía para contener la curva de contagios por coronavirus Covid-19, uno de los grupos más afectados han sido los deportistas amateurs. Desde este viernes la práctica de deporte individual o en grupo, ya sea en interior o exterior, lleva aparejado el uso de la mascarilla y, además, no podrá ser en grupos de más de seis personas.
Esta circunstancia ha afectado en mayor medida a los amantes del fútbol, de esas pachangas con amigos que terminan con un tercer tiempo en alguna terraza de bar, analizando las jugadas del partido como si de verdaderos periodistas deportivos se trataran.
Pero ni fútbol, ni bares, al menos en Sevilla, una de las provincias que ha visto disparada su tasa de contagios, lo que ha llevado a aprobar medidas más restrictivas que afectan a la hostelería, el deporte, el comercio, las residencias de ancianos y discapacitados y los eventos.

Los “futbolistas” están muy descontentos con esta nueva circunstancia que les lleva a parar su actividad deportiva. Desde los 20 a los 60 años encontramos a profesionales del fútbol amateur jugando en diversos campos de la capital hispalense. Uno de ellos, Alfonso Ramos, a sus 35 años, sigue regateando “como puede” en el que es su deporte favorito. “Todos los que jugamos estas pachangas desde pequeños hemos soñado con ser futbolistas de verdad, ahora sí se nos ha truncado el sueño”, cuenta divertido.
"A nuestra edad lo que más regateamos son lesiones. Estos partidos nos sirven para practicar ejercicio y recuperar lo perdido en el bar, pero ya no nos queda ni lo uno ni lo otro"
Porque en el fondo comprenden las medidas y son “los primeros en querer que la situación se solucione”. “Nos están obligando a aprender a jugar al pádel que es un deporte de cuatro, porque sino vamos a tener que hacer partidos de tres contra tres”, insiste.
Según el deportista, antes el único objetivo de los miembros del equipo en el partido era salir indemnes del campo de fútbol, ahora lo único que piden es "echar ese ratito juntos". “A nuestra edad lo que más regateamos son lesiones. Estos partidos nos sirven para practicar ejercicio y recuperar lo perdido en el bar, pero ya no nos queda ni lo uno ni lo otro. Sabemos que no es un confinamiento, pero es muy parecido”, afirma Alfonso con una mezcla de disgusto y resignación.
El último partido

Sin saberlo, todos estos deportistas han jugado durante esta semana sus últimos partidos hasta, al menos, catorce días. “Hoy hemos acudido como cada sábado a jugar, pero ya no nos lo han permitido, solo podían jugar los federados”, indica.
En este sentido, es importante señalar que, según la norma, en el caso de competiciones oficiales, bajo tutela de federaciones deportivas españolas y que se desarrollen en la comunidad autónoma andaluza se aplicará el protocolo de actuación elaborado por el Consejo Superior de Deportes.

Por su parte, los responsables de las instalaciones deportivas dedicadas al fútbol, con pistas para fútbol sala, fútbol siete y fútbol once, aseguran que es la ruina para ellos, ya que no tienen la posibilidad de permitir realizar otras prácticas deportivas en su interior. Además, muchos de estos campos albergan pequeños bares que se nutren de estos encuentros y sus aficionados. Insisten en que, sin ellos, se ven obligados a echar el cierre.
“Nos han quitado acceder a los estadios de fútbol como aficionados y ahora tampoco podemos jugar nosotros”, lamenta Alfonso que, pese a que entiende que los profesionales tienen más medidas de control sanitario, ve “injusto” que ellos puedan jugar, mientras él y sus compañeros se quedan en el banquillo.