Querían echarla de su local, pero un juez le permite seguir en él hasta que muera: "Dios me dé mucha vida"

Considera que su contrato le permite explotar el arrendamiento "hasta que se jubile o fallezca"
La tienda se encuentra en la "milla de oro" de la ciudad
La calle comercial más cara de Galicia es Príncipe, en Vigo. Esta milla de oro de las tiendas arranca en Porta do Sol, el centro geográfico de la ciudad olívica. Allí encontramos a Begoña Rodríguez, que lleva 30 años al frente de la tienda de ropa "Kilómetro Zero". "Y voy a estar hasta que me muera". Un juzgado acaba de darle la razón en el pleito contra el ayuntamiento de Vigo, que quería desalojarla de este local municipal arrendado desde 1.976 y poner en marcha una nueva licitación.
El 22 de diciembre del año pasado dos policías municipales se presentaron en su establecimiento. "Entraron diciendo que el día 7 de enero venía una comisión para la recogida de llaves". Su abogado paralizó el desalojo y comenzó una batalla legal que ha durado un año. "He pasado noches sin dormir pensando en verme en la calle después de tantos años".
A los cuatro locales que se encuentran en el mismo lugar también les llegó la notificación del ayuntamiento, afectados por las obras de peatonalización de la zona. Dos han cerrado ya y los dos restantes lo harán el 7 de enero. Solo Begoña resiste. "Había una frutería y tres joyerías, pero sus contratos eran diferentes al mío", explica. Las joyerías que tienen fecha de desalojo están liquidando. La frutería y la joyería ya cerradas se han mudado a localizaciones cercanas para no perder su clientela de siempre.
La clave de su victoria judicial está en que cuando se formalizó el arrendamiento se contemplaba un sistema de prórroga forzosa para el arrendador. Posteriormente, cuando se elimina esta obligatoriedad, el ayuntamiento tuvo la "oportunidad de establecer limitaciones" en la duración del alquiler, "sin embargo no se incluyeron", explica la sentencia a la que ha tenido acceso NIUS. La sentencia se apoya en otro factor igualmente decisivo. Begoña es la única que en 30 años no subrogó el local. "Entonces, sí me habrían podido echar".
¿Y hasta cuándo dura el arrendamiento? "Se extinguirá por su jubilación o fallecimiento", concreta el escrito del juzgado. "Dios me dé mucha vida, me puedo morir mañana o vivir hasta los 80 años, pero no tengo ninguna enfermedad y ahora tengo que cuidarme como una reina", añade Begoña, con 56 años en su DNI. No oculta, eso sí, que varias franquicias se han puesto en contacto con ella para preguntar por el local y se lo va a pensar.
A pesar de todo, matiza, no está "contenta". Es cierto que el juzgado le ha dado la razón, pero "me lo han hecho pasar muy mal y he tenido que gastarme un dineral en los tiempos que corren". Una cosa son las costas judiciales, que se cargan al ayuntamiento, y otra los honorarios de su abogado, "3.000 euros", concreta. "He tenido que pagar por algo que ya tenía".
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