Cómo saber si el bar o el restaurante donde voy a entrar está bien ventilado

Hay tres sistemas de ventilación posible; natural (la más recomendable), mecánica y con filtros HEA
La Comunidad de Madrid ha mantenido su apuesta por mantener abiertos bares y restaurantes durante la segunda y la tercera ola de la covid (en la que nos hallamos actualmente). Hace una semana anunció el adelanto del cierre de establecimientos a las 21 horas y la limitación a cuatro comensales por mesa, pero se resiste a adoptar medidas más drásticas para no dañar la maltrecha economía de los hosteleros.
No obstante, este viernes ha anunciado que reforzará los controles a los bares y restaurantes a través de inspecciones de la Dirección General de Salud Pública, en las que se comprobarán cinco aspectos: el empleo de la mascarilla, el respeto de la distancia de seguridad y medidas de protección, cumplimiento de aforos, que haya geles hidroalcohólicos y papeleras y medidas de limpieza y protección.
Además se informará a los empresarios de las medidas vigentes para prevenir la circulación del virus por parte de los técnicos de la Subdirección General de Higiene Alimentaria de la Comunidad, así como los ayuntamientos que cuentan con servicios de inspección.
Con tal motivo se ha editado una Guía de buenas prácticas de ventilación en el sector de la hostelería con lo que deben saber los restauradores si quieren que sus locales estén bien ventilados, y por extensión, qué deben saber también los clientes antes de aventurarse en el interior de los establecimientos.
La Guía comienza alertando sobre el riesgo de los espacios cerrados en la hostelería. "En el sector de la hostelería, el acto social de comer y beber, durante el cual no se utiliza mascarilla, motiva probablemente una mayor emisión de aerosoles, especialmente en entornos ruidosos (al hablar fuerte o gritar la emisión es 30 veces superior)".
Para los expertos, lo mejor es la ventilación natural, es decir, abrir las ventanas y dejar correr el aire, pero proponen otros dos sistemas complementarios o sustitutivos en caso de no ser posible: la ventilación mecánica y los purificadores de aire (los llamados filtros HEPA). Veamos cada uno.
Ventilación natural
Consiste en aumentar la renovación de aire interior con aire exterior, abriendo ventanas y/o puertas para provocar un flujo de aire. Lo ideal es que la ventilación sea cruzada, es decir, abriendo puertas y/o ventanas opuestas de manera que se facilite la renovación total del aire de la estancia. La ventilación es aún mejor si están opuestas en diagonal (aunque esto provoque incómodas corrientes de aire).
Es preferible -sigue la guía- en lugar de abrir totalmente una ventana, repartir la misma apertura entre el mayor número de puntos. "Por ejemplo, se recomienda abrir 0 cm en 8 ventanas en vez de 80 cm en una ventana única. Se ha comprobado que se puede ventilar adecuadamente con aperturas parciales", afirma.
La ventilación debe ir desde zonas limpias (exterior) a zonas más contaminadas/ocupadas y no al revés. "Se debe prestar atención, por ejemplo, en los aseos que cuenten con extractores o con shunt de ventilación pasiva, ya que al abrir ventanas, se puede introducir el aire contaminado hacia el interior del edificio".
Cuanto más tiempo estén las ventanas abiertas y con mayor frecuencia, mejor será la renovación del aire. No obstante, con las bajas temperaturas, se pueden diseñar pautas que proporcionen la renovación recomendada sin tenerlas abiertas de forma continua.
Ventilación mecánica
Consiste en la renovación del aire mediante sistemas forzados de ventilación y/o climatización, que suministran aire exterior y expulsan aire interior, pudiendo incorporar dispositivos de filtración del aire interior en algunos casos. Muchos de los edificios no destinados a vivienda tienen instalados sistemas mecánicos que aportan aire del exterior para evitar que la concentración de contaminantes supere los valores que se establecen en la normativa.
Pero atención, la Guía advierte: "Aunque el sistema implantado en el establecimiento se haya instalado conforme a la normativa, la renovación de aire que se exige habitualmente para otros contaminantes puede no ser suficiente para evitar el riesgo de contagio de COVID-19 por aerosoles. Por lo que ahora, probablemente tenga que aumentar la renovación del aire interior para cumplir las recomendaciones sanitarias".
En cualquier, si es posible, hay que complementar la ventilación mecánica con ventilación natural, además de reducir el aforo y el tiempo de permanencia de personas en los locales.
Purificadores de aire (filtros HEPA)
Los purificadores de aire son unidades portátiles equipadas con filtros HEPA (filtro de aire de alta eficiencia para partículas), que se ubican en los espacios a tratar para filtrar el aire que se pretende mantener limpio.
La Guía que esta debe ser la última opción. "Solo cuando el espacio interior no disponga de sistemas de ventilación natural o mecánica y su ubicación y características constructivas no permita otra opción, se puede optar por sistemas de filtrado del aire portátiles o purificadores de aire con filtros HEPA que reducen la concentración del virus”.
No vale cualquier filtro, pues "se recomienda escoger un filtro HEPA de categoría H13, que tiene una capacidad de retener aerosoles en porcentajes superiores al 99,95% (solo permite pasar 50 de cada 100.000 partículas).
Mediciones
En los dos primeros casos (ventilación natural y mecánica) deberán instalarme medidores CO2 (el gas que emiten las personas al respirar). Su nivel aumenta en los espacios cerrados al aumentar el número de personas presentes y el tiempo de permanencia.
Por regla general se recomienda no superar 800 ppm (partes por millón) de CO2. En general, si la concentración de CO2 en una habitación sobrepasa las 1000 ppm, indicaría una mala ventilación y habría que ventilar de inmediato y al máximo posible; un valor entre 500 y 700 ppm sería un valor aceptable; si llegara a 800 ppm, habría que ventilar (abriendo las ventanas y puertas durante el tiempo que se estime necesario según las características de cada espacio).
En el caso de la ventilación mecánica, la concentración también se puede medir por el cálculo del llamado índice litros/persona/segundo que proporciona el sistema.
Para los filtros HEPA, los medidores de CO2 no son válidos, y la comprobación de su efectividad debe llevarse a cabo por técnicos especializados.
La Guía acaba con una llamada de atención general a los hosteleros frente a posibles clientes molestos con frío. "Sacrificar el confort térmico a las exigencias de ventilación por estas consideraciones sanitarias, si así se requiere, no solo es necesario sino muy conveniente en la actual situación de pandemia".