Por qué el nivel de los embalses sigue bajando pese a llevar 30 días lloviendo


A pesar de las lluvias, el nivel de los embalses ha descendido todavía más en la última semana, un 0,1% menos, y se ha situado en el 47,4%
"Aunque nos parezca muy intensos, estos chubascos ocupan una zona del terreno muy pequeña. De hecho, hay zonas en las que no ha caído ni gota y en otras donde se ha acumulado más de 100 litros por metro cuadrado"
"Si el suelo está muy seco, las primeras lluvias sirven para humedecer ese suelo. No sobra agua que vaya a parar a los ríos”
A pesar de un mayo en el que las lluvias y las tormentas se han sucedido día tras día en muchas zonas del país y de un principio de junio donde tampoco hemos guardado el paraguas -ni lo haremos hasta mediados de mes-, el nivel de los embalses de la última semana ha disminuido todavía más.
Los embalses se encontraban este martes al 47,4% de su capacidad, lo que supone una caída del 0,1% en la última semana. La bajada del nivel de los embalses se prolonga desde el 14 de marzo, aunque en las dos últimas semanas se ha ralentizado. El nivel actual es inferior al del años pasado (49%), que ya era malo, y está muy por debajo de la media de la última década (67,9%).
MÁS
Un desplome general de temperaturas en la península se sumará a las lluvias el miércoles
Las últimas lluvias, malas para la fruta y tarde para los cereales: “El agua nos viene cuando necesitamos sol y calor”
¿Llegará el verano cuando se marche la borrasca 'Óscar'?: "A mitad de junio se 'tranquiliza' el tiempo"
¿Qué está pasando? ¿Por qué está siendo tan difícil llenar los embalses? ¿No se terminará nunca esta sequía? Son varias las razones que lo explican, según los expertos. A continuación, las detallamos.
Situación de sequía previa
España arrastra una sequía desde hace dos años y medio. Aunque parezca extraño, mayo no ha sido tan lluvioso como creemos, solo que, comparado con abril, que fue el mes más seco desde que hay datos, nos lo ha parecido. Hasta el día 30, habían caído 57 litros por metro cuadrado en el conjunto de España, exactamente el promedio. Las lluvias no se han repartido por igual a lo largo de la Península. Las precipitaciones en el extremo oriental de Andalucía, Murcia y sur de la Comunidad Valenciana fueron más del triple de lo normal, sin embargo, en la mitad norte, especialmente, en el interior y el noroeste de Galicia, no alcanzaron ni siquiera la media para esta época del año.
Mala distribución de las precipitaciones
Las precipitaciones que está cayendo lo están haciendo en forma de chubascos y tormentas, nada que ver con las que se produce en otoño e invierno. Una borrasca otoñal o invernal, con su frente frío que abarca toda la Península, no deja 200 litros por metro cuadrado como puede hacerlo una tormenta, pero sí 30 litros en todas partes, uniformemente repartidos a lo largo de toda la superficie. Lo que es muchísima más agua. “Aunque nos parezca muy intensos, estos chubascos ocupan una zona del terreno muy pequeña. De hecho, hay zonas en las que no ha caído ni gota y en otras donde se ha acumulado más de 100 litros por metro cuadrado”, señala Víctor González, meteorólogo de Meteored.
Las tormentas son una distribución aleatoria de puntos donde llueve mucho, pero sí se hace la media de toda la Península y se ve lo que ha caído, se comprueba que no es tanto. Las precipitaciones se han concentrado en unas zonas, pero en otras se han quedado a cero. “Al final va a haber arroyos que reciban de una cuenca que ha sido muy afectada y crezca mucho en tamaño, y otros que apenas haya recibido precipitaciones y sigan secos. A medida que te vas yendo a los cauces principales para llegar a los embalses, se va viendo que no hay mucha diferencia de caudal, que no hay grandes crecidas, porque la mayor parte de su cuenca no ha recibido precipitación”, apunta González.
El suelo absorbe toda el agua
Las primeras lluvias que han caído no han ido a parar a los ríos sino al suelo, que está muy seco por el déficit de lluvias que arrastramos. Lo que hacen los ríos es drenar el terreno, es decir, recoger el agua que le sobra y que discurre por la superficie. “Si el suelo está muy seco, como está ahora mismo, las primeras lluvias sirven para humedecer ese suelo. No sobra agua que vaya a parar a los ríos”, insiste González.
Además, estas lluvias de carácter tormentoso que han caído esporádicamente en un terreno durante como mucho 20 minutos no son tan buenas como las de otoño para llenar embalses. “A diferencia de cuando es un terreno con plantas, al ser seco, el agua no se retiene, su capacidad de absorción es mucho menor. El suelo no se empapa bien y el agua desaparece al momento”, explica Francisco Martín, de la revista especializada RAM Meteorología.
Temperaturas más altas que en invierno
En esta época del año las temperaturas son mucho más altas que las invernales, por lo que la evaporación del agua es mucho mayor, ya que el aire cálido tiende a absorber más humedad que el frío. Eso sin contar que hay muchas más horas de sol y la insolación directa es también mayor.
Falta de deshielo
El clima mediterráneo de España supone que haya nieve en invierno en las montañas y que el caudal de los ríos dependa tanto de la nieve como de la lluvia. “En la primera parte de la primavera se tendría que haber producido un deshielo que hubiera mantenido el caudal de los ríos. Otros años ese deshielo sigue en mayo y junio en cordilleras importantes. Pero este año apenas ha nevado en los sistemas montañosos y ese déficit lo estamos pagando ahora. Por eso el nivel de los ríos, cuando deja de llover en primavera, baja mucho más rápido si en las montañas no tenemos esa reserva”, explica González.
¿Terminará pronto con la sequía?
Para terminar con la sequía se necesitarían lluvias continuas y generalizadas durante dos meses. “Y esta de lluvia podrían venir de dos formas. O con los temporales otoñales atlánticos o con los temporales mediterráneos”, señala Martín. “Hay que olvidarse que va a venir la panacea y que en pocos días los embalses se van a llenar al 60%. Las lluvias de estos días solo servirán para mitigar un poco la sequía, humedeciendo los suelos, lo que vendrá bien para frenar los incendios forestales”, añade.