La militarización del Ártico y la disputa por sus recursos aumenta la tensión entre EE.UU. y Rusia


EE.UU. amplía su presencia militar en el Ártico, para contrarrestar la cada vez mayor militarización rusa de esa región geoestratégica
El deshielo generará disputas por sus recursos naturales: petróleo (el 13% de las reservas mundiales) y gas (un 30%)
Alaska ya es uno de los estados más militarizados de EE.UU: hay más de 20.000 miembros del Ejército en activo destinados allí
Que el Ártico se deshiela no es nuevo. Científicos y ecologistas empezaron a alertar de ello hace ya dos décadas. Que los recursos naturales que están saliendo a flote son motivo de disputa, también se ha contado varias veces. Hace años que se advierte de una futura guerra fría (helada, en este caso) por los hidrocarburos y minerales que subyacen bajo su lecho marino: gas y petróleo, sobre todo. Como consecuencia de ello, y esto ya es más novedoso, esa zona del planeta cada vez está más militarizada.
Además, ahora, con la guerra de Ucrania como telón de fondo y lo que supone de fractura en las relaciones entre Rusia y EE.UU., la disputa por los recursos energéticos del Ártico podría intensificarse, según advierte el New York Times en este amplio reportaje desde el terreno. Rusia lleva años militarizando esa región, tiene más de 50 rompehielos ya en funcionamiento en esas aguas. Y Estados Unidos está reforzando cada vez más su presencia militar en Alaska. Ambos países comparten una extensa frontera marítima en esas latitudes.
Deshielo, recursos y soberanía compartida
En 2008, un estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) calculó que, bajo el hielo ártico, puede haber unos 90.000 millones de barriles de petróleo y 44.000 millones de gas natural, lo que correspondería al 13% y al 30%, respectivamente, de las reservas mundiales de dichos recursos. Nada menos.
El calentamiento global es especialmente evidente en el Ártico y es, además, donde más se está acelerando. La Organización Meteorológica Mundial alerta de que “se está calentando al doble de velocidad del promedio mundial”. Parte de su superficie helada se deshiela en verano, pero cada vez lo hace antes y en mayor medida. En los últimos 20 años, el hielo ártico ha registrado varios mínimos históricos que se han ido superando uno tras otro.
Su derretimiento facilita la extracción de esos recursos, además de abrir nuevas rutas marítimas. Y esto es crucial, desde el punto de vista geopolítico y económico, para los países que comparten soberanía en esa región: Rusia, Noruega, Dinamarca, Canadá y EE.UU. Sólo uno de ellos plantó una bandera para defenderla simbólicamente, hace ya más de diez años: Rusia. En 2007.
Prepararse para el combate, y para el frío
Según el New York Times, Estados Unidos está enviando decenas de rompehielos y aviones de combate a Alaska, para reforzar su presencia militar en la zona. Y cada vez es más frecuente el despliegue de soldados y marines, entrenando a temperaturas bajo cero a las que sus colegas rusos están mucho más acostumbrados.
El clima del Ártico funciona como aliado para los rusos. Pero con temperaturas nocturnas que rondan los 20 grados bajo cero, los militares estadounidenses tienen que centrarse en no caer víctimas del frío, antes de poder participar en hipotéticas misiones de combate. En sus entrenamientos, equipos de la Marina y del Ejército estadounidenses practican estrategias contra la contaminación química, biológica, radiológica y nuclear en climas fríos.
Este mes de marzo, los últimos entrenamientos involucraron a unos 8.000 soldados en los alrededores de Fairbanks. “Todo es un desafío... desde el agua, el combustible, la comida, el traslado de personas, mantenerlas cómodas”, cuenta el capitán Iannone, de 27 años, en el NYT. Una parte importante del entrenamiento, asegura, es "comprender hasta dónde podemos llegar física y mentalmente”.
Alaska, estado militarizado
Y este tipo de movimientos se intensifican tras la invasión rusa de Ucrania. Hace unas semanas, en respuesta a la escalada de sanciones internacionales contra Rusia, un miembro del parlamento ruso exigió que Alaska -comprada por Estados Unidos a Rusia en 1867- volviera al control ruso. El gesto no pasó de ahí, pero refleja el aumento de tensión entre ambas potencias y la importancia geoestratégica del Ártico en sus relaciones.
“Estamos atrapados en una situación bastante tensa”, asegura en el diario estadounidense Troy Bouffard, director del Centro de Seguridad y Resiliencia del Ártico, perteneciente a la Universidad de Alaska. “O aceptamos a Rusia, su control extremo de las aguas superficiales, o escalamos el problema”. Se han decantado por lo segundo.
Alaska, de hecho, ya es uno de los estados más militarizados de EE.UU. Según datos del NYT, cuenta con más de 20.000 miembros del Ejército en activo, asignados a distintas bases en Fairbanks o en Anchorage, entre otros lugares. Alaska alberga, además, una parte importante del sistema de defensa antimisiles estadounidense. El año pasado, el Pentágono presentó su primer plan estratégico para esa zona. El título es muy elocuente: “Recuperar el dominio del Ártico”. Pero ¿de quién es el Ártico?
Fronteras difusas y nuevas rutas marítimas
Esta escalada de la tensión es preocupante porque, hasta ahora, las fronteras entre los países con soberanía en la zona nunca han estado del todo claras. Pero tampoco habían supuesto un problema. Hasta ahora.
Durante siglos, las aguas heladas del Ártico han sido "tierra de nadie", sin límites territoriales muy exactos, que reclamaban sin mayor interés los cinco países con soberanía en ese territorio. Pero la llegada del cambio climático cambió la partida. Y la aceleración de sus efectos está obligando a replantearse esas reclamaciones y marcar con exactitud esos límites. En el Ártico no hay un tratado global como el de la Antártida, que rige para todo el continente. El Ártico no es un continente, es un océano helado. Y cada vez, menos helado.
Canadá y Estados Unidos nunca han llegado a un acuerdo sobre el denominado “Paso del Noroeste”, una de las dos rutas de navegación, que conecta el Océano Atlántico con el Pacífico. Una ruta que el calentamiento está modificando. En 2007, este paso fue navegable durante el verano, por primera vez, sin necesidad de usar rompehielos.
Rusia ya ha dejado clara su intención de controlar la otra, la “Ruta del Mar del Norte”, frente a su costa, una ruta que acorta significativamente la distancia entre China y el norte de Europa. China, por su parte, se ha declarado "estado cercano al Ártico" y se ha asociado con Rusia para potenciar el uso de esas nuevas rutas comerciales que abre el Ártico.
Ucrania rompe la diplomacia ártica
Durante los últimos años, se habían abierto canales diplomáticos entre todos los países implicados, especialmente entre Rusia y EE.UU. Pero la invasión de Ucrania los ha roto. Cuenta el NYT, por ejemplo, que funcionarios estadounidenses se han quejado recientemente de que Rusia exige al resto de países que soliciten permiso para pasar por sus aguas, y que y amenaza con usar la fuerza militar para hundir los barcos que no cumplan con ello.
Mientras tanto, en la costa oeste de Alaska, el gobierno de EE.UU. está invirtiendo cientos de millones de dólares para ampliar el puerto de Nome y dar servicio a los buques de la Guardia Costera y la Armada que navegan hacia el Círculo Polar Ártico. “A medida que las cosas se intensifican, creo que es más necesario expandir nuestro ejército y hacerlo ahora”, asegura John Handeland, su alcalde, en el diario estadounidense. “Creo que hubo una época en la que pensábamos que todo estaba bien, que podíamos bajar la guardia. Pero ahora estamos viendo que tal vez no fue buena idea”.