Un 'monstruo' de toallitas higiénicas obliga a levantar una avenida en un pueblo de Sevilla


Diariamente, sacan un metro cúbico de toallitas higiénicas correspondientes a los 40.000 habitantes de Ecija (Sevilla)
El Ayuntamiento pide responsabilidad a los vecinos y solicita no tirar los residuos al váter para evitar colapsar las redes de saneamiento de aguas
El gesto tan habitual de tirar al retrete una toallita higiénica supone, no solo una ruina para el bolsillo, sino también un peligro para el medio ambiente. Un claro ejemplo de esa falta de conciencia ciudadana lo encontramos en la localidad sevillana de Écija, donde una enorme bola de toallitas ha provocado tal avería que ha obligado a levantar una de las avenidas principales.
Los operarios de la empresa Aqua Campiña, encargada de gestionar el mantenimiento de la red, han estado días intentando desatascar la acumulación de residuos. Diariamente, cuentan a NIUS, sacan casi un metro cúbico de toallitas higiénicas y otros residuos, correspondientes a los casi 40.000 habitantes de la localidad. "Es un auténtico quebradero de cabeza. Las toallitas son nuestro principal problema", se lamenta José María Pérez, gerente de la empresa.
"En una de las revisiones periódicas, detectamos retención de agua y era a causa del atasco generado por esta enorme bola", explica a NIUS. Un 'monstruo' de residuos de, aproximadamente, 60 kilos de peso. Aunque han sido casi un centenar los kilos que han sacado en total, tras dos días limpiando la red.
Desde el Ayuntamiento de Écija hacen un llamamiento a la responsabilidad de los ciudadanos para no arrojar estos residuos a la red, sino a papeleras. El consistorio quiere concienciar a los vecinos de "lo importante que es que cumplamos las normas y no arrojemos residuos a la taza de váter. Toallitas higiénicas, preservativos, bastoncillos pueden llegar a colapsar este sistema de protección".
Del inodoro al mar
Después de tirar una toallita al wáter, ésta recorre bajantes y arquetas, los puntos conflictivos donde estos 'monstruos' se acumulan hasta atascar las tuberías. Las que siguen su camino hacia las estaciones de bombeo de aguas residuales (que impulsan el agua hasta las depuradoras) pueden quedar adheridas obstaculizando el paso al resto de residuos y obligando a hacer intervenciones de limpieza de forma periódica.
El problema para las empresas de gestión del agua no termina aquí, ya que muchas toallitas llegan hasta las depuradoras, donde existen unos filtros en los que también se quedan atascadas, impidiendo el paso del agua.
Una toallita puede tardar hasta 600 años en desaparecer de la naturaleza. Además, están compuestas por microplásticos, un material que se ha convertido en uno de los principales enemigos del medio natural, sobre todo, de mares y océanos donde pasan a ser consumidos por animales marinos y terminan entrando en la cadena alimenticia.