Greenpeace alerta del "vertiginoso colapso de los océanos" durante la Cumbre de Madrid

Coincidiendo con la Cumbre del Clima de Madrid, Greenpeace lanza un nuevo informe en el que alerta del colapso de los océanos y pide medidas urgentes para protegerlos
LA COP25 se denomina también "COP Azul", precisamente con el objetivo de destacar el importante papel de los océanos en la mitigación del cambio climático y la necesidad de que los países se comprometan en su conservación
Cuando hablamos de especies amenazadas, seguro que pocos pensamos en arrecifes de coral. Pues sepan que un tercio de ellos están en peligro de extinción, el 33%, así como otro tercio de todos los mamíferos marinos, nada menos. Lo advierte Greenpeace, en un nuevo informe sobre océanos que ha lanzado este miércoles, aprovechando la COP25 sobre cambio climático que se celebra en Madrid.
En él, la organización ecologista vuelve a alertar del "vertiginoso colapso de los océanos", que son esenciales para la vida en la Tierra: producen más del 50% del oxígeno que respiramos y regulan la temperatura del planeta. También alertó del colapso el reciente informe especial del IPCC sobre océanos, presentado en septiembre. Pero Greenpeace lo califica de vertiginoso, porque "dos tercios de los ecosistemas marinos ya se han visto afectados por el cambio climático y la sobrepesca", según sus investigaciones.
Un colapso, avisan, que requiere una respuesta inmediata que no se está produciendo. Pide Greenpeace "una respuesta política global y urgente en los próximos doce meses", es decir, en 2020.
La crisis climática es oceánica
Los océanos han quedado bastante al margen de las negociaciones de estas cumbres del clima, hasta ahora. Pero Chile decidió que esta debía ser una "COP Azul", precisamente con la idea de destacar la relevancia del papel de los océanos en la mitigación del cambio climático y conseguir que los países se comprometan más en su conservación. Se habla mucho, por tanto, de océanos en esta COP25, tanto en la agenda oficial de la Zona Azul como en los actos de la sociedad civil en la Zona Verde.
Pero Greenpeace va más allá. Asegura la organización, al presentar este informe, que la crisis climática es una crisis oceánica. "Unos océanos sanos son fundamentales en la lucha contra el cambio climático, pues son el mayor sumidero natural de CO2, además de ser reguladores esenciales de la temperatura global para hacer la Tierra habitable”, asegura Tatiana Nuño, responsable de cambio climático de esta organización, presente en la COP25. "El océano es el oxígeno que cada una de nosotras respiramos en este planeta azul”.
Amenaza para la vida de 300 millones de personas
Advierte este informe que, "en el próximo siglo, el aumento del nivel del mar desfigurará las costas de numerosos países, lo que puede llegar a triplicar la estimación de la cantidad de personas amenazadas. Casi tres cuartas partes de las comunidades más vulnerables se hallan en ocho países asiáticos, siendo China el más afectado".
Y en el punto de mira están los combustibles fósiles, que "alteran la estructura y las funciones de los ecosistemas y provocan el calentamiento del agua, el aumento del nivel del mar y la acidificación y desoxigenación del océano. La vida de entre 100 y 300 millones de personas podría verse amenazada si la crisis de los océanos continúa a este ritmo", aseguran desde Greenpeace.
Un Tratado Global de los Océanos
Pilar Marcos, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace, es contundente: “El cambio climático y la reducción de la biodiversidad marina no pueden abordarse por separado. Los impactos más visibles del cambio climático comienzan y terminan en el mar: la subida del nivel del mar por el deshielo de los glaciares o las olas de calor marinas están provocando cambios en los ecosistemas costeros, un círculo vicioso que está causando profundas alteraciones”.
Por eso, Greenpeace pide medidas urgentes de protección de los océanos, y las concreta. La aprobación de un Tratado Global de los Océanos en la ONU para finales de 2020 y el compromiso de proteger el 30% de los océanos a través de una red de santuarios marinos.
Este informe propone a los gobiernos las áreas prioritarias que consideran que deben ser protegidas: "los dos polos del Ártico y la Antártida; algunas zonas críticas para ballenas, arrecifes de coral, manglares y praderas marinas; el mar de los Sargazos; la zona mesopelágica y el océano profundo que, según el informe, debe permanecer fuera de los límites de la emergente industria minera de fondos marinos".