Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros con fines analíticos y para mostrarte publicidad personalizada (recopilan datos sobre tus gustos y perfil).

Si continúas navegando por el sitio, estás aceptando su uso.

Puedes rechazar la utilización de cookies u obtener más información al respecto en nuestra Política de Cookies

A través de cualquiera de las páginas webs del Grupo tiene la opción de personalizar las cookies tal y como desee.

Mascarillas de cáñamo: la solución 'eco' a los residuos plásticos de la pandemia

  • Se trata de mascarillas biodegradables hechas de cáñamo. Su objetivo reducir la contaminación

  • Desde marzo se han comercializado más de 1,5 millones de mascarillas compostables

Frederic Roure, empresario e ingeniero agrónomo, siempre ha buscado soluciones sostenibles y ecológicas a los productos plásticos, y las mascarillas no iban a ser menos. Desde su fábrica en Lezzenes, en el norte de Francia, no muy lejos de Calais, comercializa las primeras mascarillas compostables de Europa.

Se trata de mascarillas realizadas con cáñamo, mejor dicho con lienzos de cáñamo que producen en su propia fábrica, llamada Geochanvre. El objetivo es luchar contra el coronavirus y de paso evitar contaminar aún más el planeta.

Cada mes se gastan en el mundo 129.000 millones de mascarillas desechables y 65.000 millones de guantes, que tardarán casi cinco siglos en descomponerse, según la organización Waste Free Oceans.

Mascarilla sostenible y con forro de maíz

Frederic insiste en que el suyo "es un producto natural que sale del suelo y volverá al suelo". Las mascarillas están realizadas con fibra de cáñamo, se pasan a través de unos rodillos y compresores, se transforman en unas láminas planas listas para ser cortadas .

"Es un producto natural que sale del suelo y volverá al suelo" (Frederic Roure, fabricante de mascarillas de cáñamo)

El forro de la mascarilla está realizado con fibras de maíz para que sea más suave al contacto con la cara y las bandas elásticas también son de material reciclado. Hasta ahora han vendido 1,5 millones de unidades, la mayoría en Canadá y Europa.

Desde su empresa, Frederic intenta poner su grano de arena por un mundo más sostenible. Sus mascarillas pueden reducir los deshechos plásticos como máscarillas y guantes, cuyo uso se ha disparado durante la pandemia y que terminará contaminando los océanos y tardando siglos en descomponerse.