El peligro de medir los gases del volcán: la UME a pocos metros de la lava


Durante las 24 horas del día los militares recorren la zona de exclusión del volcán para detectar gases tóxicos
Llevan semanas tomando muestras tanto a pie como en el Velire, el vehículo que mide la calidad del aire
La mayor parte de los gases que emite el volcán es vapor de agua, pero preocupa el dióxido de azufre y el dióxido de carbono
Es medianoche. A pocos metros de la lava, efectivos de la UME y del Ejército de Tierra miden un día más la calidad del aire en la zona de exclusión del volcán Cumbre Vieja en la isla de La Palma (Canarias). Su misión es detectar los gases tóxicos que emanan del volcán y sobre todo comprobar si aumentan o disminuyen.
Las mediciones se hacen cada pocas horas y en diferentes puntos. Son los miembros del Grupo de Intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales (GIETMA), junto al personal del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), los que buscan el dióxido de azufre y el dióxido de carbono en el aire.
Se apoyan en su VELIRE, un vehículo ligero de reconocimiento NRBQ (Nuclear, radiológico, bacteriológico y químico). Una especie de todoterreno cuyos sensores permiten detectar, identificar y tomar muestras ambientales de posibles agentes químicos que emanen de la lava.
Los más de 250 efectivos desplegados controlan la calidad del aire y las coladas. La mayor parte del gas que emite el volcán está formada por vapor de agua.Pero también hay gases como el monóxido de carbono y el dióxido de carbono (ambos suponen cerca del 2% del magma), y azufre, que representa menos del 1% de la masa.
La principal preocupación es que si hay altas emisiones de dióxido de azufre junto con la presencia de humedad, se puede producir una reacción química que puede transformarse en ácido sulfúrico. Un ácido muy fuerte que produce quemaduras.
Además está el flúor. Se encuentra principalmente en la ceniza del volcán (en partículas de menos de dos milímetros) y puede resultar contaminante para los pastos y el agua si se da en grandes cantidades para los pastos y agua.
El volcán lleva más de 70 días escupiendo fuego y piedras. El pasado lunes, tras unos días de calma, volvió a reactivarse y no tiene visos de parar.