Ramón Ortiz, vulcanólogo: "La lava, si es espesa, puede tardar años en enfriarse"


Entrevista con el veterano vulcanólogo Ramón Ortiz, que hace diez años coordinó la emergencia volcánica de El Hierro y hoy está en La Palma
Advierte de que todavía se pueden abrir más bocas en el volcán y recuerda que su evolución es impredecible: "Lo que va a hacer, lo decide él"
"Lo normal es que este tipo de erupciones no duren mucho, pongamos un mes, y luego quede alguna pequeña actividad"
A Ramón Ortiz, muchos lo recordarán porque coordinó la crisis volcánica de El Hierro, hace diez años. Hoy, este vulcanólogo ya está jubilado (“si estuve en la del Teneguía (1971), tú me dirás…”) pero sigue al pie del cañón cada vez que un volcán erupciona, allá donde sea. Así que ahora está en La Palma. Por su cuenta y riesgo, para aportar su amplia experiencia en la gestión de emergencias volcánicas.
“La cabra tira al monte, los que nos dedicamos a esto no sabemos hacer otra cosa”, confiesa. Porque los volcanes “enganchan”. Este doctor en Ciencias Físicas fue investigador del CSIC en el departamento de Vulcanología del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Hoy sigue colaborando con quien se lo pida, como experto independiente. Atiende a NIUS poco después de llegar a La Palma, para explicarnos la situación y su posible evolución.
Pregunta: ¿Le ha sorprendido la erupción de este volcán o se lo esperaba?
Respuesta: Entraba dentro de lo esperable, aunque no teníamos un pronóstico claro. Algo había. Yo, todas las noches me bajo los mapas de sismicidad, y empecé a ver que había mucha en La Palma. Era de esperar que hubiera una erupción.
P: ¿Y por qué ahora?
R: Las erupciones siempre ocurren más o menos alrededor de la luna llena. Porque el sol tira para un lado y la luna tira para otro. Cuando hay luna llena, los dos están en posición y eso produce un esfuerzo sobre la corteza terrestre, y genera fracturas. Es como con una cuerda, si uno tira de un extremo y otro del otro llega un momento en que se rompe. Y entonces se produce esa erupción.
P: ¿Qué supone que la lava llegue al mar? ¿Más explosiones?
R: Sí, pero esas explosiones nunca son muy importantes, no son grandes explosiones. El mayor peligro en una erupción es que se produzca una "nube ardiente", es decir, cenizas a muy alta temperatura que se desplazan muy rápidamente. Es el fenómeno más destructivo que puede ocurrir.
P: ¿Y aquí puede ocurrir?
R: No es descartable…
P: ¿Por qué ocurriría?
R: Es un proceso típico en volcanes. Pero si son lavas tranquilas, no hay ninguna preocupación.
P: ¿Y cómo es la lava de este volcán?
De momento va siendo tranquila, fluye tranquilamente como si fuese un río, y eso genera pocos problemas. Pero no es descartable que cambie esa forma de fluir. Siempre hay que tenerlo previsto, por eso se evacua a la gente.
P: ¿Qué nos espera ahora? ¿Cuántos días o semanas puede durar esta erupción?
R: Mi respuesta siempre es la misma: preguntádselo al volcán. No hay una estimación, y menos cuando llevamos tan poco tiempo. Normalmente duran meses, pero no se puede descartar nada. Lo normal es que este tipo de erupciones no duren mucho, pongamos un mes, y luego el volcán quede con pequeña actividad, que puede durar meses.
P: ¿Cómo se calcula cuánto puede durar?
R: Se va midiendo como avanza la colada, el volumen de lava que emite, si tiene tendencia a subir o a bajar… Son muchas cosas, es pronto aún para sacar conclusiones.
P: Se estima que esta colada tiene una altura media de seis metros. ¿Es mucho o poco?
R: Depende de donde se mida. Si se mide cerca del centro de emisión será más pequeña, y si se mide más lejos será más grande. Hay que ver dónde se ha medido. Y depende de la pendiente por donde se mueva…
P: Hasta ahora, ha habido ocho erupciones en La Palma y todas han durado entre uno y tres meses. ¿Es previsible que esta sea similar?
R: Bueno, hay alguna erupción que puede durar años, pero lo previsible es que sea similar. Sí. Como decía, hay que preguntar al volcán, porque lo que va a hacer lo decide él.
P: ¿Los volcanes son impredecibles?
R: Hay mucha incertidumbre, sobre todo al principio, pero a medida que va pasando el tiempo vamos viendo más cosas y conociendo más sus ideas. Vemos si cambia la fluctuación de la temperatura, la composición química, todo eso se puede medir… pero llevamos poco más de 24 horas.
P: Habla del volcán como si fuera una persona, con voluntad propia…
R: Claro, exacto. Y saber lo que va a hacer depende de muchas cosas: de la composición del magma, de su volumen, de la tasa de emisión, hay un montón de parámetros que no conocemos todavía. Cada vez que hay una erupción, se empiezan a hacer simulaciones sobre el modelo topográfico de la isla, y eso ya te da una estimación de hacia dónde puede ir. Intentas obtener información de las características de esa lava, de ese flujo, eso se modeliza y ya te da una idea de lo que puede pasar. Pero es pronto aún.
P: ¿El magma todavía sigue presionando desde abajo y abombando el terreno o ya no?
R: En cuanto rompe, ya no. En el momento que abre la fractura, esa deformación disminuye rápidamente, porque ya sale todo. Y esos magmas fluidos corren rápidamente pendiente abajo. En este caso, el magma es bastante típico, es bastante fluido, es como agua… de lo más fluido que se vende… (risas).
P: Se han ido abriendo varias bocas, una tras otra… ¿es normal?
R: Sí. Es lo normal.
¿Y pueden abrirse más bocas todavía?
R: Sí, sería de esperar…
P: Tenemos volcán para rato…
R: Sí. El mejor ejemplo que tenemos es la erupción del Timafaya (en 1730), en Lanzarote, que duró varios años. Aunque ha pasado mucho tiempo, lo que ocurrió allí refleja muy bien este tipo de vulcanismo.
P: ¿Y cuánto tarda en enfriarse la colada de la lava?
R: Mucho.
P: ¿Cuánto es mucho? ¿Meses?
R: Depende del espesor de la lava. Si es muy espesa, puede tardar años en enfriarse. Esta va a tardar, pero no se sabe cuánto ahora. Es muy pronto.
P: Hace 50 años que no había una erupción en esta isla. ¿Por qué ahora?
¿Y por qué no?
P: ¿Pero hay algún parámetro temporal que ayude a prever otra erupción, que hiciera pensar que ya tocaba?
R: No. Porque eso depende de muchas cosas. De la actividad tectónica del planeta, por ejemplo, hay que tener en cuenta que las placas se están moviendo continuamente… Lo que sí ves es cuando algo empieza a activarse, como ha ocurrido ahora, y por eso se hacen planes de emergencia. Una vez que se detectan movimientos, se hacen simulaciones de forma constante.
P: Esta erupción ocurre diez años después de la de El Hierro, ¿tiene algo que ver?
R: No. En estas islas hay unas fuentes de magma profundas, y lo que ocurre es que en un determinado momento se abre un conducto y hay una erupción.
P: ¿Esta erupción generará cambios en la orografía de la isla?
R: Claro. Y mejorará el terreno.
P: ¿Por qué lo mejora?
R: Porque es tierra nueva. Recién fabricada. Con el tiempo, cuando trabajen la tierra nueva, tendrán terrenos muy fértiles. Pero hablamos de mucho tiempo, de las generaciones futuras.
P: Es decir, que lo que ahora es una desgracia para los habitantes de la isla, puede ser bueno para sus hijos o nietos.
R: Eso es.
P: Usted acaba de llegar a La Palma. ¿Qué va a hacer ahora?
R: Lo habitual, tomar datos de sismicidad, ver la probabilidad de que haya un sismo más grande…
P: Pero la sismicidad había ido descendiendo, tras la erupción…
R: Bueno... este lunes tuvimos un sismo de 3.4, nada menos. Yo lo sentí. Iba descendiendo, sí, pero se ve que estaba cogiendo fuerzas para llegar a eso. La sismicidad sigue, y no me sorprendería que los hubiera mayores. No sería lo normal, pero no hay que descartarlo.