La salamandra penibética aparece "por sorpresa" en la Alhambra tras 40 años extinguida


Los trabajadores del conjunto nazarí la descubrieron, por sorpresa, cuando realizaban trabajos de limpieza de una acequia
Los especialistas recomiendan a los ciudadanos que si ven un ejemplar no lo toquen, sino que lo fotografíen y lo notifiquen al Patronato
Su nombre científico es 'salamandra longirostris' y su aspecto no pasa desapercibido. Llaman la atención sus grandes ojos saltones y las llamativas manchas amarillas sobre su piel negra y brillante. La llamada salamandra penibética, por ser endémica de esta zona de Andalucía, puede llegar a medir algo más que la palma de una mano. Y, hace unos días, sorprendía a los trabajadores de la Alhambra que encontraban un ejemplar, durante los trabajos de limpieza de una acequia.
Una muy buena noticia para uno de los monumento más visitado de España, que dejó de ver a este anfibio hace más de 40 años. La salamandra penibética se extinguió por completo del cauce del río Darro, que transcurre íntegramente por la provincia de Granada, en los años ochenta. Hasta ahora porque, para sorpresa de los expertos, ha regresado. Concretamente, un subadulto de esta especie que, además se encuentra específicamente entre los anfibios protegidos en la ley ambiental andaluza.
El motivo de su desaparición parece estar en el uso generalizado de fitosanitarios químicos para combatir las plagas y en los tensoactivos de los detergentes domésticos que provocaron que esta especie se extinguiera por completo del cauce del río. "Son especies que respiran por la piel y, por tanto, muy sensibles a estos productos", explica a NIUS Catuxa Novo, Jefa del Servicio de Jardines, Bosques y Huertas del Patronato de la Alhambra y Generalife.
Los trabajadores que la encontraron solo han podido observar este único ejemplar, probablemente en dispersión, y no se han localizado aún puntos de cría. "Lo que nos daría la clave de que existe una población sería encontrar sus características larvas", explica Novo que espera que esta aparición sea natural y no por acción de la mano del hombre. "Alguien podría haberla soltado en el entorno pero resulta raro y poco probable, pues es una actividad prohibida y además el ejemplar estaba en muy buen estado", apunta.
De cualquier forma, señalan desde el monumento nazarí, se trata de un hallazgo de gran importancia para los estudiosos de la fauna en el entorno del río Darro, ya que las salamandras son los anfibios con peor estado de conservación y más amenazados en todo el cuadrante del sureste ibérico.
Hace años se distribuía ampliamente por las provincias de Cádiz, Málaga, sur de Córdoba y este de Granada, pero en las últimas décadas, las poblaciones han ido desapareciendo por las transformaciones que el hombre ha hecho en el entorno (cultivos agrícolas, construcciones, etc.) y su presencia ha quedado relegada tan sólo a las sierras de Cádiz y Málaga.
Los especialistas recomiendan a los ciudadanos que si ven un ejemplar de esta especie paseando por la zona del Darro no lo toquen, pues es un animal muy sensible y vulnerable. Además, sin ser peligroso, sí puede ser tóxico para quien ose a ponerle una mano encima. Lo mejor, dicen, es fotografiarlo y poner en conocimiento del Patronato de la Alhambra y Generalife su ubicación.
El Patronato de la Alhambra y Generalife viene acometiendo, desde 2008, actuaciones dirigidas a la protección de los anfibios presentes en el conjunto monumental. Recientemente, el monumento ha colaborado en un proyecto de cría en cautividad de tritón pigmeo realizado por el Aula de la Naturaleza Valparaíso de las Escuelas del Ave María, por el que algunos de los espacios hidráulicos del entorno de la Alhambra han acogido parte de las sueltas. Con anterioridad, se había trabajado ya en la conservación y reintegración de otras especies autóctonas de anfibios presentes en el entorno del Darro, como el gallipato o el sapo partero bético.