Tipos de calefacción: ¿cuál es el más eficiente?

Los sistemas más destacados son los de electricidad y gas, a los que se suma el suelo radiante, el solar, el geotérmico y el de biomasa
La eficiencia de cada uno depende de cuestiones como el tamaño de la casa, sus aislamientos, la climatología de la zona y su orientación
En la decisión, influye el coste de la instalación de los sistemas y el precio de las facturas
Las temperaturas empiezan a bajar y seguirán descendiendo. Se acercan los meses más fríos del año y, cuando llegamos a casa, agradecemos que el hogar esté cálido. Además de que entre luz natural por los ventanales, la calefacción ayuda a que esto sea posible. Hay varios tipos de calefacción según la fuente de energía. Antes de abordar los diferentes sistemas, es importante conocer las claves y factores a tener en cuenta para la elección de uno de los tipos de calefacción:
Factores para elegir el sistema de calefacción
Para poder escoger el tipo de calefacción adecuado, es imprescindible tener en mente el tamaño de la casa (no es lo mismo un piso de 60 metros cuadrados que una casa de 250 metros cuadrados), los aislamientos del hogar (el material aislante de las paredes), la climatología de la zona en la que se encuentra la casa, la orientación, el coste de la instalación y su mantenimiento, el precio de las facturas y el compromiso con el medio ambiente.
Sobre los precios de instalación y de consumo, puede que el primero sea muy caro, pero luego se vea compensado cuando ya esté instalado porque se paga menos.
Calefacción eléctrica
Es la que produce calor conectando el radiador o aparato en cuestión a la red de electricidad. La electricidad se convierte en calor. Su instalación es muy sencilla, ya que simplemente debe conectarse a un enchufe. Eso hace que no requiera mantenimiento. Además, la calefacción se produce casi inmediatamente y la temperatura se puede regular.
Es una opción bastante asequible, aunque también conlleva un aumento de la factura de la electricidad. Sin embargo, su capacidad no le permite calentar espacios muy amplios o grandes, porque el calor que produce no se expande a grandes distancias.
A su vez, hay distintos tipos de calefacción eléctrica, como las estufas, las bombas de calor (son sistemas de aire acondicionado que emiten calor en invierno y frío en verano), el radiador de aceite, los convectores (que expulsan el aire caliente a través de un ventilador) y los calentadores (son más pequeños, más pensados para espacios como el baño, y cuyo consumo suele ser muy alto).
Calefacción por gas y gasoil
Es uno de los sistemas más utilizados en los hogares. Emite bastante calor y el combustible que se usa es el gas y el gasoil. Para su uso, es necesaria una caldera de gas que vaya conectada a los tubos por donde pasa el agua. De esta manera, el agua se calentará en su paso por la caldera hasta llegar a los radiadores, que se tienen que instalar, ya que son los que desprenden el calor.
Este sistema sí que requiere una instalación y su mantenimiento es más complejo. Su capacidad calorífica depende de la potencia de la caldera. A pesar del desembolso importante que pueda suponer al principio, sus facturas no son tan elevadas como las de la calefacción eléctrica. Otras ventajas son que los radiadores no hacen ruido, el circuito por el que pasa el agua para calentarse es seguro y el calor llega a más distancia en estancias amplias.
Calefacción radiante
Este sistema de climatización funciona mediante una tubería instalada debajo del suelo por la que circula agua caliente. El calor sube por arriba, de modo que el suelo irradia una alta temperatura que calienta la vivienda. El consumo energético es bajo, aunque su instalación no es sencilla, porque supone levantar el suelo, ni tampoco es barata.
Es uno de los sistemas más modernos y que más se instalan en las viviendas de nueva construcción.
Calefacción por biomasa
Se trata de una energía renovable que se obtiene con materiales orgánicos como la madera, cáscaras de frutos secos, huesos de aceituna o los pellets. De la misma manera que ocurre con la caldera de gas, la caldera con biomasa calienta el agua y su calor se desprende por los radiadores. Sin embargo, las estufas de pellets son muy populares. La calefacción por biomasa es un sistema muy limpio, la inversión inicial es elevada, pero las tarifas son más económicas una vez ya se ha hecho la instalación.
Calefacción geotérmica
La calefacción geotérmica aprovecha la energía almacenada bajo la superficie de la tierra. Así pues, es también una energía renovable. La capacidad calórica se distribuye por un circuito cerrado hasta llegar a los radiadores. Nuevamente, su instalación es cara, pero las facturas tienen un precio razonable.
Calefacción solar
A través de las placas, los rayos de sol son captados para convertirse en energía eléctrica o térmica, de modo que se transforman en calor para ser utilizado como calefacción. La energía generada se puede difundir por el suelo radiante, la bomba de calor o los calentadores por convección. El precio para disponer de esta tecnología es elevado, pero al tratarse de una energía renovable y no contaminante, reduce mucho el consumo de gas o electricidad, por lo que aligera las facturas de estas energías.