Mari Àngels Barba, directora de enfermería en la Vall d'Hebron: "Soy optimista pero con un punto de calma tensa"

La enfermera explica a NIUS cómo está siendo el día a día en el hospital: "Lo vivimos como si fuera una montaña rusa"
Hasta hace una semana todo el hospital estaba exclusivamente dedicado a pacientes con coronavirus
"Hemos llegado a esa fase de estabilidad y tenemos lo que nosotros llamamos la calma tensa"
El coronavirus obliga a los enfermos ingresados a pasar la enfermedad solos, alejados de sus hijos, hermanos, padres o nietos. La sensación de intranquilidad y preocupación rodea a numerosas familias, que viven con el miedo de no poder acompañar a sus seres queridos. Los sanitarios se han convertido en esta crisis en los ojos de muchos familiares, acompañando a los pacientes durante las 24 horas del día y haciendo mucho más ameno su ingreso en el hospital.
Pero no es una tarea fácil. Para Mari Àngels Barba, directora de enfermería del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, su día a día es como "una montaña rusa". Viven diariamente un sinfín de sensaciones cambiantes. En una misma mañana pueden celebrar el alta médica de un paciente y lamentar la pérdida de quienes no han ganado la batalla.
En esta entrevista la enfermera Mari Àngels Barba explica a NIUS cómo se está viviendo día a día en el hospital, cómo ha cambiado su trabajo a raíz de la crisis del coronavirus y cómo están superando cada batalla.
PREGUNTA: Un mes desde el inicio del estado de alarma. ¿Qué mensaje le manda a esas familias que tienen a un familiar ingresado en el hospital Vall d’Hebrón?
RESPUESTA: Sobretodo decirles que aquí todos los personales sanitarios cuidamos a sus familiares. En particular, las enfermeras, estamos las 24 horas a su lado. Nos tienen ahí para lo que necesiten. Las enfermeras siempre son esos ojos que están observando continuamente al paciente para ver cualquier cambio que puedan tener y son esas manos que aplican los tratamientos y que intentan dar la mejor solución. Tranquilidad, comprendemos la sensación de urgencia y de soledad que tienen por no poder estar al lado de sus familiares en estos momentos tan difíciles. Ahí estamos para lo que necesiten.
P: ¿Cómo está siendo el día a día en el hospital?
R: Los días están siendo muy largos y muy intensos. Ha pasado poco más de un mes y la sensación es que hayan sido varios. Las primeras semanas fueron de mucha presión y ahora hemos llegado a esa fase de estabilidad y tenemos lo que nosotros llamamos la calma tensa. Ahora habrá que ver cómo afecta este primero desconfinamiento, habrá que esperar unos quince días para a ver qué resultado se obtiene. Ahora estamos en una fase estable porque todos los dispositivos están funcionando y todo el mundo se ha acostumbrado a trabajar de una nueva manera, con esta patología. Pero estamos en previsión de a ver qué pasará.
"Las enfermeras siempre son esos ojos que están observando continuamente al paciente"
P: ¿Qué es lo que más ha cambiado en las últimas semanas?
R: Han cambiado muchas cosas. Durante semanas todo el hospital ha sido dedicado a pacientes con COVID. Ahora sí que ya tenemos unas unidades que son para pacientes no enfermos de coronavirus, pero hasta hace una semana todo era coronavirus. Nosotros hemos ido ampliando los espacios para críticos por cinco. Nuestro volumen ha sido increíble y a nivel de hospitalización también se ha ampliado. Hemos vivido estos cambios con una gran presión y estrés. Cada uno de una manera diferente.
P: ¿Qué es lo más duro de trabajar con pacientes críticos?
R: Tener a un paciente de entrada de estas características es complejo y produce una tensión importante. Estás en tensión continua. En la unidad de críticos hemos tenido que adaptar a las enfermeras a unas competencias y a una asistencia que no estaban habituadas. Hay una serie de personal que sí que era el propio de UCI pero otras personas no y lo hemos ido adaptando. Hemos ido reubicado a las enfermeras de las unidades que hemos cerrado. Dependiendo de su expertez y sus áreas de conocimiento las hemos enviado a unidades de críticos o a hospitalización. Había personas que la tecnología que usamos en UCI la desconocía totalmente y hemos tenido que hacer una formación complementaria.
P: Trabajar en la unidad de hospitalización tampoco debe ser fácil.
R: No lo es. No hay que olvidar en toda la parte de hospitalización el paciente también está aislado. Es un paciente que hemos visto por todo su desarrollo de la enfermedad y su estado se puede complicar en muy poco periodo de tiempo. Es crea un estrés adicional al profesional. Están a puerta cerrada y debes ir controlando continuamente porque en una hora se te puede complicar y puede pasar a una unidad de críticos o incluso morir. Esto genera mucha presión y mucha tensión.
"Hemos llegado a esa fase de estabilidad y tenemos lo que nosotros llamamos la calma tensa"
P: Entre muchas otras cosas se han convertido en el apoyo de muchos pacientes que se están enfrentando al ingreso solos, sin compañía. ¿Cómo estáis viviendo ese acompañamiento?
R: Lo vivimos como si fuera una montaña rusa. Cuando estás solo es cuando te viene el bajón emocional. A todos nos ha pasado. Pero enseguida, por esa parte vocacional, esas ganas y esa lucha que tenemos, te vienes arriba, lo dejas a un lado, te pones las pilas y haces el acompañamiento al paciente. Ahora los pacientes están muy solos. No pueden tener ese acompañamiento de la familia, por eso intentas estar al lado. Ver sus caras de alegría al vernos o al hablar con su familia te produce un subidón de energía, que compensa los momentos de bajón. Eso es lo que nos da ese carisma y esas ganas de lucha. Estamos en una guerra y le tenemos que ganar la batalla al covid.
P: Pero esos momentos de bajón también están.
R: Cambias de una sensación a otra muy rápidamente. Por un lado tienes la alegría y la fiesta que hacemos cuando un paciente sale de una unidad de críticos o de la unidad de hospitalización le dan el alta. Pero luego a la hora siguiente ves pacientes que están en fase de final de vida y tienes que hacer ese acompañamiento. Es complicado con tanta presión calibrar y pasar de repente a sentir una sensación completamente contrapuesta.
P: ¿Recibís asistencia psicológica?
R: Sí al profesional se le da un soporte con un programa que hemos montado desde la unidad de salud mental para que puedan tener una atención. Está pensada para aquellos que creen que su nivel de tensión emocional es importante y les puede afectar. Creo que todo los profesionales sanitarios se han adaptado muy bien a toda la situación y en definitiva a ese gran cambio que ha habido en poco más de un mes.
"Ves pacientes que están en fase de final de vida y tienes que hacer ese acompañamiento"
P: En su caso, ¿de dónde saca esa fuerza para lograr ganar cada batalla?
R: Ahora nos hemos encontrado con esta situación y espero que al menos nosotros no la volvamos a vivir. Pero yo la fuerza la saco de la vocación. Esto es lo que te hace tener que sobreponerse e ir rompiendo esas barreras. Intento ponerme un escudo para que no me afecte y poder trabajar de la mejor manera posible. Cada uno en la parte que le pertoca, en la parte asistencial o en mi caso en la parte más de gestión de todo. Cuando estamos trabajando lo damos todos.
P: Parece que hay algunos ciudadanos que no valoran este esfuerzo. ¿Qué opinión tiene sobre esos mensajes de desprecio que se han encontrado algunos sanitarios en el portal de su casa de vecinos?
R: Creo que está muy mal pero son casos puntuales y tampoco debemos generalizarlo. No es algo que pasa a nivel general en la sociedad. Son quejas que se han dado de forma muy puntual y no hay que hacer caso. No me merece ni atención porque lo veo como algo muy puntual y no debemos darle más importancia para evitar darle la publicidad que estas personas han puesto en evidencia.
P: Trabaja en primera línea. Sabe lo que hay. ¿Es optimista?, ¿Ya hemos pasado por lo pero?
R: Soy optimista pero con un punto de calma tensa. Ahora toda estabilidad y esa bajada de casos, tanto a nivel de contagios como de pacientes a nivel críticos es un resultado de las primeras semanas de confinamiento, pero hemos de ver qué pasa, cómo afectará. No hay que bajar la guardia, nos queda todavía bastante que recorrer.