Ovación y 'paseíllo' en una residencia gallega al equipo de vacunación tras recibir la segunda dosis

Los sanitarios que han vacunado a los residentes y a los trabajadores se vieron sorprendidos por la ovación recibida
Probablemente han sido quienes peor lo han pasado desde que todo comenzó. Personas de edad avanzada, con enfermedades crónicas, usuarios de residencias de mayores que veían como el virus se cebaba con mujeres y hombres como ellos. Para proteger a este vulnerable colectivo, se blindaron los geriátricos. Tuvieron que renunciar a las salidas con sus familiares, a las visitas, a un abrazo con sus hijos o un beso de sus nietos.
Con la llegada de la vacuna, recuperan poco a poco la sonrisa. Desde que comenzaron a recibirla, les hemos visto gritar de alegría, bromear al recibir la dosis... y ahora volcar su agradecimiento ovacionando al equipo de vacunación que les brinda el esperado pinchazo.
Los aplausos han sonado con fuerza en los pasillos de la residencia Hermanos Prieto de O Carballiño, en Ourense, para despedir esta mañana a las profesionales sanitarias después de la vacunación. Varios ancianos sostenían en alto unas cartulinas con la palabra "GRACIAS" en mayúsculas. "¡Qué bonito!", se escucha decir a una de las cuatro enfermeras mientras desfila entre aplausos como los equipos campeones a los que se le hace pasillo para rendirles homenaje.

No es para menos, los 82 residentes son del selecto grupo de poco más de 14.000 gallegos que caminan hacia la inmunidad tras recibir la segunda dosis de la vacuna. También aplauden los 52 trabajadores de la instalación, agradecidos. "Ha sido una alegría enorme", relata Nuria Iglesias, directora del centro. "Cuando nos llamaron ayer para decir que venían con la segunda dosis fue un rayito de esperanza. Estábamos temblando por si estos días aparecía algún positivo", confiesa emocionada. "Estamos deseando que pasen los siete días tras la segunda dosis para poder achucharlos, son nuestra familia".
Confinados desde hace seis meses: "Estábamos temblando"
En octubre, la residencia registró cuatro casos, por suerte ninguno requirió hospitalización. "La mayoría de usuarios lleva sin salir desde agosto", cuenta echando la vista atrás. "Hay un matrimonio que, por su distinto grado de dependencia, están separados dentro de la propia residencia y lleva meses sin verse. Ha sido muy duro", recuerda. Promete una gran fiesta de carnaval para celebrar la inmunidad, aunque asegura que para las personas que viven en la residencia "poder juntarse para jugar a las cartas ya va a ser un regalo".
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