Los padres hacen balance de 10 semanas de teletrabajo y niños en casa: "Estamos agotados y estresadísimos"

Del 8% de personas que teletrabajaban antes de la crisis del covid-19 se ha pasado a un 80%, según la Fundación MásFamilia
Un informe de la Universidad de Valencia asegura que durante el confinamiento el seguimiento escolar de los hijos ha recaído fundamentalmente sobre las madres
En casa de los Martínez el despertador suena a las 8 de la mañana. A partir de ahí todo lo que viene es una maratón que no termina hasta la noche. Hay que encender el ordenador, levantar a los niños, recoger un poco la casa, preparar algo de comida, conectarse 'online' rápido al colegio de los dos hijos, de 10 y 8 años, porque empiezan las clases, mirar qué tareas tienen, turnarse con la esposa de habitación (quien se queda en el salón tiene la peor parte porque comparte mesa de comedor con los menores y es una interrupción cada dos minutos) y ponerse, por fin, a trabajar. "Es muy complicado hacer todo eso mientras recibes mails del trabajo constantemente y tienes tres videoconferencias al día. Es una labor ingente. Mi mujer y yo acabamos agotados y de los nervios porque estamos estresadísimos", asegura David, padre de familia.
Cada día en casa es un no parar. "Los niños te requieren para todo. No son autónomos para seguir las tareas de clase. Hay que estar constantemente ayudándoles y así es complicado sacar el trabajo adelante. Encima, tampoco contamos con la persona que nos ayudaba en casa unas horas, con lo que las labores del hogar se han multiplicado", prosigue David.
El caso de los Martínez se repite en miles de familias con hijos, confinadas desde que comenzó la pandemia. Padres que han estado teletrabajando con los niños siguiendo las clases desde el hogar. De un 8% personas que teletrabajaban en España antes de la crisis del covid-19 hemos pasado a un 80%, según la Fundación Másfamilia, entidad que lleva 17 años abogando por la conciliación. Todo ha sido de golpe: porque una cosa es teletrabajar y otra, teletrabajar con los hijos en casa siguiendo las clases. Eso ha sido demasiado.
Según un estudio del Departamento de Sociología y Antropología Social de la Universidad de Valencia, las mujeres con menores que teletrabajan soportan la mayor parte del estrés del confinamiento. El informe concluye que el seguimiento escolar de los hijos en edad educativa lo hacen sobre todo las madres y que en algunos casos las mujeres están teniendo que facilitar el teletrabajo a sus parejas, lo que, según las autoras, se ha convertido en un elemento de ansiedad y estrés añadido al hecho de teletrabajar.
Patricia, madre de dos mellizos de 6 años y una niña, de 9 lo corrobora: "La conciliación está siendo terrible. Tengo la sensación de no llegar con calidad ni a mi ámbito profesional ni a mi faceta como madre y mucho menos como profesora de mis hijos. Hemos capeado el temporal con una sensación de haberlo hecho a medio gas. Al final hay que estar con los niños, imprimirles los deberes, corregírselos, ayudarles con las tareas y el estudio porque son contenidos nuevos que no han dado en clase. Y todo esto contando que no afecte a sus horarios de comida y a su tiempo libre, porque son niños y tienen que seguir jugando".
Y eso que Patricia ha tenido suerte. En su trabajo han sido comprensivos y no le han puesto problemas en cuanto a horarios. "Aún así, me he sentido desbordada. He querido sacar el trabajo adelante y hacer todo al mismo tiempo: uno quería pintar, otro divisiones, otro ir al baño y encima quieres adelantar la comida para que no coman a las cuatro de la tarde", señala.
Y todo con la incertidumbre de que cualquier día le llamarán y tendrá que volver a la oficina a trabajar: "Y ahí si que tendré un problemón. No podemos dejarles los niños a mis padres porque son personas de riesgo".
A partir de este lunes los centros comienzan a abrir sus puertas en comunidades donde se ha pasado a Fase 2. Pero sólo será para clases de refuerzo puntuales de cuarto de la ESO y segundo de Bachillerato, después de que las comunidades hayan descartado abrir sus centros de infantil, de 0 a 6 años. El resto tendrá que esperar a septiembre para que lo niños vuelvan al colegio. Y nada está garantizado. La ministra de Educación, Isabel Celaá, ya ha avisado que las aulas no acogerán a más de 15 alumnos por clase y que es probable que haya que combinar las lecciones presenciales con las 'online'. Todo un jarro de agua fría para muchos progenitores que entienden que para entonces ya tendrán que haber vuelto a sus puestos de trabajo.
"Tengo asumido que de aquí a que acaben las clases en junio lo pasaremos como sea pero si en septiembre no vuelven al colegio, a mí me da algo, me tiro por un puente", reconoce Rebeca, madre de dos hijos de 11 y 7 años. "No puedo seguir a este ritmo hasta septiembre. Mi día a día es agotador. Tengo que trabajar y a la vez ponerme con la pequeña para que se conecte a clase. La mitad de las veces, las páginas web donde tiene que hacer las tareas no funcionan. Es más el buscar y mirar las cosas que hacer los ejercicios en sí. Así que a las cuatro de la tarde, cuando termino mi jornada laboral, me tengo que poner con ella para que las termine y nos dan las seis. A todo eso suma la casa, la compra y mi propio trabajo. No puedo más", asegura Rebeca.
Lo de Elena, madre soltera de dos niños de 1 y 4 años, lo de teletrabajar ha sido toda una hazaña. Ella, sola, con todo. No ha podido delegar en una pareja. "O me lo tomo con calma o reviento. He podido trabajar cada día a base entretener a los niños con tele y gusanitos. La mitad del trabajo lo he hecho con mi hija en brazos. Cada vez que tengo que hablar por teléfono, mis hijos me interrumpen continuamente. Menos mal que la gente es muy tolerante y comprende la situación. Lo peor ha sido acostumbrar a los niños a que durante 8 horas mamá no se puede levantar de la silla", asegura.
Y todo eso, más las tareas que mandan del colegio. "Al mayor le han mandado muchísimas fichas. Al principio me estresaba y ahora hacemos lo que podemos. No se puede ejercer de profesora, de cuidadora, de limpiadora, de madre paciente, de teletrabajadora… hay que elegir y yo he elegido limitar las fichas y ser más laxa con los caprichos y con los horarios de mis hijos", confiesa Elena.
Los problemas no son menores con hijos adolescentes. Ya no hay que ocuparse tanto de ellos, pero los enfrentamientos son otros. Rocío, madre de tres hijos adolescentes de 17, 16 y 12 años lo sufre cada día. Reconoce que lo más difícil del confinamiento ha sido la relación con su hija de 17 años. "Está en una edad en la que su vida gira en torno a sus amigos. Se ha perdido fiestas y el viaje de fin de curso y ha pagado su frustración de no poder salir con la familia". En cuanto al seguimiento de las clases, asegura que el tema del teletrabajo no ha sido complicado pero sí el hecho de no tener un dispositivo electrónico para cada hijo: "Eso ha generado muchísimas discusiones".
Con junio a punto de comenzar, parece que lo peor ya ha pasado. Quedan ahora gestionar las vacaciones de verano. ¿Habrá o no campamentos? ¿Podrán los hijos bajar a la urbanización? ¿Estarán abiertas las piscinas? Todo es una incógnita, por ahora. De casi todas estas cuestiones depende el bienestar psicológico de muchas familias