La pandemia, explicada a través de los sueños de los londinenses

El Museo de Londres prepara una exposición para mostrar el efecto del Covid-19 en el subconsciente de las personas
El proyecto capturará experiencias oníricas sin interpretación ni análisis y las expondrá como historias orales, como si fueran esculturas o pinturas
Se basa en un estudio del King’s College que revela que la ansiedad, el estrés y la preocupación han alterado los patrones de los sueños y su contenido
Julie soñó la otra noche que se quedaba atrapada en un hotel. No era un hotel solitario en medio de la nada sino un hotel que parecía normal. “Había otros huéspedes y se comportaban de forma habitual, hablaban conmigo educadamente, iban a cenar, como si no pasara nada, pero yo sentía que no podía salir del hotel, que me había quedado encerrada, y no veía que nadie se marchara”, cuenta. No era una situación de desgarro, no era una pesadilla. No había puertas ni ventanas tapiadas, no era un lugar oscuro y frío, simplemente no me podía marchar y poco a poco me iba desesperando y la gente hacía como si nada”.
Sueños o malos sueños como el de Julie son los que está buscando el Museo de Londres para realizar una exposición sobre los sueños en los tiempos del Covid. Cómo el Covid ha alterado nuestro descanso, nuestras rutinas oníricas, cómo el Covid se refleja en los sueños de la gente. El proyecto se llama ‘Guardians of Sleep’ (los guardianes del sueño), utilizando la expresión de Freud. Y lo están llevando a cabo en colaboración con el Museo de los Sueños de la Western University de Ontario, en Canadá, un centro donde estudian la relación entre el subconsciente y la vida cotidiana.
“Lo que quería era capturar la experiencia de que posiblemente la pandemia no solo esté afectando nuestras vidas conscientes, sino también nuestro subconsciente, nuestra vida de ensueño”, explica Foteini Aravani, comisaria digital del Museo de Londres. “El sueño, y nuestro patrón de sueño, fue una de las primeras cosas que cambió con la pandemia y cambió casi inmediatamente después de que se produjera el confinamiento”.
El proyecto tiene distintas fases. La primera es la de facilitar una dirección de correo electrónico para que les pueda contactar cualquier persona que quiera compartir su experiencia onírica. El equipo del museo que lleva el proyecto realizará entonces una selección de personas y a, partir del 15 de enero, empezará una serie de entrevistas de media hora a través de videoconferencia o por teléfono con la presencia de psicólogos. Estos testimonios orales serán mostrados en primavera en una exposición atípica con palabras en vez de esculturas y lienzos.
Sentía que la muerte estaba muy cerca
Julie no es parte del proyecto, pero podría serlo. Tiene 29 años, trabaja para una empresa de selección de personal y su vida se vio completamente alterada cuando se decretó el confinamiento en el Reino Unido el 27 de marzo. Comparte piso con otras cuatro personas en el norte de Londres y sus padres y su hermano viven lejos en un pueblo de Escocia. Durante las primeras semanas en las que apenas se podía salir de casa, dormía largas horas porque no tenía nada mejor que hacer. Pero se levantaba más cansada de lo habitual. Solía despertarse abruptamente en medio de la noche, nerviosa y preocupada. Recuerda que soñaba que sus padres se morían. Era una pesadilla recurrente. “Mis sueños estaban relacionados con la mortalidad, con la vida y la muerte, sentía que la muerte estaba muy cerca”, cuenta.
La pandemia ha alterado los sueños de la gente. Un estudio de King’s College revela que la ansiedad, el estrés y la preocupación que han traído el Covid no solo ha transformado la vida diurna, sino que también ha traspasado la frontera de la ensoñación. El 63 por ciento de los encuestados —entre el 20 y el 22 de mayo— dijeron que dormían peor desde la pandemia. El 50 por ciento confesaron que, como Julie, su sueño se veía alterado por la noche. El porcentaje alcanzaba el 62 por ciento entre los que sufrían problemas financieros. Este no era el caso de Julie porque siguió cobrando su sueldo a través del estado.
“Hay evidencias preliminares de que la pandemia del Covid ha alterado nuestros patrones de sueño, así como el contenido de los sueños”, explicó Valdas Noreika, profesor de psicología en la Universidad Queen Mary de Londres, a ‘The Guardian’. “Por ejemplo, la gente pronuncia más palabras de enojo y tristeza, y es habitual que se mencione la contaminación y la limpieza en los sueños de pandemia”.
Redefinición de los objetos del museo
Otra de las que ha visto sus sueños alterados es Alejandra, una mujer colombiana que hace treinta años que vive en Londres y que está casada y tiene un hijo de 16 años. A principio de la pandemia tuvo una pesadilla que la marcó. Se encontró de repente con un niño muerto en brazos por las calles desiertas de la ciudad. “No sé quién era ese niño ni cómo fue a parar a mis brazos, pero me desperté sobresaltada”, cuenta. “Me preocupó soñar con aquella intensidad porque no soy una persona que tenga sueños fuera de los normal”.
Alejandra ha trabajado toda su vida cuidando niños y sin duda la pesadilla estaba relacionada. Ella es autónoma y el confinamiento ha cortado por completo sus ingresos. Por suerte, su marido, que es profesor universitario, ha seguido cobrando. Esto ha aliviado la economía de la casa. La pandemia la alteró hasta el punto que dormía pocas horas y las horas que estaba despierta se sentía tan agotada y pesada y sentía que sus días eran improductivos. “Mi falta de sueño la relaciono con una alteración de mi estado anímico que negué a llamar depresión y le puse mejor el nombre de tristeza muy profunda”, dice.
El proyecto del Museo de Londres, que documenta la historia de la ciudad, capturará el sueño de la gente sin interpretación ni análisis, el sueño crudo, sin tamiz. “Histórica y tradicionalmente, los museos han estado recopilando experiencias oníricas, pero no como experiencias de primera mano, sino como representaciones y visualizaciones, como pinturas y dibujos”, cuenta Aravani.
Y añade que “el hecho de poder recolectar el sueño de los londinenses en sus propias palabras no solo nos permite documentar una experiencia colectiva clave sobre el Covid, sino que nos ayuda a ampliar el significado de lo es un objeto de un museo”. Historias como la de Julie y Alejandra van a quedar expuestas en forma de audio en la colección. Y estos testimonios orales se convertirán en un futuro en fuente de información para historiadores, científicos y artistas de los estragos que produjo por las noches la pandemia.
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