La peligrosa moda del 'binge drinking': atracones de alcohol para emborracharse cuanto antes

Los jóvenes se suman a la moda británica del atracón alcohólico, según una encuesta
Los expertos advierten de los peligros de la ingesta de alcohol en menores
La edad a la que se empieza a beber desciende a los 13,5 años
El término en inglés quizás todavía no nos suene ni nos aporte demasiada información, pero la nomenclatura en castellano no deja lugar a dudas. El binge drinking, o lo que es lo mismo, el Consumo Intensivo de Alcohol (CIA), es la peligrosa tendencia en auge entre adolescentes y jóvenes españoles de alcanzar un estado de embriaguez en el menor tiempo posible.
Tal y como sucede con el término, el binge drinking es un patrón de consumo importado de los países anglosajones, que consiste en darse atracones de alcohol con el objetivo de emborracharse cuanto antes. La rápida ingesta reduce la frecuencia respiratoria y cardíaca, baja la temperatura corporal, y puede producir convulsiones, confusión e incluso desmayos.
La expansión de esta peligrosa práctica la demuestran los datos aportados por la última encuesta estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias, según los cuales unos 700.000 jóvenes españoles reconocen haber consumido cinco o más bebidas alcohólicas en un plazo inferior a dos horas.
Este consumo intensivo es “una bomba de relojería”, advierte el profesor de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela y experto en adicciones, Antonio Rial Boubeta, “con graves consecuencias a corto y largo plazo”, sobre todo si a ello se suma el inicio a edades cada vez más tempranas en el consumo del alcohol.
Estudios sobre consumo realizados por el departamento de Rial Boubeta en la USC, demuestran que la edad a la que comienzan a beber los españoles ha descendido hasta los 13,5 años, es decir, en la etapa considerada todavía pediátrica, y tan solo un año después, a los 14,5 se produce la primera borrachera, con el riesgo que ello conlleva. Según los expertos en un cerebro adolescente, en pleno proceso de maduración, los efectos pueden ser devastadores y a veces irreparables no solo a nivel del potencial adictivo sino también a nivel cognitivo, estructural del cerebro y de su morfología.
“Son dos años en los que nos lo jugamos todo”, advierte Rial Boubeta, ya que “este consumo tan precoz multiplica por tres el riesgo de desarrollar una adicción y por diez la probabilidad de derivar en un policonsumo, además de estar relacionado directamente con conductas de riesgo en todos los ámbitos: más peleas, peor rendimiento escolar, conflictos en el seno familiar y comportamientos sexuales de riesgo”.
Los expertos apuntan a que este patrón de consumo en forma de atracón se ve favorecido en España por el fenómeno del botellón, que está suponiendo además un incremento de la atención en los centros sanitarios de intoxicaciones etílicas. Un claro ejemplo es el ingreso la pasada noche de San Juan, de una niña de tan solo 13 años en el Hospital de Pontevedra, precisamente por esta causa.
Según Rial Boubeta, en España existe un exceso de permisividad con el consumo de alcohol, tanto entre los padres como las administraciones, y eso a pesar de que hay leyes muy claras al respecto. Por eso reclama que se cumplan realmente las normativas y se trabaje de manera conjunta sobre este problema, prestando especial atención a la prevención y la educación.