Los meteorólogos temen que la banda en la que opera esta nueva tecnología interfiera con la ellos usan para medir los cambios en la atmósfera
Lo esperamos como agua de mayo: una conexión a Internet más rápida (aún), descarga de películas en HD en solo segundos, conectividad de red prácticamente del 100%, y eso sin contar el paso de gigante en inteligencia artificial o en los coches autónomos. En definitiva, toda una vuelta de tuerca a la tecnología para hacernos la vida más fácil. Porque ¿quién no está harto de esperar y esperar a que se cargue la página de Internet o de quedarse sin cobertura justo cuándo más falta hace?
El 5G, que llegará a España próximamente, promete ser la panacea para nuestra vida digital, pero, también toda una pesadilla para los meteorólogos. Y en realidad para toda la población porque imagínense que no se pudiera prever un tornado en Estados Unidos, un huracán en el Caribe o una ciclogénesis explosiva en el norte de España.
La AEMET (Agencia Estatal de Meteorología) ha dado la voz de alarma y advierte de que la quinta generación de telefonía móvil puede acabar alterando las previsiones del tiempo, y retroceder así 40 años en este campo. “Si no podemos prever una catástrofe, no podemos reaccionar ante ella”, incide Margarita Martín, directora de la AEMET en el País Vasco. “No es un asunto baladí, es algo serio”, afirma la meteoróloga, que apunta a la causa: “el vapor de agua emite una señal débil a los satélites a una frecuencia de 23.8 GHz, cifra que es extremadamente cercana a la que viajará próximamente el 5G (24 GHz)”. Es decir, los satélites sufrirán algo parecido a cuando nosotros no escuchamos una conversación de teléfono porque entra ruido. De esta forma, cabe la posibilidad de que los satélites recopilen datos erróneos hasta en un 30% de los casos.
La NASA y la Marina Estadounidenses preocupadas
Ahora mismo hay quien pensará que se está exagerando, o que el asunto en sí no es de una importancia vital, pero lo cierto es que organizaciones como la NASA y la Marina de Estados Unidos están preocupadas por todo este jaleo que se ha organizado en torno a este choque entre el 5G y la meteorología.
Es más, tanto la NASA como la Administración Nacional para el Océano y la Atmósfera (NOAA) habían pedido al Gobierno estadounidense que se protegieran las frecuencias que se utilizan para los datos atmosféricos, pero finalmente ha salido ya a subasta el primer paquete de 5G a una banda de transmisión de 24 GHZ, extremadamente cerca de una de las 15 frecuencias que miden los satélites de observación de meteorológicas, de hecho, la frecuencia más cercana a la tierra. En España, de momento, se ha subastado la banda de 3,6 GHZ, y antes de diciembre de 2026 se subastará la de 26GHZ, algo que, en principio no causará mayor contratiempo, pero se seguirán adjudicando bandas. “Y ahí es donde surgen los problemas porque al ser los sensores muy sensibles pueden captar interferencias y dar medidas que no son las correctas”, según el catedrático en Teoría de las Comunicación de Tecnun Universidad de Navarra Pedro Crespo.
La solución, según los expertos, pasa por legislar. “Es crucial llegar a una colaboración para poner restricciones en las transmisiones 5G y que no accedan a las bandas reservadas para los satélites que recogen los datos del tiempo”, apunta Crespo. Lo cierto es que los daños que se pueden llegar a producir ni siquiera se han podido calcular. Es por esto por lo que se apuesta por fijar “por ley unas condiciones estrictas para que las transmisiones 5G no puedan interferir en otras frecuencias”.
El 5G: toda una revolución
Ante esta cuestión muchos se preguntarán si realmente vale la pena poner en marcha esta quinta generación en telefonía móvil, y lo cierto es que su valor va más allá del provecho que le podamos sacar los usuarios corrientes. Pedro Crespo asegura que “va a suponer toda una revolución en el mundo de las aplicaciones industriales y también en ámbitos como en de los procesos químicos”. Por ejemplo, es asombroso lo que el 5G disminuye el “retardo de la transmisión”, un asunto vital por ejemplo en el caso de los coches autónomos. Se reduce mucho el tiempo en el que el coche reacciona cuando se encuentra con un obstáculo en la calzada.
Por si esto fuera poco, Crespo añade que “disminuirá el consumo energético porque las pilas de nuestro móvil durarán más, tendremos mayor cobertura e incluso será una tecnología más barata que las generaciones anteriores y con una mayor calidad”.
Pero de momento, a falta de que nos lleguen todas estas novedades, el 5G lo que realmente ha revolucionado es a los meteorólogos de todo el mundo.