La playa de Gandía desierta, símbolo de un atípico primer día de vacaciones de Semana Santa

Las localidades costeras de Valencia y Alicante se quedan sin turistas como consecuencia del confinamiento
Hoteles, restaurantes y tiendas cerrados en la que tendría que ser una de las mejores semanas del año
Los controles de policía se extreman en los accesos a las playas para evitar la llegada de propietarios de segundas residencias llegados principalmente de Madrid
La imagen es desoladora. La arena de la inmensa playa de Gandía completamente vacía. Ni una sola persona se divisa a lo largo de los tres kilómetros del paseo marítimo. Las tiendas, los hoteles y los restaurantes, que tendrían que estar preparados parar afrontar una de las mejores semanas de la temporada turística, están cerrados. Solo un supermercado y la farmacia permanecen abiertos al público. "Es una sensación muy extraña. Tendríamos que empezar a tener aquí a los turistas, pero parece que se haya prolongado el invierno", asegura Guillermo Rocher, farmacéutico.

El silencio es total. Ni rastro del ruido de ruedas de maletas cargadas con toallas y bañadores para disfrutar del sol y del primer baño de la temporada en el mar. Una escena que se repite de norte a sur en toda la costa valenciana. El confinamiento, decretado por el estado de alarma, ha dejado en casa a miles de españoles, que este viernes tenían que haber comenzado las vacaciones de Semana Santa.
Controles en los accesos a las playas
Policía Local, Policía Nacional y Guardia Civil bloquean con controles todos los accesos a la playa de Gandía. "No es momento de venir a pasar las vacaciones a la playa", afirma Marc Cuesta, Comisario Jefe de la Policía Local de Gandía. Desde primera hora, los agentes munipales vigilan el acceso a la carretera que va desde la ciudad de Gandía hacia el Grao de la playa. Una vigilancia que también realizan desde el aire con un dron. "Nos sirve para seguir a aquellos conductores que nos plantean dudas y ver si efectivamente van a donde nos han dicho", señala el Comisario.
Estos estrictos controles se han instalado en numerosas localidades costeras de Valencia y Alicante como Denia, Xàbia, Calpe, Oliva o Cullera, aunque ya se venían haciendo con menor intensidad desde el inicio de la semana. La orden ha llegado directamente del Ministerio del Interior. El objetivo es evitar que lleguen a sus segundas residencias ciudadanos procedentes principalmente de Madrid, pero también del interior de la Comunidad Valenciana, que se salten el confinamiento y quieran pasar las vacaciones de Semana Santa cerca del mar. A los infractores les espera una multa y un largo camino de vuelta a su lugar habitual de residencia, ya que salvo en los casos debidamente justificados, los accesos están totalmente prohibidos. "Que no vengan porque no van a poder entrar. Además, las multas son de alrededor de 600 euros, aunque pueden ser más altas dependiendo de la infracción". De esta forma, el Gobierno quiere impedir que se propaguen los contagios, como ya ocurrió en los días previos a que se decretara el aislamiento, con la llegada de numerosas personas procedentes de Madrid. "Esa semana sí que notamos que vino bastante gente, pero desde entonces no hay movimiento de gente nueva", explica Guillermo Rocher. De hecho, en Gandía, las tres primeras personas ingresadas en el hospital de la ciudad, habían llegado de la capital.