Polémica por las mascarillas compradas por el Gobierno de Cantabria: "Parecen servilletas"

“Parecen servilletas”, “en vez de mascarillas son más-baratillas” o “esto parece una broma” son algunos de los comentarios de los cántabros que han recibido en sus casas las mascarillas higiénicas desechables distribuidas por el Gobierno de Cantabria. Muchos de los receptores vierten su enfado en las redes sociales donde critican el diseño, la calidad o el presupuesto invertido en su adquisición. Otros tantos consideran “un chiste” esta iniciativa del gobierno de Miguel Ángel Revilla.

Este sábado, el gobierno cántabro comenzaba la distribución de un paquete con cinco mascarillas en los municipios de menos de 8.000 habitantes para llegar progresivamente a todos los hogares de esta comunidad autónoma. En total, adquirió 1.200.000 unidades con un coste aproximado de 150.000 euros. 

El propio ejecutivo cántabro reconoce, en un comunicado, que sus mascarillas gratuitas “no sustituyen a una mascarilla quirúrgica homologada” pero “ofrecen una solución temporal ante el problema mundial de desabastecimiento que en este momento impide que esta protección esté al alcance de todos”.

Las mascarillas están confeccionadas con doble capa de celulosa, un material totalmente ecológico, biodegradable y dermatológicamente testado. En la parte delantera lleva un conocido logotipo de un puño con un pulgar levantado donde se puede leer ”todo va salir bien”.

Sin tiras para sujetarlas, las mascarillas cántabras tienen uno agujeros laterales para introducir las orejas. Tapa nariz, boca y, en el caso de algunos usuarios, hasta la vista. Por este y otros motivos, hay quien se pregunta si “no hubiese sido mejor que hubiesen enviado una lata de anchoas en vez de esto”.