Anabel Gonzalez, la psiquiatra que cura a sus pacientes haciéndoles mover los ojos: "La terapia EMDR no es magia, es ciencia"


Esta terapia, reconocida por la OMS, consigue deshacer nudos emocionales en tiempo récord
La técnica consiste en la estimulación bilateral del cerebro a través de movimientos oculares
Está indicada para sanar traumas que nos han marcado y terminan condicionando nuestro comportamiento
Anabel Gonzalez - sin tilde porque así lo pone en su partida de nacimiento - reconoce que lo de curar traumas a través del movimiento de los ojos "suena raro". Pero asegura que es una terapia muy efectiva. "Consigue deshacer nudos emocionales en una sola sesión". Esta psiquiatra gallega lleva años utilizando esta técnica, llamada EMDR, con sus pacientes.
"No es ninguna cosa rara", explica. "Está reconocida por la Organización Mundial de la Salud desde el año 2013. Aparece en la mayor parte de las guías clínicas internacionales como uno de los tratamientos de elección para el estrés postraumático y empieza a estar recomendado para otros trastornos mentales como la depresión", revela a NIUS.
Gonzalez, presidenta de la asociación EMDR en España defiende que en un momento en el que se habla mucho de la mala salud mental de los españoles "tener el máximo de opciones de tratamiento disponibles es importante". La experta aclara en NIUS todos los detalles de esta terapia que se está poniendo de moda.
Pregunta. ¿Qué es la terapia EMDR?
Respuesta. Es una terapia que se utiliza para ayudar a los pacientes a procesar situaciones traumáticas que han sucedido en su vida, pero en un sentido amplio. Es decir, hablamos de cualquier experiencia que hayamos tenido que nos ha afectado, que se nos ha quedado grabada y que no hemos superado. Quizás no pensamos en ello a diario, pero es algo que sigue latente y que nos hace reaccionar de una determinada forma. No tiene por qué ser una vivencia traumática objetiva, puede ser una fobia, una adicción... algo que llevamos con nosotros y que nos afecta emocionalmente.
Por ejemplo, por irnos a algo muy obvio, una persona que ha sufrido una agresión y que después, cuando alguien le habla alto, reacciona de forma desproporcionada. La gente no lo entiende, pero teniendo en cuenta su anterior experiencia ya cobra todo el sentido. Los traumas son informaciones almacenadas en el cerebro de forma disfuncional. Hay que tratarlas porque son invalidantes, nos limitan en nuestra vida diaria.
Lo que hace la terapia EMDR es buscar ese tipo de experiencias del pasado que están conectadas con los problemas actuales, localizarlas y trabajarlas a través del movimiento ocular. El trabajo del terapeuta es descubrir cuáles son los nudos principales, dónde está cascada la persona para actuar sobre ese punto y deshacer el nudo.
P. ¿Cuál es el origen de esta técnica?
R. Empieza hace ya unas décadas, cuando una psicóloga americana, Francis Shapiro, lo descubre de manera casual. Ve que en un momento en que estaba pensando en una situación que le estaba causando malestar se le empezaron a mover los ojos espontáneamente. A partir de ahí comenzó a estudiarlo con más detalle y a analizar el efecto directo que tenía. El resultado fue sorprendente. Observó que con el movimiento de los ojos, el malestar experimentado frente a sentimientos desagradables disminuía o llegaba a desaparecer. Fue algo muy revolucionario porque los traumas son heridas psicológicas muchas veces difíciles de curar.
P. Apuntabas antes que se han hecho multitud de estudios que han demostrado su efectividad.
R. Sí, se han hecho muchos estudios en los que se ha constado que el movimiento ocular influye en diferentes aspectos, por ejemplo en cómo perdemos el miedo, en lo que se llama la extinción del miedo, experiencias que después de vivirlas nos han dejado el miedo en el cuerpo y que somos incapaces de controlar, pues con esta terapia lo podemos desbloquear.
También trata las creencias, porque cuando nos pasa algo negativo nos hace vernos a nosotros mismos de una manera negativa también. Si yo sufro una agresión, yo puedo sentir que estoy en peligro aunque no lo esté. Esa creencia me va a acompañar en muchos momentos que yo voy a sentir como peligrosos, aunque no lo sean. Con esta terapia se consigue cambiar esas creencias. Si yo reduzco el miedo que me genera ese recuerdo, llega un momento en que lo puedo mirar y sentir que estoy seguro. Al principio, cada vez que lo recuerdo es como si volviera a estar en peligro, pero eso va cambiando con la terapia EMDR. A diferencia de la terapia cognitiva en la que se trabaja sobre la creencia de forma directa, aquí la creencia va cambiando de forma espontánea cuando el cerebro se va desbloqueando.
Es como si nosotros buscásemos cuáles son los nudos principales, dónde está cascada esta persona, se trabaja sobre ese punto y se deshace el nudo. También se ha visto que tiene un efecto de relajación directo y que hay determinadas áreas del cerebro que se calman cuando se están haciendo ese tipo de movimientos.
P. ¿Cómo hay que mover los ojos?
R. El ojo se tiene que mover en horizontal de un lado a otro siguiendo la dirección que el terapeuta marca con sus dedos. El paciente debe seguir estos movimientos con la mirada sin mover la cabeza hasta realizar un total de 40 movimientos en distintas fases. Primero se hacen unos 24 movimientos, se para y se ve qué le viene a la persona, luego se sigue con otra tanda y esto se va repitiendo a lo largo de la sesión. El terapeuta va analizando cuándo vuelve el paciente a pensar en el recuerdo y cuándo no y así puede ir avanzando en la resolución de su problema.
P. ¿Y cómo lo consigue, qué parte del cerebro se estimula a partir de los movimientos de los ojos?
R. Hay como unos núcleos en el cerebro, uno de ellos es la amígdala, que tienen que ver con emociones negativas y con el procesamiento del miedo que se ha visto que bajan de actividad con los movimientos oculares. Entonces si estoy pensando en un recuerdo que me activa ese área y con los movimientos oculares estoy bajando la activación, yo puedo empezar a mirar el recuerdo de otra manera.
Otro efecto que produce es que al irse desbloqueando el recuerdo la persona va conectando eso con otras cosas. Por ejemplo, puede conectar un recuerdo con otro momento en el que sintió una sensación parecida, o que vivió un momento similiar con un resultado opuesto...Según vamos haciendo tandas de movimientos oculares se van produciendo asociaciones espontáneas hasta que llega un momento en el que el recuerdo queda integrado. Está conectado y ya no es un núcleo duro asociado a emociones perturbadoras, sino que ya lo vemos con perspectiva. Lo podemos mirar desde sitios diferentes.
Y todo esto con el movimiento ocular, con la estimulación bilateral, se va potenciando. Es como si nosotros ayudásemos al cerebro a hacer algo que sabe hacer pero que esa vez no pudo hacer. Porque no todo lo negativo que vivimos se nos queda atascado. Hay cosas que en el momento nos afectan, nos hace daño, pero el cerebro sabe superarlas. En las ocasiones en las que no se logra es cuando funciona la terapia EMDR. El cerebro solo necesitaba que lo desbloqueáramos.
P. ¿Y cuánto tiempo tarda en deshacerse el nudo?
R. Hay veces que un recuerdo, aunque sea intenso, en una sola sesión, se puede deshacer. Otras veces nos puede llevar tres o cuatro sesiones trabajar en un recuerdo, depende no tanto de la intensidad del recuerdo, sino de cuántas conexiones puede tener, que a veces hay recuerdos que están conectados con muchas cosas de nuestra vida y llevan un poquito más de tiempo, pero no son tiempos largos.
Realmente, lo que nos lleva más tiempo en la terapia es que la persona esté preparada para trabajar así, porque esto significa a veces tocar lo que duele, permitirse sentir emociones que a lo mejor llevan toda la vida tratando de evitar, no darle demasiadas vueltas, porque si tú mientras estás haciendo esto le estás dando un montón de vueltas a lo que está viniendo te haces más nudo todavía.
Es decir, la parte compleja es que la persona deje estar las emociones ahí sin hacer nada, que esto a algunas personas les cuesta un mundo. Y después que hay personas que no es que tengan un recuerdo clave que explique todo, sino que tienen una vida entera llena de un montón de cosas muy complicadas. Entonces ahí hay que hacer un trabajo más largo, porque hay muchos más recuerdos que habría que trabajar.
P. Pero en cualquier caso, ¿es una técnica que hay que hacer siempre con un terapeuta, no?
R. Por supesto. Hay gente muy osada que intenta hacerlo por su cuenta con un resultado bastante negativo. Hay que hacerlo con un especialista que lo pueda encauzar, que nos pueda acompañar, que nos pueda ayudar si nos atascamos, y hace falta que sean profesionales formados. Nosotros insistimos mucho en que la gente esté acreditada por las asociaciones internacionales, por EMDR Europa, en nuestro caso, porque así estás seguro de que lo estás haciendo según los procedimientos analizados que funcionan.
Mover los ojos lo puede hacer cualquiera, pero lo que está demostrado que funciona es el procedimiento completo, que no es simplemente muevo los ojos, sino como te decía, ver cuál es la creencia nuclear del recuerdo, seleccionar bien cuáles son los recuerdos, ser capaz de guiar al paciente cuando se empieza a liar o a machacar por estar sintiendo lo que está sintiendo. Se precisa el asesoramiento de un terapeuta que tenga una base clínica en primer lugar y luego que tenga un buen aprendizaje de la herramienta.
P. ¿Por qué crees que es una técnica cada vez más utilizada?
R. Está aumentando mucho porque yo creo que con ella se llega a un nivel de profundidad mayor que con otras psicoterapias. Al trabajar no solamente la parte del pensamiento y de las condiciones, sino también la parte emocional y la parte física, el tratamiento es más profundo. Yo he visto gente que había trabajado su trauma de otras maneras sin resultado y que de esta forma han logrado librarse de él. El efecto es más potente.
También es cierto que a veces necesitamos combinar esto con otras cosas, por ejemplo hay pacientes que pueden necesitar medicación. No vamos a solucionar todos los problemas con esto, pero ayuda muchísimo porque trabaja a otro nivel.
P. ¿Y encontráis reticencia en los pacientes que no conocen la técnica cuando se la proponéis?
Pues es cierto que a quien no la conoce le suena rarísima, pero fíjate que eso es una ventaja porque la persona no tiene que venir creyéndoselo. Es decir, si viniera porque se lo cree, podría ser sugestión, de esta forma sabes que el resultado es real. Se ha demostrado que funciona igual se lo crea la persona o no. Yo misma cuando hice el curso la primera vez no me creía absolutamente nada.
Además el hecho de que suene extraño ha hecho que se investigue mucho más, porque cosas así, que parecen surrealistas, hay un montón de propuestas desde muchos puntos de vista, otra cosa es demostrar que funcionan. Así que se ha conseguido que haya un montón de estudios tanto sobre su eficacia como sobre su efecto. Ahora por ejemplo hay estudios muy interesantes de EMDR en animales, donde no hay efectos sugestivos, con resultados increíbles.
P. Sabes que aún así es un tratamiento que a quien no lo conoce le suscita cierta desconfianza.
R. Sí, a esas personas les diría que no es magia, es solo ciencia. Es una opción muy efectiva que tenemos ahí para ayudarnos cuando estamos mal. No debemos deshecharla porque nos resulte extraño el procedimiento. En los tiempos que corren para la salud mental cualquier terapia que haya demostrado buenos resultados debe tenerse en cuenta.