Fumar duplica el riesgo de sufrir pérdida de memoria y confusión en la mediana edad


Dejar el tabaco tiene efectos positivos rápidos entre los 45 y los 59 años, pero no cuando se hace a edad más avanzada, según un estudio de la Universidad de Ohio
Los autores afirman que es la primera vez que se mide la percepción subjetiva del deterioro cognitivo y lo valoran como indicador precoz de salud
El estudio ha sido realizado entre 136.000 personas
Los fumadores que rondan los cincuenta años, lo que se viene llamando mediana edad, tienen más riesgo de sufrir pérdidas de memoria y episodios de confusión que los no fumadores, según una investigación realizada por un equipo de la Universidad de Ohio.
El aspecto positivo es que dejar de fumar parece tener un efecto beneficioso rápido, ya que aunque se hay abandonado este hábito recientemente, el riesgo de sufrir esas señales de deterioro cognitivo se reducen.
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"La asociación que hemos visto era significativa sobre todo en el grupo de personas entre los 45 y los 59 años, lo que sugiere que dejar de fumar en esa etapa de la vida puede tener beneficios en la salud cognitiva", ha explicado el autor principal del estudio, el epidemiólogo Jeffrey Wing, en Journal of Alzheimer’s Disease. Wing destaca que ese efecto positivo ya no se produce cuando se deja de fumar en edades más tardías.
El estudio se ha realizado con los datos médicos de 136.000 personas mayores de 45 años. De ese total, un 11% sufrió algún tipo de deterioro cognitivo subjetivo, es decir, una percepción de que sus facultades de alguna manera habían mermado. Se comparó el deterioro cognitivo de personas fumadoras, de otro grupo que había dejado de fumar recientemente y de una tercera categoría para quienes se quitaron el tabaco de forma temprana.
Entre los fumadores, la prevalencia del deterioro cognitivo subjetivo fue casi el doble que entre los no fumadores. El riesgo para quienes habían dejado de fumar hacía más de una década era casi igual al de los no fumadores. El de quienes lo dejaron de forma más reciente el riesgo era 1,5 veces mayor que entre los no fumadores.
Los autores defienden la utilidad de usar como referencia la percepción subjetiva de las personas sobre la evolución de sus habilidades cognitivas. Mucha gente no suele tener acceso a cribados, pruebas médicas o especialistas, sobre todo en fases tan tempranas de señales de deterioro cognitivo que con el paso de los años "elevan el riesgo de un diagnóstico de enfermedad de Alzheimer o demencia".
Es decir, se trata de una serie de señales que percibimos en nuestras competencias cognitivas. No equivalen a un diagnóstico medio. Pero son un indicador sencillo y barato de medir en amplias capas de la población.