Los 72 días en los que España ha bajado la incidencia de la covid en 650 puntos


La incidencia de España ha entrado en riesgo bajo tras caer más de 600 puntos desde el pico de la quinta ola
Los expertos consideran que "no es utópico pensar en llegar a cero muertes"
La última ola del coronavirus en España llegó a su punto álgido hace apenas dos meses. El 27 de julio la incidencia acumulada a 14 días tocó techo con 701 casos por 100.000 habitantes de media nacional, según las cifras del Ministerio de Sanidad. A partir de entonces la tendencia cambió. Después de 72 jornadas el indicador ha caído 650 puntos hasta los 50 actuales, que marcan el riesgo bajo, de acuerdo a los niveles aprobados en el Consejo Interterritorial.
El pico de la quinta ola estuvo precedido por una serie de acontecimientos. Entre ellos estuvieron los viajes de fin de curso a Mallorca, que derivaron en un macrobrote. Los contagios llegaron incluso a otros países de Europa como Países Bajos. Los jóvenes acumularon la mayoría de las infecciones. Fue por el aumento de los contactos sociales y, en parte, porque no estaban vacunados aún.
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La consecuencia directa fue una cadena de transmisión que llegó a los más vulnerables. En agosto, pasado el pico casos, los mayores de 80 años acumularon el 59% de las muertes, el equivalente a 739. A primera vista puede parecer un número elevado, pero es necesario analizar el contexto. Con un nivel de infecciones similar a las Navidades las vacunas evitaron miles de muertes. En esa tercera ola fallecieron más de 8.000 mayores de 80 años. La diferencia es notable teniendo en cuenta que los sueros no son 100% efectivos.
Herramientas que han doblegado la curva
"Sin duda alguna, lo que ha tenido más peso para reducir la incidencia en la quinta ola han sido las vacunas", explica el epidemiólogo del Instituto de Salud Global Quique Bassat a NIUS. El descenso en picado del indicador ha sido proporcional al ascenso de la curva de vacunados con pauta completa.
Para el 27 de julio, con 701 puntos de incidencia, estaba vacunada la mitad del país. Tuvo un gran efecto. A mediados de agosto había descendido en casi 300 unidades y se situaba en 415. La aceleración en la inoculación de los jóvenes ha sido importante porque "tenían actitudes de mayor riesgo y eran los más proclives a contagiarse".
El epidemiólogo Jeffrey Lazarus asegura que medidas como las mascarillas también han contribuido a reducir drásticamente los contagios: "Sobre todo en interiores como el transporte público y ocio". Pese a la mejoría, el Ministerio de Sanidad todavía no contempla eliminarlas. "Diría de quitarlas en enero, después de Reyes. En Navidad vamos a tener muchos viajes", añade.
Las autoridades están retirando paulatinamente las restricciones. La última gran decisión ha sido la eliminación de los aforos en varios territorios y en eventos deportivos multitudinarios al aire libre, que pueden volver a establecerlos. Antes de entrar en la nueva normalidad es importante completar la inyección de las dosis adicionales a inmunodeprimidos y mayores.
Bassat ubica el momento de quitar las mascarillas cuando haya una "incidencia por debajo de 10 o 20 puntos". Al ritmo de caída actual, que en la última semana ha sido de 1,3 puntos de media diaria, faltarían al menos 23 jornadas. Pero es una mera previsión, es imposible prever si parará antes o si subirá levemente en algún momento.
Disminución de las defunciones
Otro de los indicadores que ha mejorado notablemente es el de fallecimientos a causa del patógeno. De los más de 100 diarios en agosto han caído a menos de 50 a mediados de septiembre. "Siempre tendremos contagios entre los no vacunados, que estarán en riesgo de enfermar gravemente", subraya Bassat. Pese a lo apuntado cree que "no es utópico pensar en llegar a cero muertes". Incluso Lazarus sitúa dicho momento y espera que "el verano que viene no fallezca nadie por covid".