El caso de Audrey, la mujer a la que se le paró el corazón durante seis horas por hipotermia, no es el único en el mundo

La parada cardiaca de Audrey ha sido la más larga documentada en España, pero existen casos en el mundo más extremos que el suyo
El milagro de Audrey Mash, británica, de 34 años, no es nuevo. Durante seis horas su corazón estuvo parado por una hipotermia severa después de que una fortísima tormenta de nieve le sorprendiera, junto a su marido, en el Pirineo de Girona. Cuando un equipo de rescate llegó para trasladarla al Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, su temperatura era de 18 grados.
Una vez en el hospital, los facultativos sometieron a Audrey a un tratamiento de oxigenación con membrana extracorpórea para suplir la función del corazón y los pulmones y elevarle la temperatura hasta los 30 grados. De esta manera los facultativos consiguieron que su corazón volviese a latir tras aplicarle una pequeña descarga eléctrica mediante un defibrilador.
Once días después, Audrey salía del centro hospitalario sin ningún tipo de secuela neurológica. Su corazón latía, de nuevo, con normalidad.
Los médicos que la atendieron han explicado que la hipotermia que estuvo a punto de causar la muerte, a la vez, también la salvó, permitiendo que su organismo y, sobre todo, su cerebro, no se deteriorasen. "Si hubiera estado en paro cardiaco tanto tiempo con una temperatura corporal normal, habríamos certificado su muerte. Pero sabíamos que, con una hipotermia tan severa, tenía una oportunidad de sobrevivir gracias al tratamiento de oxigenación con membrana extracorpórea", han señalado los facultativos.
La parada cardiaca de Audrey ha sido la más larga documentada en España pero su caso no ha sido el más extremo registrado en el mundo. Así lo recoge un artículo de la revista Medicina Intensiva. La publicación asegura que la parada cardiaca más larga que ha existido nunca se prolongó durante ocho horas y 40 minutos. Y aun así, el paciente logró "una recuperación completa excepto un mínimo déficit de memoria semántica que no afectó a su vida ordinaria".
La misma revista asegura que la temperatura más baja documentada en una persona es de 13,7 grados. La sufrió un excursionista que cayó a "un barranco de agua helada, sufrió un paro cardiaco de 45 minutos y logró una recuperación neurológica completa".
Cada año, unos 275.000 europeos sufren una parada cardiaca. Su supervivencia depende de la calidad del tratamiento que reciben tanto en la reanimación antes de llegar al hospital como una vez ingresado en él.
Precisamente, uno de los tratamientos de eficacia probada es someter al paciente a una hipotermia terapéutica o, lo que es lo mismo, reducir su temperatura corporal hasta los 32-34 grados durante 12 a 24 horas, tal como se explica en un artículo de la Revista Española de Cardiología. Su principal efecto protector consiste en reducir la lesión cerebral general. Algo que, afortunadamente, le ocurrió a Audrey.