Ancianos de una residencia de Valencia celebran bailando "Guantanamera" la segunda dosis de la vacuna

Tras meses aislados en el interior de la residencia Ballesol, 14 ancianos han podido salir de nuevo a la calle
Ejercicio, baile, aplausos y cerveza para celebrar que el fin de la pandemia está más cerca
La residencia mantiene todavía fuertes restricciones porque “el peligro sigue existiendo hasta que no esté vacunada gran parte de la población”
Con lágrimas en los ojos, Filo no se lo puede creer. “Ha sido muy duro, muy difícil todo lo que hemos pasado”, explica. Ella y sus compañeros de la residencia Ballesol Gobernador Viejo de Valencia, han vuelto a pisar la calle después de permanecer aislados en el centro desde finales de agosto. “Echaba todo de menos. El sol, la gente, la vida”, relata Joaquín, en sus primeros minutos de libertad.
Una excursión de algo más de una hora para celebrar que el pasado 5 de febrero les inocularon la segunda dosis de la vacuna contra la Covid-19.
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Durante unos minutos, que han sabido a gloria, los ancianos han podido respirar de nuevo al aire libre y hacer ejercicio en el antiguo cauce del río Turia. Una explosión de sensaciones y sentimientos que ha desembocado en un baile al ritmo de guantanamera para celebrar que se acerca el fin de la pesadilla que están viviendo desde que se inició la pandemia. “Ha sido muy emocionante. Lo estamos pasando muy mal todos, los trabajadores, pero sobre todo nuestros ancianos, que desde que empezó la pandemia no han podido abrazar a sus hijos y solo han salido a la calle durante unas semanas en verano”, explica Fina Mínguez, directora de la residencia.
Un día especial que, a la vuelta al centro, han festejado con un aperitivo acompañado de refrescos y alguna cerveza.

Se mantienen las restricciones
De los 73 ancianos que se encuentran en la residencia, solo 14 han podido salir en esta primera excursión terapéutica, el resto lo harán en los próximos días. “Tenemos que ir con mucho cuidado. Solo pueden salir con el personal de la residencia que también están vacunados para eliminar cualquier riesgo de contagio”, señala la directora, que asegura que “el peligro sigue existiendo hasta que no esté vacunada gran parte de la población. No podemos relajarnos después de todo lo que hemos pasado”.
Por este motivo, los ancianos siguen encontrándose con sus familiares bajo estrictas medidas de seguridad, separados por una puerta en dos espacios diferentes. Unas restricciones, de las que solo se libran aquellos familiares que también han sido vacunados o que han superado la enfermedad y demuestran cuentan con anticuerpos. “En estos casos, se les permite acceder al centro, a un lugar donde pueden estar con los ancianos separados por un paraban. Además, también contamos con el “arco de los abrazos”, donde pueden tener contacto físico de forma segura”, explica Fina Mínguez.
11 días después de recibir la segunda dosis están a la espera de que Salud Pública acuda a la residencia para realizar un cribado que determine si los ancianos han generado los anticuerpos necesarios para combatir la Covid-19.
Una lucha que llevan librando desde el pasado mes de marzo y que, afortunadamente, no se ha cobrado ninguna víctima mortal en esta residencia, en la que desde que comenzó la pandemia, solo se ha registrado un brote con 7 ancianos contagiados, que superaron la enfermedad sin graves complicaciones.